Bahía Blanca | Sabado, 04 de octubre

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Los primeros cines

Apenas despuntaba el siglo y el cine se posicionaba como el entretenimiento más celebrado en la ciudad

Hace 100 años, en octubre de 1925, la ciudad ofrecía una interesante propuesta cinematográfica, con salas que renovaban cada día su cartelera con una variedad notable de películas, noticieros, documentales y cortos.

Las primeras proyecciones de cine en la ciudad tuvieron lugar apenas despuntaba el siglo XX, películas cortas, en blanco y negro y sin sonido, condiciones que lejos de quitar atractivo a la propuesta resultaban más que suficiente para trabajar siempre “a sala llena”.

Los cines no contaban todavía con las grandes salas que modificarían la estética de esos espacios, ambientandolos como hoteles, con atractivos halles de espera, cómodas butacas pullman, diseños art decó y poco a poco importantes avances en materia de calidad.

La sala más importante de hace un siglo desde lo edilicio era la del Palace Theatre, de Brown 162, que más tarde sería el cine Astral, propiedad del empresario Max Glucksmann. Una cartelera de época ofrecía el estreno cómico En el momento oportuno, con Geo O’Hara, dos noticieros de la Pathé Journal, y el notable éxito de la Paramount La Proscripta, con Eisle Ferguson, proyectada en 7 actos (así organizada la proyección por el cambio de rollos que debía hacerse).

Otra clásico era el Cine Bar La Marina, de Chiclana 228, un salón con mesas y sillas, cancha de bochas y de paleta. En Ronda, a las 18, y Noche, a las 21, anunciaba la superproducción Bajo el manto rojo, en 14 actos, un film que costó 1,5 millones de dólares, con la vida del cardenal Richeliu.

En San Martín y Lavalle estaba el Cine Bar Royal, que ofrecía Mi muñeca, estreno cómico en tres actos, y la comedia dramática Inocencia peligrosa, con la bella Laura La Plante, y Retribución, drama en cinco actos, con Gladys Brockwell.

Cine mudo, mirado mientras se tomaba un aperitivo, en blanco y negro y con un pianista acompañando la acción. El séptimo arte en pañales.