Bahía Blanca | Viernes, 05 de diciembre

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El inmenso guardián que vigila hace un siglo las costas de Villarino y Bahía Blanca

El faro El Rincón está ubicado en la Península Verde, sobre el mar Argentino, a unos 80 kilómetros de Mayor Buratovich. Fue puesto en funcionamiento el 4 de febrero de 1925.

Fotos: Municipalidad de Villarino

El gigante se yergue inmenso y silencioso, a unos pocos metros de la costa de Villarino, resaltando entre los médanos de la playa. Sus franjas horizontales blancas y negras, rematadas por una pasarela y la linterna en su parte superior, a la que se accede después de subir casi 300 escalones, dan una forma inconfundible a su figura. A sus pies, un par de construcciones rodeadas de una pared de tamariscos, con la arena y el mar como límites, terminan siendo la única compañía con que cuenta desde hace más de un siglo.

Cada tanto, su único ojo lanza una advertencia a seres perdidos o faltos de atención: cuidado, la tierra está cerca. Así lo ha hecho en los últimos 100 años y lo continuará haciendo quién sabe cuántos más, más allá de nuevas tecnologías y geoposicionamientos satelitales. Después de todo, para el hombre de mar, su luz termina siendo una estrella más en el firmamento nocturno.

Así es como, en forma continua y sin descanso, vela por las costas de Villarino, además de las de Bahía Blanca, Coronel Rosales y la Base Naval Puerto Belgrano, advirtiendo a navegantes extraviados, despistados e incautos sobre la proximidad de la tierra.

Puesto a funcionar el 4 de febrero de 1925, el Faro El Rincón se eleva a unos 65 metros sobre el nivel del mar en el sector conocido como Península Verde, a unos 70 kilómetros al noreste de Mayor Buratovich, indicando la presencia del canal de acceso de los puertos de nuestra zona.

Este emblemático guardián del mar está ubicado sobre un terreno de 4 hectáreas, que fuera cedido en su momento por Adolfo Luro al ministerio de Marina de la Nación.

Su estructura consta de una imponente, sólida y elegante torre troncocónica de mampostería con franjas blancas y negras. Una puerta de hierro da acceso a su interior, donde una escalera caracol que consta de 294 escalones conduce hasta su cúspide, alcanzando así una altura total de 62 metros y una elevación sobre el nivel del mar de 64,5 metros. Esto lo convierte en uno de los faros de concreto más altos en todo el mundo.

En este siglo de vida recientemente cumplido, el sistema lumínico con el que hace notar su presencia y la de tierra firme, ha evolucionado conforme ha avanzado la tecnología. En esos primeros días de 1925 comenzó funcionando alimentado con petróleo; posteriormente incorporó un sistema basado en el uso de gas acetileno, mientras que durante el año 1980 se terminó adoptando un sistema de energía eléctrica autónoma.

En la actualidad cuenta con un sistema fotovoltaico autónomo. Además, su equipo luminoso giratorio fue reemplazado por un sistema fijo, que tiene un alcance de 29,1 millas náuticas, lo que equivale a unos 54 kilómetros.

La estructura fue construida de acuerdo a un proyecto presentado por el Servicio Hidrográfico y posteriormente aprobado por la Armada. La empresa contratada para erigirlo fue Dyckerhoff y Windmann SA, que construyó en ese lugar la original torre-faro y una casa habitación.

Los trabajos comenzaron el 22 de enero de 1925, con el montaje de la garita y el aparato óptico, para finalizar el 3 de febrero siguiente, día en que se realizó la primera prueba del aparato óptico, que funcionó correctamente. Por ello, de acuerdo a instrucciones recibidas desde la superioridad, se libró al servicio público “sin observar durante toda la noche de su funcionamiento, ninguna irregularidad”.

Su nombre sería impuesto por el ministerio de Marina, a través de varios expedientes. En los oficios del 23 de febrero y del 16 de marzo de 1925 se lee: "Vuelva a la Dirección General de Navegación y Comunicaciones, para que al cabo y faro se los denomine El Rincón”, se explica desde el Servicio de Hidrografía Naval.

“A lo largo de su historia, el Faro de Villarino ha sido fundamental para la navegación en la región y su centenario representa un fiel testimonio del trabajo incansable de quienes han velado por su funcionamiento”, se indicó desde la comuna.

⁣En ese sentido, se explicó que su figura y su luz no constituyen “solo una guía para los navegantes, sino que también es un testigo del tiempo, de historias y desafíos”.

Justamente, al cumplirse un siglo de su puesta en funcionamiento, el último domingo se desarrolló una suerte de festejo en el predio en el cual está ubicado el faro.

En esta fecha histórica, como se denominó, desde la comuna se reafirmó el compromiso que tiene el distrito con la preservación de su patrimonio histórico y el reconocimiento al esfuerzo colectivo que ha mantenido en funcionamiento el faro, considerado vital para la seguridad marítima y la identidad local.

Durante el acto, que fue encabezado por el intendente Carlos Bevilacqua, se entonaron las estrofas del Himno Nacional y se llevó a cabo un minuto de silencio en homenaje a todos quienes han trabajado para mantener operativo el faro durante más de un siglo. ⁣

A continuación, el Capitán de Corbeta Augusto Amaya, de la Armada Argentina, destacó la importancia del faro como emblema no solo de seguridad, sino también de perseverancia y colaboración entre civiles y militares.

“Este faro es parte de nuestra historia, parte de la Armada Argentina. Sin el constante apoyo de la comunidad y la municipalidad de Villarino, esto no sería posible”, expresó.

Además, resaltó el significado personal que tiene el faro para los marinos.

“Ver este faro significaba que estaba a solo horas de llegar a casa”, comentó.

Por su parte, Bevilacqua hizo especial hincapié en la trascendencia y la importancia de mantener viva la historia del Faro El Rincón, al tiempo que recordó con especial cariño a aquellos que tienen vínculos familiares con los primeros años del faro.
“Es un honor estar aquí para rendir homenaje a todos los que han dado su vida por este faro y por nuestra patria”, afirmó.

Asimismo, durante la jornada se llevó a cabo un cálido reconocimiento a excombatientes de Malvinas y personal de Gendarmería Nacional.


En pocas palabras

El faro El Rincón está ubicado en Isla Verde, en Villarino, en un sitio que durante las mareas altas de tormentas se convierte en una isla, en un punto de difícil acceso. Esta cuenta con unos 25 kilómetros de largo máximo -sentido noroeste-sudeste- y un ancho de 7 kilómetros.

Para llegar a él es necesario seguir un camino normalmente cerrado, ya que atraviesa campos y estancias privadas que se encuentran en la zona.

La construcción es una estructura de hormigón armado y se encuentra entre las más altas del mundo de este material, con 62 metros. Está pintado de negro y blanco.

La mayoría de los faros en nuestro país fue construida por dos empresas: la alemana Dyckerhoff & Widmann, encargada de los de hormigón, y la francesa Barbier, Bénard y Turenne, hacedora de la Torre Eiffel, que aquí emplazó los faros de hierro que tienen una apariencia muy similar a la del emblema parisino.

La Península Verde es un accidente geográfico costero ubicado en el partido de Villarino, y es de difícil acceso. En ocasiones, cuando la marea sube en demasía, la península se convierte en una isla.