Bahía Blanca | Sabado, 04 de octubre

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La trampa del "boom" salarial en negro: ¿mejores ingresos a cambio de menos derechos?

En un escenario económico complejo, los últimos datos oficiales sobre salarios revelan una profunda y preocupante paradoja.

Un extraordinario aumento del 57,9% en los sueldos del sector informal impulsa el promedio salarial general por encima de la inflación.

Sin embargo, este dato estadístico oculta la dura realidad de los trabajadores registrados, que pierden poder de compra, y enmascara la creciente precarización del mercado laboral.

En un escenario económico complejo, los últimos datos oficiales sobre salarios revelan una profunda y preocupante paradoja. Mientras el índice general de salarios acumuló una suba del 23,7% en los primeros siete meses de 2025, superando la inflación del 17,3% del mismo período, esta cifra esconde una verdad incómoda: la mejora está impulsada casi en su totalidad por el trabajo informal.

El dato más llamativo del informe del INDEC es el impresionante salto del 57,9% acumulado por los salarios del sector privado no registrado, un aumento muy por encima de la inflación y del resto de los segmentos laborales.

Este fenómeno tiene un efecto estadístico directo: eleva el promedio general y proyecta una imagen de recuperación que no se condice con la realidad de la mayoría de los trabajadores formales.

Mientras tanto, quienes cuentan con un empleo registrado, tanto en el sector público como en el privado, ven cómo sus ingresos se deterioran. Los trabajadores del sector privado formal acumularon un aumento de apenas el 16,2%, quedando por debajo de la inflación del 17,3%.

El sector público, con un avance del 19,1%, tampoco logró empatarle a los precios. En resumen, los trabajadores con estabilidad, aportes jubilatorios y cobertura social perdieron poder adquisitivo y vieron caer su capacidad de compra en alimentos, servicios y bienes de consumo.

Esta situación genera lo que se puede denominar "la trampa de la informalidad". Por un lado, se registra un aumento salarial récord en el sector no registrado, que estadísticamente parece una buena noticia.

Sin embargo, este "boom" se da en un contexto de absoluta precariedad. Estos ingresos son volátiles, no tienen garantía de continuidad y sus trabajadores carecen de derechos laborales básicos, como vacaciones pagas, aguinaldo o cobertura de salud. La preocupación por la precarización laboral se refuerza, ya que estos trabajadores son especialmente vulnerables a futuros shocks económicos.

La paradoja es clara: mientras los indicadores oficiales informan un promedio que parece menos negativo, los trabajadores formales sienten en sus bolsillos el deterioro real de su poder de compra.

Al mismo tiempo, el supuesto alivio en el sector informal no implica una mejora genuina en la calidad de vida, sino que consolida un modelo laboral inestable y sin protecciones.

Así, el motor que hoy impulsa las estadísticas salariales es el mismo que evidencia una de las mayores debilidades estructurales del mercado de trabajo argentino.

Salarios registrados

La metodología del Indec pondera tres grandes componentes: 50,16% corresponde al sector privado registrado, 29,91% al sector público y 19,93% al sector privado no registrado. Esto significa que, pese a que los trabajadores informales no realizan aportes ni contribuciones a la seguridad social, su evolución salarial tiene un peso importante en la estadística general.

Así, el índice total muestra un crecimiento acumulado de 23,7%, cifra que parecería ubicar a los ingresos a la par o levemente por encima de la inflación. Pero al desagregar los datos, queda claro que la mayoría de los asalariados registrados están por debajo de la línea de precios.

Este fenómeno genera una paradoja. Los indicadores oficiales informan un promedio que parece menos negativo. Pero los trabajadores formales, que gozan de estabilidad, aportes jubilatorios y cobertura social, perciben en sus bolsillos un deterioro real de su poder de compra.

A su vez, la mayor suba en la informalidad no necesariamente implica una mejora genuina en las condiciones de vida. Ya que esos ingresos son volátiles, sin garantía de continuidad y sin acceso a derechos laborales básicos.

Telón de fondo

En julio de 2025, la inflación mensual fue del 1,9%, acumulando un 17,3% en lo que va del año y un 36,6% interanual. La división con mayor incidencia fue alimentos y bebidas no alcohólicas, con un aumento de 1,9% en el mes y más del 30% en la comparación interanual. Lo que golpea con más fuerza a los sectores de menores ingresos.