Bahía Blanca | Sabado, 18 de mayo

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“Si el Indio suspendía el recital, podría haber sido peor”, dijo un suarense

Refirió que pasaron de la euforia de estar en El Pogo más Grande del Mundo, a escapar del predio del recital a través de una valla rota y un campo poco iluminado.
Fotos: Agencia Coronel Suárez

   “Había salidas cerradas; tuvimos que esperar más de una hora para poder salir. Como no había señal de celular, la gente se perdía y no podía comunicarse con sus conocidos. En un lugar habían roto una valla y por ahí pudimos salir, pasando por un campo poco iluminado, siguiendo a una marea de gente que caminaba sin mucho rumbo”.

   Las palabras del conocido chef suarense Mauro Dewald bien definen la vivencia que tuvieron tanto él como cuatro amigos, en la noche del sábado en el recital del Indio Solari en Olavarría, donde murieron dos personas y todavía muchas permanecen desaparecidas: si bien la llegada y el ambiente que se vivía en el lugar eran los mejores, conforme se llevaba a cabo el recital la experiencia no terminaría siendo tan gratificante.

   “Llegamos temprano y cerca de la hora del recital no cabía un alfiler; todo el lugar estaba ganado por la gente. Eso sí: después que el Indio cortara la música en los primeros temas y pidiera que retiraran a los borrachos, el recital fue muy tranquilo; parecía que no quería hacer explotar a la gente”, recuerda.

   Según explicó, durante el recital “no te podías mover; solo saltar en el lugar”. Y eso, explica, también era una complicación los representantes de Defensa Civil que, debido a la cantidad de gente que había, no podían llegar hasta los que se descomponían.

   “Cualquier acción era imposible; me parece que fue poco lo que terminó pasando para la cantidad de gente que había. Además, si el Indio suspendía el recital, podría haber sido peor; había fanáticos que lo insultaban en forma cada vez más violenta cuando cortaba la música”, recuerda.

   Por su parte, Miguel López, otro suarense que participó del recital, contó que en un momento en que él y otros amigos se cayeron producto de los empujones, inmediatamente se armó un círculo de protección entre los mismos asistentes para que se pudieran incorporar.

   Ambos coinciden en que las entradas estaban poco señalizadas y que era imposible entrar por una puerta establecida, ya que la gente “te llevaba para otro lado”. Incluso, les habían avisado de no pararse cerca del escenario, porque al haber tantas personas podían sufrir heridas al momento del pogo.

Increíble

   Más allá de los sucesos conocidos, Dewald señaló que la experiencia fue “increíble, con más de 300.000 personas en un ciudad que se vio desbordada con la cantidad de gente”.

   “Había carpas en las veredas, asados en la calle y gente de todas las clases sociales: desde el que llegaba con un auto de alta gama ploteado con la imagen del Indio, hasta el que vino a dedo desde Ushuaia”, dijo.

   “Fuimos al lugar del recital cerca de las 5 de la tarde; hasta ese momento no había miedo en la comunidad”, agrega. (Agencia Coronel Suárez)