Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Confirman tres procesamientos por matrimonios forzados en Suárez

Los padres de dos menores y el árbitro de fútbol Daniel Sandoval seguirán detenidos por trata de personas y corrupción y abuso de menores.

 

Daniel Sandoval tuvo una hija con M.L. Se mostraban como una familia normal.

   La Cámara Federal de Apelaciones de nuestra ciudad confirmó ayer el procesamiento de una pareja de Coronel Suárez, acusada de facilitar el matrimonio forzado de sus dos hijas menores, y dictó la misma medida contra Daniel Eduardo Sandoval, el "marido" de una de las chicas, en lo que se conoce como la causa Gitanos I, que trascendió a mediados de este año, cuando la Policía Federal evitó la entrega de la segunda joven.

   Los tres están presos -los padres no son identificados para preservar a las víctimas, a quienes se identifica como M.L. y J.L.- e imputados de los delitos de trata de personas agravado y corrupción y abuso sexual de menores, en calidad de partícipes necesarios o autores, según el caso.

   El terrible caso tomó gran estado público a partir de un informe que publicó La Nueva. a fines de agosto, bajo el título "Como una novela turca, pero a menos de 200 kilómetros de Bahía".

   Los tres acusados habían sido detenidos a fines de mayo, junto con Ramón Singer, un gitado apodado "El Rey" que habría actuado como mediador en la "negociación", aunque falleció por problemas cardíacos mientras se encontraba en la cárcel de Ezeiza.

   El fallo de la Cámara Federal, dictado por los jueces Pablo Esteban Larriera, Pablo Candisano Mera y Roberto Daniel Amábile, sostuvo la acusación del fiscal federal Horacio Azzolín.

   Las defensas de los procesados cuestionaban el "carácter abierto" de la orden de allanamiento y detención, con la intención de que se decrete la nulidad de lo actuado y también marcaron falencias investigativas.

   Sin embargo, los camaristas rechazaron esos argumentos. Explicaron que el procedimiento se ejecutó con el debido control de la jueza actuante y que, al menos para lo que se necesita en esta etapa, existe "sospecha razonable" y "convicción suficiente" para mantener a los sospechosos privados de la libertad.

   "Pretenden un grado de certeza y especificidad impropio de la etapa. En la instrucción se parte de un campo de ignorancia", explicó el doctor Larriera en la resolución a la que tuvo acceso este diario.

La fuerza testimonial

   Distintos testimonios, algunos de identidad reservada, así como informes telefónicos conforman el cuadro probatorio de los graves delitos.

   Lo que parecía una novela turca se registró en Coronel Suárez. Sandoval, conocido referí de fútbol de esa ciudad, conoció a M.L. cuando ella tenía 12 y él 46 y al año siguiente "se pusieron de novios". Hoy comparten una hija de 4 y hasta hace un tiempo tenían la apariencia de una familia normal, con fotos en las redes sociales de cumpleaños y vacaciones en la playa. 

   El caso salió a la luz tras una denuncia al teléfono 145 (Programa Nacional de Rescate de víctimas de trata) que alertaba que el mismo destino de M.L. estaba por correr su hermana J.L.

   Los padres de las víctimas firmaron un contrato con Sandoval y Singer como mediador e iban a cobrar 50 mil pesos y dos camionetas. Esto lo confirma un testigo de identidad reservada en la causa. "La entrega estaba pactada, en principio, para el 31 de mayo", agregó.

   En el caso de la mayor, se cree que su padre la "cedió" a cambio de que le instalaran una gomería, aunque esto no consta formalmente en el expediente.

   La prueba de cargo se basa en las declaraciones de asistentes sociales y psicólogas de Suárez. Una de ellas dijo que tomó conocimiento del caso por una denuncia de la exmujer de Sandoval, por amenazas de muerte y violencia contra ella y sus hijos.

   En ese marco se entrevistó con los padres de M.L. -ya estaba en pareja con el árbitro- y estos le confirmaron que la chica vivía en pareja con el hombre. 

   Una licenciada en psicología confirmó que los padres de la menor "siempre estuvieron de acuerdo con esa relación", debido a que "la situación económica de Sandoval es mejor que la de ellos". "Esperaban que M.L. no se pelee con Sandoval para que puedan tener acceso a cosas que ellos no podían tener".

   Dos trabajadoras sociales coincidieron en afirmar que los padres de M.L., desde que ella tenía 13, "fomentaron" la relación con el hombre, en tiempos que la menor "tenía una edad que requería contención, educación y cuidado". Dijeron que la propia chica les reconoció que "lo que le pasó" (por el embarazo) es porque sus padres no la cuidaron, "ya que ella se sentía una niña".

Pensó en el suicidio

   Otro testigo de identidad reservada ratificó que una situación similar se iba a producir con J.L., quien se mostró más resistente y permitió esclarecer el caso.

   Dijo que Sandoval le mandaba mensajes a J.L. y que la chica "se ponía muy mal" porque en el medio estaba su hermana. También confirmó que la madre mandaba a J.L. a limpiar la casa de Sandoval cuando el hombre estaba solo.

   "Ella (por J.L.) lo denunció (por acoso) y Sandoval llegó a ponerle un arma en la cabeza para que retire la denuncia", afirmó.

   Los padres, cuando el caso subió en intensidad, terminaron por reconocer ante testigos que cometieron "un error" con la venta de sus hijas.

   "Sandoval me acosa desde que tengo 11 años (…) recibí amenazas de él de toda clase, me tocaba por debajo de la mesa; él tiene mucho poder, tiene mucho dinero y maneja Coronel Suárez; llegué a querer quitarme la vida”, reconoció la más jóvenes de las víctimas ante las asistentes.

   La Cámara también tuvo en cuenta un informe de Telefónica de Argentina que identifica como de la familia Singer una línea telefónica usada para "la transacción".

   En consecuencia, consideraron que los indicios son "serios y contundentes" para confirmar el procesamiento de los tres y así lo hicieron.

Otro caso en Bahía

   Hace 15 días se produjo un operativo en la Estación Sud, que permitió rescatar a una chica gitana de 15, que iba a ser vendida para un matrimonio forzado.

   En ese caso intervino su padre -no gitano- a quien la chica contactó por Facebook, ya que no lo veía desde hacía 11 años.

   La Policía Federal, finalmente, detuvo a la madre, la abuela y el marido de ésta, todos integrantes de un grupo gitano que vive en la zona del barrio Don Bosco.

   Ahora la Fiscalía Federal investiga la posible existencia de una especie de organización delictiva para la venta de mujeres menores y la explotación de chicos por trabajo infantil.