Ingeniero White en colores: cuando lo artificial genera vida
Con los cuidados del caso, la Inteligencia Artificial logra que se pueda espiar el pasado con el aporte del color, que era parte de una realidad que la técnica fotográfica de la época no era capaz de reflejar.
Entre los avances que ha tenido en los últimos tiempos la Inteligencia Artificial (IA) se cuenta el de haber perfeccionado de manera asombrosa el coloreado de fotos que originalmente son en blanco y negro.
En particular el programa Gemini, desarrollado por Google, ha generado un verdadero impacto en ese campo, no ya “coloreando” las imagenes sino transformándolas en una fotografía color, con una gran nitidez y una enorme capacidad para recuperar detalles que muchas veces en fotografías de mala calidad –por caso publicadas en diarios de época—se pierden o no se alcanzan a notar.
El programa hace una interpretación probabilística (no histórica) de la fotografía, con lo cual es posible que ciertos colores no sean los originales. Sin embargo, en muchos casos esos detalles no tienen demasiado impacto en el espíritu de la foto y, por el contrario, permiten entender que ese pasado no era en realidad en dos tonos sino que tenía colores y contrastes, una apreciación completamente distinta de aquella realidad.
Por eso resulta interesante siempre mostrar también la fotografía original y señalar la condición del coloreado, el cual admite las dos definiciones dadas por el diccionario para esa calidad, que ha sido “hecho por la mano o arte del hombre” y que lo que genera es “no natural”.
Con las aclaraciones del caso, lo que sigue es una muestra de cómo eran algunos edificios y lugares de Ingeniero White, tomando fotografías del centenario (1928) y recreadas por la IA, a pocos años del bicentenario.
PD.: No intenten buscar alguno de estos edificios en la actualidad. Han dejado de existir. De allí el valor de estas fotografías, la posibilidad de reflejar “el estar aquí de lo que ya no está”.
En los mapas del cielo el Sol siempre es amarillo
Una típica vivienda de Ingeniero White, estructura de madera, revestimiento de chapa, propia de las localidades ferro-portuarias sobre se imponía una estética industrial y un sistema prefabricado.
Farmacia Británica, de Valentín Morán, en calle Siches 224. Un negocio que sigue en funcionamiento, aunque no con las mismas características edilicias.
Gran tienda Los Hermanos, en Elsegood y Siches. Fundada en 1904. Ropería, Mercería, Zapatería de Bargueño Hnos. La IA agregó más personas en relación a la foto original y sumó un vehículo. Lo interesante es que lo hace respetando la ambientación de época. El color permite advertir molduras, la presencia de una marquesina en esquina y otros detalles que la foto original no.
Piso de pinotea, paredes de madera y chapa. El billar como gran propuesta de entretenimiento. Café bar Sportsman, de Bugarini Hnos. Licores y bebidas legítimas y hasta la actuación de una orquesta típica. Guillermo Torres 176. El teléfono para reservas, simple de recordar: 6.
Típico mostrador de época. Madera, las bebidas como escenografía, piso de pinotea.
Bar Internacional, ed Nicolás Kirch. El hombre llegó al puerto en 1905 y luego de trabajar durane años en los muelles abrió su propio comercio. Ubicado en Siches 140 ofrecía café express y chopp además de bebidas finas y juego de billar.
Farmacia del Pueblo de Miguel Roassio, en Elsegood y Mascarello. Drogas, perfumería, sueros y vacunas. Diversidad en la oferta.
Almacén del Pacífico, frente a la estación Garro, de Victoriano Rodríguez, fundado en 1905. Almacén y Ferretería. De todo un poco en una construcción que evoca las obras del viejo oeste norteamericano, elevada la construcción del piso para cuando el agua de mar gane las calles.
Final
Una manera distinta de recorrer el pasado, de reconocer una arquitectura maravillosa, una variedad de comercios que respondía al intenso movimiento de buques provenientes de todo el mundo que estaban a veces por semanas en el puerto y cuyos tripulantes convertían a Ingeniero White en la más cosmopolitas de las poblaciones.