Bahía Blanca | Sabado, 04 de octubre

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Instituto Vergara: cuando el olvido es la verdadera condena

Desde el 31 de octubre de 2013, cuando un incendio afectó gravemente sus instalaciones, quedó sin uso y sin proyectos para recuperarlo.

Fotos: Rodrigo García y Emilia Maineri-La Nueva.

A fines de este mes se cumplirán 12 años del incendio que destruyó las instalaciones del Instituto de Menores Valentín Vergara de Holdich y Almafuerte, el cual durante 71 años funcionó como lugar de contención de menores con causas judiciales.

Desde el 31 de octubre de 2013 lo único visible y concreto es que lo poco que quedó del edificio y que sus instalaciones sigue en completas condiciones de abandono, en estado de ruina como consecuencia del fuego, del paso del tiempo, del vandalismo y la desidia.

Pero además de la pérdida edilicia, Bahía Blanca quedó sin una institución clave para el tratamiento de menores que no tienen un lugar de alojamiento mientras se tramitan o resuelven sus causas, lo cual obliga, contradiciendo lo que dice la ley, a enviarlos a centros existentes en La Plata, Azul o La Matanza, alejados de sus lugares de residencia, de sus vínculos familiares e incluso impedidos de mantener sus estudios o trabajos en caso de tenerlos.

“Nada de nada, ni una respuesta. Está en el olvido”, resume Viviana Marfil, de la Asociación de Trabajadores del Estado, quien desde el primer momento se encargó de gestionar la reconstrucción del lugar o de un nuevo edificio.

Incluso llegó a plantear alternativas como la de utilizar las instalaciones que fueran del patronato de la infancia en Calderón, todas inquietudes que terminaban perdidas en algún laberinto de La Plata.

También magistrados del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil local solicitaron más de una vez la necesidad de disponer de un nuevo instituto, con la misma suerte.

Tampoco ha obtenido respuesta alguna la diputada provincial Natalia Dziakowski (UCR+GEN), que presentó un proyecto en 2023, solicitando al Poder Ejecutivo “arbitre los medios necesarios para la puesta en marcha del Instituto”.

En su escrito la legisladora hizo un repaso de la historia del lugar, mencionando que en el lugar hay hoy un edificio “en ruinas, abandonado, ignorado y descartado” por la provincia.

Mencionó, además, el daño que significa para los menores que transitan un proceso judicial por delitos ser desplazados a jurisdicciones alejadas de su entorno familiar y social.

En abril de este año, Dziakowski volvió a presentar su inquietud, luego de dos años de no tener ningún tipo de respuesta pero convencida de la importancia que para la ciudad significa recuperar ese ámbito de contención.

Los amagues

Apenas ocurrido el incendio del edificio, originado por la quema de colchones de los internos en un conflicto con los cuidadores del lugar, la provincia insinuó su recuperación.

La Dirección de Arquitectura hizo un informe técnico de un edificio que por entonces podía recuperarse en parte, pero todo quedó en eso, es decir en nada.

En 2018, cinco años después del siniestro, la provincia volvió a manifestarse, esta vez con un par de renders de un edificio a construir en Villa Espora, vecino al cementerio de Paz. El inmueble de 520 m2 contaría con un área administrativa, dormitorios, sala médica y gabinete psicológico.

“Es una idea superadora, un instituto multifunción donde se integrarán la admisión, la recepción y la contención de los menores”, se detalló.

La obra la haría la provincia con recursos de Nación, 1,4 millones de dólares. Andrés Larroque, entonces colaborador entonces del ministro de Desarrollo bonaerense, aseguró que la partida se incluiría en el presupuesto 2022. Fue la última señal de humo.

El lugar

La casona de Holdich y Almafuerte estaba incluida en el listado de bienes patrimoniales de la ciudad. Fue construida a principios del siglo XX como vivienda-hotel del ferrocarril Bahía Blanca al Noroeste y allí se instaló el gerente de esa empresa, William Bremen Harding Green, con su familia. Allí vivió hasta 1924, cuando su compañía pasó a manos del ferrocarril del Sud y regresó a Londres. 

En 1942 fue adquirida por la provincia para el generar un espacio de contención para menores procesados.

“El niño delincuente tiene oportunidad de readaptarse al trabajo, disciplina y honor que han de inculcársele en estos institutos, con instrucción y consejos para que tengan normas de conducta cívica y moral”, se explicó.

Dos chorizos, una puerta

La casona del Vergara era una típica “casa romana”, organizada alrededor de un patio central. Un eje trazado a lo largo de sus 30 metros de desarrollo la divide en dos casas de las denominas chorizo.

En sus 350 metros cuadras se ubicaban 10 habitaciones, un local comedor, sanitarios, cocina y depósito. El patio de la esquina fue ocupado por una concurrida canchita de fútbol.

Un detalle atractivo de la vivienda era su puerta de acceso, de dos hojas, en cada una de ellas colocadas las iniciales WHG de su ocupante.

Luego del incendio el lugar comenzó a ser saqueado y un día faltó una de esas hojas. Desde la municipalidad se pidió permiso a la provincia para poner a resguardo la otra.

La respuesta desde La Plata fue “no”, argumentando que se trataba de un bien patrimonial. Por suerte la coherencia primó y finalmente personal municipal la retiró y la destinó a Ferrowhite, donde se la valora y conserva.