Bahía Blanca | Domingo, 05 de octubre

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Vegetarianismo infantil: planificar para no comprometer la salud

El aumento de dietas basadas en plantas, sin respaldo profesional, puede derivar en déficits clave para su crecimiento y desarrollo. La palabra de una nutricionista bahiense.

Fotos: Emmanuel Briane y Rodrigo García-La Nueva.

En los últimos años, la adopción de dietas basadas en plantas creció de manera significativa, impulsada por la conciencia sobre el bienestar animal, el medio ambiente y la salud. Cada vez más familias deciden que sus hijos sigan un régimen vegetariano o vegano desde temprana edad, convencidos de que se trata de una opción ética y saludable. Pero cuando estas dietas no se planifican de manera adecuada, pueden acarrear consecuencias serias en el desarrollo infantil.

"El veganismo y el vegetarianismo no son dietas peligrosas por sí mismas, pero pueden presentar riesgos significativos si no se atienden las necesidades nutricionales esenciales para el crecimiento y desarrollo de los niños", explicó la nutricionista Mariela Storniolo (MN 8703 - MP 3633).

La especialista bahiense advirtió que "si la dieta no está bien planificada y controlada, o si los padres nunca consideraron oportuno hacer una consulta, pueden aparecer déficits de vitaminas, descenso de peso, estancamiento en la talla —es decir, falta de crecimiento en altura— y retrasos en la adquisición de ciertas habilidades".

Las motivaciones detrás de este tipo de alimentación son diversas: religión, cuidado ambiental, defensa animal o razones de salud. Sin embargo, uno de los principales problemas que señala Storniolo es la proliferación de información poco confiable.

"Cuando los padres o cuidadores no saben muy bien qué hacer con respecto a la alimentación, terminan guiándose por las preferencias de los niños (que muchas veces no son las más saludables), o por lo que escuchan o ven en redes sociales. Allí hay información errónea o recomendaciones de famosos, que no son profesionales y que, en muchos casos, reciben pagos de marcas de alimentos procesados que resultan perjudiciales para la salud", profundizó en diálogo con La Nueva.

La nutricionista Mariela Storniolo

Nutrientes clave que no deben faltar

A diferencia de las dietas convencionales, las basadas en plantas carecen de nutrientes esenciales que son fundamentales para el desarrollo físico y cognitivo infantil. Entre ellos se destacan:

• Vitamina B12: presente exclusivamente en alimentos de origen animal. Su déficit puede generar daños neurológicos irreversibles.

• Hierro: el vegetal se absorbe con menor eficiencia que el de la carne, lo que puede derivar en anemia.

• Calcio: vital para huesos y dientes, suele escasear si no se consumen lácteos o alternativas fortificadas.

• Zinc y ácidos grasos omega-3: esenciales para la función inmunológica y el desarrollo cerebral.

"Siempre que las familias decidan llevar adelante una alimentación vegetariana o vegana, o noten que el niño rechaza alimentos, que su dieta incluye menos de 15 variedades, o que presenta algún comportamiento extraño con la comida, es oportuno consultar con una nutricionista", recomendó.

La especialista también aconsejó instancias claves para realizar controles: "Una buena forma de prevenir deficiencias —o simplemente informarse sobre cómo deben alimentarse los niños— es hacer una consulta a los 6 meses, cuando empiezan a incorporar alimentos sólidos; a los 6 años, al iniciar la escuela; y a los 12, al comienzo de la adolescencia".

Los efectos de las deficiencias nutricionales no siempre son inmediatos y pueden pasar inadvertidos por un tiempo. Por eso, la supervisión médica y nutricional resulta fundamental.

"En la infancia es posible llevar adelante una alimentación vegetariana o vegana, siempre y cuando esté suplementada y supervisada. Si la controla un nutricionista, no hay ningún inconveniente en realizar este tipo de dieta", afirmó la especialista.

En conclusión, una dieta vegetariana o vegana en la infancia puede sostenerse de manera saludable, pero exige una planificación rigurosa, controles médicos periódicos y, en muchos casos, suplementación específica. Sin la supervisión de profesionales de la salud, los riesgos superan a los beneficios y pueden comprometer etapas clave del crecimiento.