Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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¿Se modifica la forma de facturar el servicio de agua?

ABSA busca mejorar su complicada situación económica modificando la manera de cobrar el consumo. Se trata de instrumentar dos categorías de usuarios.

Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

Luego de cerrar el 2023 con un pasivo de 62,1 mil millones de pesos y tener severas limitaciones económicas para atender la distribución del agua y el mantenimiento de su infraestructura, la empresa Aguas Bonaerenses SA (ABSA) planteó modificar el modo de facturar el consumo, estableciendo distintas categorías de usuarios e incorporando una fórmula de ajuste cuatrimestral.

Un primer paso dado en ese sentido es el de actualizar la tarifa del servicio de agua y cloacas, la cual ha quedado completamente desactualizada en relación al porcentaje de aumento registrado por los insumos relacionados con su operatividad.

De aprobarse ese ajuste –habrá una audiencia pública para discutirlo el viernes 20 de este mes-- el metro cúbico (m3) de agua pasaría de $ 72,54 a $ 108,81, a partir de septiembre, y a $ 163,22 desde noviembre.

Para la empresa, sincerar la tarifa y el cambio en la manera de facturar el consumo conforma el camino para “comenzar a revertir su crítica situación financiera y operativa”.

Hay que considerar el estado provincial posee el 90% de las acciones de ABSA –el 10% restante pertenece a los trabajadores— y que se trata de una empresa que, según indica, “no apunta a obtener beneficios económicos” ni persigue “ninguna intención de rentabilidad”. 

A pérdida

La realidad de sus números es realmente preocupante. De acuerdo a datos proporcionados por la propia prestadora, el ejercicio 2023 cerró con un saldo negativo de 62,1 mil millones de pesos.

La empresa tuvo ese año una recaudación de 23,2 mil millones de pesos por sus servicios, mientras que los gastos de explotación alcanzaron los 65,6 mil millones de pesos. El grado de sustentabilidad de la compañía es de apenas el 28%. 

La explicación de cómo ABSA “sobrevive” con ese panorama financiero es que la provincia realiza, como socio que es, importantes aportes anuales. En 2023, por caso, entregó 28,6 mil millones de pesos. Pese a todo, ABSA “aumentó su grado de endeudamiento y el deterioro financiero”.

Promediando el 2024 la situación ha empeorado, por la devaluación registrada a fines de 2023 y por una inflación que, explican, “superó todas las expectativas presupuestarias”. 

A esto se suman los aumentos “desproporcionados” en el precio de químicos y combustibles –atados al valor del dólar—y que las paritarias generaron sueldos por encima de lo estimado. En resumen, se estima que 2024 cierre el ejercicio con una pérdida de 103,2 mil millones de pesos.

La tarifa

De acuerdo al estudio financiero elaborado por ABSA, la tarifa actual está “completamente retrasada”. Esa conclusión surge al considerar dos referentes para el período 2108-2024. La inflación, por un lado, fue del 3.064 %. Los precios mayoristas, por otro, tuvieron un aumento del 3.273 %.

El m3 de agua, en ese mismo lapso, pasó de $ 11,10 a $ 72,54, es decir que registró un ajuste de “apenas” el 554 %, muy por debajo de los índices mencionados.

La otra propuesta de ABSA es establecer una fórmula para ajustar el valor del m3 que no siga la variación de todos los precios de la economía sino únicamente los relacionados con las tareas de producción, distribución, operación y mantenimiento. 

La misma se debería aplicar de manera cuatrimestral a partir de enero 2025, considerando los índices del INDEC que miden la variación de  salarios, energía eléctrica y productos químicos.

“La fórmula busca mantener una tarifa que cubra los gastos, atendiendo principios de equidad, gradualidad y razonabilidad y evitando constantes atrasos”, indican.

Los usuarios

La otra modificación que se propone se relaciona con la manera de facturar el servicio. Por un lado, instrumentando dos categorías de usuarios, la residencial y la no residencial. 

El primero comprende a las viviendas familiares y busca garantizar que el agua sea “accesible y asequible” a todos. La segunda incluye a quienes desarrollan actividades comerciales ó industriales y ubica el valor del m3 un 30% por encima del correspondiente al consumo residencial.

Aparecen además en escena los usuarios con “consumos intensivos”, a quienes se les cobrará de acuerdo a una segmentación, de modo que a más consumo mayor será el precio del m3. 

“Esto responde a un criterio de racionalización del recurso y equidad”, explican los funcionarios.

Esa segmentación establece que para consumos mensuales de entre 150 y 300 m3, el valor del m3 es un 20% más caro; entre 301 y 500, un 40%; entre 501 y 750, un 60%; entre 751 y 1000, un 80%, a partir de 1001 y hasta 2.000 se duplica su precio y quien supera los 2.000 m3 se incrementa un 120%.

El dialelo

Tanto ABSA como los usuarios están atados desde hace años a una estructura que los griegos definían con la palabra “Dialelo”. Esto ocurre porque los consumidores condicionan cualquier adecuación tarifaria a una sustancial mejora previa del servicio. 

Para la empresa eso es inviable si primero no hay una readecuación tarifaria. Es un fenómeno circular, ya que se retroalimenta generando una situación insoluble al existir dos circunstancias que son a la vez causa y efecto una de la otra. 

Se trata de un círculo vicioso, un dialelo. El cual en algún momento habrá que resolver...