El sueño de independizarse, cada vez más lejos
En Bahía Blanca, el alquiler de un monoambiente ronda los $ 300.000. A esto, se le suman otros gastos que complejizan la situación de los jóvenes.
Periodista, próxima a licenciarse en Comunicación. Forma parte del equipo de redacción de La Nueva desde 2022, donde cubre eventos locales, regionales y nacionales, generando contenido para las ediciones impresa y digital.
Dar el salto hacia la independencia sigue siendo una meta difícil de alcanzar para muchos jóvenes. El costo de alquilar un departamento representa una barrera significativa, y no solo por el precio mensual, sino también por los gastos iniciales que implica mudarse.
Depósitos y garantías son solo algunos de los ítems que encarecen aún más el proceso.
A esto se suman factores adicionales que pueden hacer crecer la cifra: optar por una propiedad con cochera o pileta, comprar muebles de mayor calidad o incluso asumir los costos de un seguro.
Y una vez instalado, el inquilino deberá afrontar mes a mes el pago de expensas y servicios, elevando aún más la carga económica.
Alquilar, un desafío cada vez más caro
Hoy en día, alquilar un monoambiente en Bahía Blanca cuesta alrededor de $ 300.000 mensuales, mientras que un departamento de un dormitorio ronda los $ 500.000, dependiendo de la zona.
"Para mudarte tenés que tener un trabajo estable y una fuente de ingresos que permita afrontar esos gastos. Si lo tenés, no hay que tener miedo", remarcaron desde una reconocida inmobiliaria local.
Sin embargo, más allá del alquiler, hay otros costos que complejizan aún más la ecuación. "No solo aumentaron los alquileres, sino también las expensas y los servicios. A esto hay que sumarle la comida y los gastos personales, como el transporte", explicaron a La Nueva.
El equipamiento del hogar, otro gasto a considerar
Para quienes se independizan, amueblar y equipar un departamento implica una inversión que, si bien se haría por única vez, es considerable.
En los comercios locales, un juego de mesa con cuatro sillas cuesta alrededor de $ 400.000, un sommier de dos plazas $ 400.000, una heladera $ 800.000, un lavarropas $ 400.000 y un televisor de 43 pulgadas, $ 500.000.
Hasta los elementos más básicos tienen un impacto en el presupuesto: un juego de ollas ronda los $ 100.000, los cubiertos $ 50.000 y una vajilla completa, $ 40.000. Lógicamente, estos precios pueden variar según la calidad elegida.
A esto se le agregan los servicios básicos. El costo de internet, cable y telefonía varía según si se contrata un paquete combinado o cada servicio por separado. El acceso a internet requiere un abono mensual de al menos $ 30.000. Un servicio de cable básico tiene un costo aproximado de $ 20.000. Mientras que la telefonía móvil, con un plan prepago de 4 GB, cuesta entre $ 15.000 y $ 20.000, según los descuentos disponibles.
En tanto, la luz, el gas y el agua son gastos variables que dependen del consumo y de la zona donde se ubique el departamento… pero también suma.
Cómo hacer que la independencia sea viable
Desde la inmobiliaria recomendaron no desalentarse frente a la burocracia y los costos iniciales. "Es normal sentirse abrumado, pero no hay que tener miedo", sostuvieron.
A pesar de los desafíos, la demanda de alquileres en la ciudad sigue siendo alta, con un 70 % de inquilinos jóvenes. Esto se debe, en gran parte, a la presencia de estudiantes que llegan a la ciudad para cursar en la Universidad Nacional del Sur (UNS), la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y otras instituciones.
Las zonas más buscadas son el centro y el barrio Universitario, aunque los precios en estas áreas tienden a ser más elevados. También influye el estado del inmueble: las propiedades más nuevas suelen tener costos más altos, y quienes requieren cochera en el centro deben afrontar un gasto adicional considerable.
Ante este panorama, compartir departamento se presenta como una solución frecuente. Dividir los gastos con amigos, compañeros o una pareja permite reducir el impacto financiero y facilita la posibilidad de independizarse sin comprometer demasiado la economía personal.
"Se ven muchas parejas que se mudan porque el gasto se hace mucho más leve cuando compartís", manifestaron desde la inmobiliaria.
Sin embargo, la principal traba sigue siendo la relación entre los salarios y el costo del alquiler. "El porcentaje del sueldo que se destina a la vivienda es muy alto", advirtieron.
La precarización laboral, el empleo en negro y la falta de oportunidades en ciertos sectores hacen que lograr un ingreso suficiente para vivir solo sea un objetivo difícil de cumplir.
"La realidad es que es complicado en cuanto a valores, pero también hay mucha más oferta", concluyeron.
Es así que para muchos jóvenes, dejar la casa de mamá y papá sigue siendo un anhelo que, más allá de estrés emocional, demanda planificación, esfuerzo y, sobre todo, una economía bien ajustada.