Bahía Blanca | Domingo, 28 de septiembre

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La uberización de los tiempos

Los avances de servicios y tecnológicos de estos tiempos abren vacíos legales de altísima complejidad.

La palabra no figura en el diccionario, pero todos saben que significa: se refiere al modelo Uber, una aplicación móvil destinada a conectar pasajeros con conductores particulares.

Es un fenómeno de los tiempos modernos, que avanza a pasos gigantescos, cada día, que abarca a muchos rubros y ha abierto un conjunto de huecos legales en todo el mundo.

Son prácticas derivadas de los cambios tecnológicos, alternativas a las tradicionales, prácticas, accesibles, simples y efectivas, que generan transformaciones a nivel social, económico y jurídico.

Por supuesto que sacan provecho del vacío legal que tiene una actividad que sale casi de la nada y que quienes deben legislar sobre el tema no tengan las herramientas necesarias para intervenir.

Son prestaciones que generan trabajos flexibles, a demanda, sin relación laboral tradicional y en competencia directa con sectores regulados que se ven afectados.

En el caso de Uber, por caso, al ofrecer mayor disponibilidad, incluso en horarios y zonas donde era difícil conseguirlos, al usar algoritmos que mejoran la eficiencia y reducen los tiempos de espera, con geolocalización y calificación.

Todo acompañado por su uso por parte de las nuevas generaciones que sacan rédito de un sistema que manejan con facilidad.

En nuestra ciudad se destaca la protesta de los taxistas, que piden una ordenanza que reglamente el funcionamiento de estas aplicaciones.

En Europa, han dictaminado que los conductores son empleados de la plataforma mientras que en Estados Unidos los reconocen como independientes. También existen regulaciones híbridas que exigen seguros, aportes y permisos, pero sin equiparar al empleo formal.

En la Argentina la legislación no ha respondido con la agilidad necesaria frente a la aparición de estos servicios que ocupan una suerte de “zona gris” que derivó en conflictos judiciales y todavía persiste.

Las adecuaciones legales resultan siempre más lentas que cualquier la innovación tecnológica, que surge, se impone, se mejora, se acepta, establece y arrasa.

Es parte de una realidad de suma complejidad que cada vez que encuentra una respuesta vuelve a cambiar las preguntas, una y otra vez.