Se renueva la Estación Sud
El incremento de servicios y pasajeros obligó a construir un nuevo edificio, terminado en 1911
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 116 años, en octubre de 1909, la empresa del Ferrocarril del Sud dio comienzo a las obras de la nueva estación Bahía Blanca, en avenida Cerri al 700.
Construido en 1883, el edificio que fue parte de la inauguración, en abril de 1884, del servicio ferroviario entre nuestra ciudad y Plaza Constitución, rápidamente quedó inadecuado para el movimiento de pasajeros, sobre todo a partir de sumar la línea a Neuquén, el ramal vía Pringles y los trenes a Ingeniero White.
Por eso el insistente reclamo de los usuarios de contar con un edificio con las comodidades necesarias y que además reflejara la importancia de la ciudad.
Finalmente el directorio de la emrpesa, con sede en Londres, de reemplazar el edificio de ladrillo a la vista y cubierta de tejas por uno más amplio y con una estética completamente diferente.
En cuanto a comodidades, sumaría una sala de espera general, otra para señoras, lavatorios, boleterías, telégrafo y la oficina del jefe.
En la parte alta las oficinas del departamento de tráfico y la casa del jefe de estación. Los cuerpos laterales estaban destinados a los equipajes recibidos y depósito, mientras que el otro alojaría una confitería, despacho de equipajes y oficinas del personal.
El frente del edificio era de líneas clásicas y aires franceses, con su frente imitación piedra y techos de pizarras inglesas. Por el frente corría una marquesina con vidrios, soportada con ménsulas de hierro. A esto se sumaba un ensanche de las vías, con grandes plataformas para el servicio general y local, además de un galpón de encomiendas.
Pese a su calidad de estación de paso, su aspecto excedía por lejos esa estética. Terminado en 1911, el edificio sigue luciendo sus formas, en buen estado general pero penosamente cerrado al uso, atendiendo la inexistencia de todo servicio de trenes.