Bahía Blanca | Viernes, 26 de septiembre

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Día Mundial de la Anticoncepción: avances, deudas y prejuicios a derribar

Los datos muestran que la mitad de los embarazos en el mundo no son planificados. En Argentina, persisten brechas de acceso, mitos y desigualdades.

Cada año se producen 121 millones de embarazos no intencionales en el mundo

Cada 26 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Anticoncepción, una fecha que busca visibilizar el derecho de todas las personas a acceder a información clara, libre de prejuicios y a métodos seguros para decidir sobre su salud sexual y reproductiva.

El desafío es enorme: Naciones Unidas estima que la mitad de los embarazos a nivel global no son intencionales.

El panorama en Argentina

Nuestro país refleja avances, pero también brechas preocupantes.

De acuerdo con datos de AHF Argentina, solo el 17 % de adolescentes y jóvenes usa preservativo en todas sus relaciones sexuales. En contraste, un estudio de CEDES reveló que el 78 % de las mujeres de entre 15 y 49 años utiliza algún método anticonceptivo.

La desigualdad de acceso, la persistencia de mitos y las limitaciones en la educación sexual integral explican buena parte de estas diferencias.

La realidad de las niñas y adolescentes expone la urgencia: cada año se registran más de 70 mil nacimientos en este grupo, y el 70 % corresponde a embarazos no intencionales.

A los obstáculos de acceso se suman factores como violencia sexual, coerción reproductiva y desigualdades de género que ponen en evidencia que la anticoncepción no puede reducirse a la entrega de métodos, sino que requiere políticas públicas sostenidas.

El contexto global

El problema trasciende fronteras. La Organización Mundial de la Salud calcula que de casi 1.9 mil millones de mujeres en edad reproductiva, 874 millones utilizan métodos anticonceptivos modernos, mientras que 164 millones tienen necesidades insatisfechas en planificación familiar.

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, cada año se producen 121 millones de embarazos no intencionales en el mundo. El 60 % termina en aborto, y casi la mitad de estos procedimientos se realiza en condiciones inseguras, responsables del 13 % de las muertes maternas.

Prejuicios y mitos que aún pesan

Uno de los principales obstáculos es cultural. Persisten creencias erróneas como que los anticonceptivos hormonales o el DIU causan infertilidad, que el preservativo no es necesario si se usa otro método, que las pastillas engordan o que la anticoncepción de emergencia es abortiva.

Todas carecen de sustento científico, pero continúan circulando y afectan la toma de decisiones informadas.

La educación sexual integral aparece como herramienta clave para derribar prejuicios y garantizar igualdad de oportunidades. Y no debe limitarse a la adolescencia: los especialistas subrayan que también las personas adultas y mayores necesitan información y acompañamiento.

De hecho, en este grupo etario crece la incidencia de infecciones de transmisión sexual. La falsa idea de que después de la menopausia o la andropausia no existen riesgos lleva a descuidos en el uso del preservativo. Más del 60 % de los adultos mayores en Argentina nunca se realizó un test de VIH, lo que evidencia una dimensión de la salud sexual históricamente invisibilizada.

Una mirada integral

La anticoncepción es más que prevención del embarazo: implica salud integral, autonomía y calidad de vida.

El acceso desigual a métodos y a información confiable refleja que las barreras no se explican solo por la falta de insumos, sino también por servicios de salud insuficientes, normas sociales que limitan la autonomía de las mujeres, violencia de género y pobreza.

En Argentina, la sanción de la Ley 27.610 de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo y Atención Posaborto marcó un hito en materia de derechos reproductivos. Pero garantizar su aplicación y ampliar las estrategias de prevención sigue siendo un desafío impostergable.

El Día Mundial de la Anticoncepción es un recordatorio de que no alcanza con repartir métodos: se trata de asegurar educación, acompañamiento y un sistema de salud que responda a todas las edades.

En un país donde apenas 1 de cada 6 jóvenes usa preservativo de forma constante y donde más de 70 mil embarazos adolescentes se registran cada año, las deudas son evidentes. (Infobae)