El surgente de Manera
El recurso de los surgentes es algo hoy completamente desaprovechado
-
- copiado al portapapeles
-
- copiado al portapapeles
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 74 años, en abril de 1950, entró en surgencia la perforación que la firma Virgilio Manera realizó en su fábrica de calle Brown al 1.400, uno de las primeras realizadas por un privado.
Creada en 1927 por Virgilo Manera, la fábrica era elaboradora de fideos secos y una de las más importantes del país, con una creciente demanda de sus productos no sólo en nuestra ciudad sino a escala nacional e internacional.
La idea de Manera de recurrir al acuífero profundo surgió luego de ver los resultados de las perforaciones realizadas en el Regimiento 5 de Infantería, en Comandante Espora y en el parque Independencia. La idea era aprovechar ese líquido con fines industriales, teniendo en cuenta, se dijo, “las bondades comprobadas científicamente por técnicos de organismos estatales”.
La obra fue contratada con la Compañía Exploradora y Perforadora, Agua y Minerales (CEPA), que había realizado un trabajo similar para el Lavadero de Lanas Patagonia, emprendimiento que resultaría fallido y donde se erigiría luego el barrio parque Patagonia.
Los trabajos en Manera comenzaron el 23 de marzo de 1950 y un mes después comenzó a surgir el agua en forma caudalosa, a una temperatura de 61º C, cuando se llevaban perforados 694 metros.
El surgente comenzó con una producción de 180 mil litros por hora y la idea era aprovechar la temperatura del agua en el secado de los productos alimenticios, suprimiendo el uso de las calderas y disponiendo radiadores para almacenar el líquido, con lo cual quedaba anulado todo empleo de combustible. Tiempo después, esa misma agua se comenzó a envasar, con un tratamiento adicional, para ser comercializada como agua mineral.
La firma Virgilio Manera dejó de operar en 2017. Diez años antes había sido adquirida por Oleaginosa Moreno, que luego la vendió a Glencore y finalmente pasó a Molinos Río de la Plata.