Bahía Blanca | Sabado, 11 de octubre

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Aldo D’anna, docencia, talento y carisma

No es habitual, y eso lo hace más gratificante, que un docente tenga un reconocimiento tan importante de parte de quienes fueron sus alumnos

Pocas veces el fallecimiento de un docente causó tanta conmoción y tristeza en la ciudad a partir del entrañable afecto que sembró a lo largo de su vida.

La referencia es a Aldo D’anna, quien fuera profesor de físico-química durante décadas en el Colegio Don Bosco y en el Instituto Juan XXIII de Bahía Blanca.

Ya en 2015, en ocasión de jubilarse del establecimiento secundario, había impactado la despedida brindada por sus alumnos como también el aluvión de saludos de miles de ex alumnos.

“Era una eminencia. Un educador de primera. Hacía que te gustara la química. Siempre estaba de buen humor y con un extraordinario compromiso con la educación”, se mencionó.

No es un hecho menor (ni habitual) que un docente sea reconocido de tal manera, que quienes fueran sus alumnos lo recuerden con tanto cariño y destaquen su capacidad, al punto de entusiasmarlos con una materia que no siempre recibe las mejores simpatías.

Sin dudas se trató de un apasionado por la enseñanza, amante de su trabajo, con capacidad y empatía para relacionarse con los jóvenes.

Una persona que ha excedido la tarea de trasmitir conocimientos y encontró el camino para despertar en los estudiantes el entusiasmo necesario para aprender.

“Maestro es quien enseña una manera de tratar con las cosas, es nada menos que un estado vital, una manera de enfrentarse con el incesante universo”, escribió Jorge Luis Borges, quien señalaba su idea de no calificar a los estudiantes, sino de entusiasmarlos, de llevarlos a las lectura.

Seguramente eso ha hecho D’anna, despertar inquietudes, interés..

“Pasaron 50 años y lo recuerdo con mucho cariño”, “Mi profe, un grande, la carpeta de química es la única que guardé”; “Me preparaste para ingresar a medicina. Fue un lujo tenerte como profe”

“Motivador, divertido, didáctico, apasionado, merecedor de todo nuestro respeto”, “Lo recuerdo como el mejor profesor que haya tenido”, “Educador de vocación, de los que quedan pocos y una gran persona”

Los comentarios son por demás elocuentes y marcan además la calidad de buena persona de D’anna, sin la cual es además imposible ser además buen docente.