Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Las velocidades máximas y el flagelo del peatón digital

Un especialista defendió los controles con radares e hizo hincapié en la necesidad de cuidar a quienes caminan, muchos de ellos distraídos por el uso de nuevas tecnologías.
Las velocidades máximas y el flagelo del peatón digital. La ciudad. La Nueva. Bahía Blanca

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

“Las velocidades máximas establecidas en las distintas vías de circulación tienen su razón de ser, incluso para la protección del peatón digital, considerado el nuevo flagelo de las calles”.

Esta fue la primera opinión del contador Felipe Yannaduoni, vicepresidente de CECAITRA (Cámara de Empresas de Control y Administración de Infracciones de Tránsito) sobre la polémica local por los límites permitidos en distintas vías.

La reciente instalación de radares que aplican fotomultas hizo más riguroso el control de las velocidades máximas (60 km/h en avenidas y 40 km/h en calles) y algunas vías habitualmente consideradas rápidas ahora cambiaron los parámetros. El caso emblemático es La Carrindanga, que al estar categorizada como camino y no como avenida solo admite 40 km/h.

Yannaduoni, a su vez Director de Proyectos en Seguridad Vial en la UTN, es uno de los responsables de la provisión y puesta en marcha del sistema de radares en nuestra ciudad, razón por la cual mantiene un contacto fluido con funcionarios municipales y del Juzgado de Faltas a fin de ir evaluando resultados de este esquema.

El profesional recordó que los límites son establecidos por leyes nacionales y provinciales, a partir de criterios sustentados por organismos viales.

“Existen casos muy aislados donde se ha aceptado incrementar esos valores, por ejemplo en tramos de avenidas muy seguras, sin cruces o con parques a ambos lados, donde se ha pasado de 60 a 70 km/h”, dijo al tiempo de asegurar que marchar a 40 km/h es “prudencial, aconsejable y razonable”.

Es aquí donde planteó el concepto de “peatón digital”, consecuencia directa de estos tiempos tecnológicos.

“En ciudades grandes, como Bahía Blanca, el nuevo flagelo es este tipo de peatón, que viene hablando por celular, escribiendo en su tablet o escuchando música en su mp3. Esa actitud lo lleva a cruzar sin prestar la debida atención y, en calles con poco margen de maniobra para el vehículo, corre un riesgo enorme”, refirió.

Yannaduoni no tiene dudas acerca de los resultados favorables de los controles mediante radares. Señaló para eso dos ejemplos emblemáticos: la reducción a cero de la cantidad de accidentes de muerte en la ruta 2 –-entre Buenos Aires y Mar del Plata-- desde su radarización, cuatro años atrás, y la baja total de accidentes en la autopista Illia en Retiro, a la altura de la Villa 31. “Todos los siniestros se generaban por exceso de velocidad. A partir de los radares no hubo más”, aseguró.

Mencionó, por último, que la implementación de las infracciones a partir de los radares debe ser “paulatina”, con una etapa educativa y de concientización, y una adecuada señalización que dé cuenta del operativo. “Ya no se recurre al auto escondido atrás de un árbol”, refirió.