Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Es camionero, tiene 31 años y no dudó en donar médula en Dorrego

"Si te ponés en el lugar de quien lo necesita no lo dudás", dijo Maximiliano Etzel, papá de Ignacio, de 3 años. Ayudó a un adulto que vive en España.

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Audionota: Natalia Marinelli

No conocer el rostro de la persona a quien podía salvarle la vida no le impidió ser donante de médula. 

Maximiliano Etzel es camionero, tiene 31 años y vive con su señora Irene y su hijo Ignacio, de 3 años y medio, en Coronel Dorrego. 

También tiene a su padres, Nélida y José, y a su hermana Sandra. 

"Éramos cinco hermanos pero fallecieron tres: Gustavo, Walter y Daniel. Dos de ellos padecían de diabetes y uno falleció por un aneurisma", dijo.

Uno de los hermanos de Maximiliano estaba en lista de espera en el Incucai para recibir un riñón que no llegó a tiempo.

"Una donación a tiempo podría haberle salvado la vida o al menos se la hubiera extendido. Por eso, en parte, hago esto. Entendí que donar salva vidas", dijo.

En 2017 donó sangre para un familiar y le consultaron si quería registrarse en el Banco Mundial de Donantes de Médula y enseguida dio su conformidad.

"Nunca tuve miedo. Las dudas me las fui sacando haciendo consultas", confió.

"Cuando fui a donar sangre en 2017 consulté al personal de Hemoterapia acerca de cuáles eran los procedimientos y cuando me comentaron las formas de donación elegí hacerlo por sangre. Ahí no lo dudé porque es como donar sangre, igual. La única diferencia es que tardás más tiempo, Después de donar hacés vida normal. Se llama donación por aféresis", comentó.

En 2022 lo llamaron para informarle que había alguien compatible en lista de espera. No le dijeron nada más. 

"No pueden decirte por seguridad de las personas. Recién después de tres meses te pueden pasar algún dato, antes no. Lo único que me dijeron era que tenía 50 años, era hombre y vivía en España", confió.

"Yo por ahora no quiero preguntar más porque me quedo con la esperanza de que está bien. Si algún día me llaman y me dicen que está bien, mejor. Me quedo con eso", dijo.

Cuando lo llamaron para hacer efectiva la donación aparecieron algunas dudas pero en cuanto averiguó bien cómo era el procedimiento decidió viajar a Buenos Aires para concretar su acto solidario.

-¿Qué opinó tu familia sobre esta decisión?

-Tengo una familia hermosa que siempre me bancó. Al principio tuvimos dudas pero el que iba a tomar la decisión era yo y me apoyaron en lo que decidiera. Los sentimientos encontrados siempre están porque estás donando y no sabés para quién o qué puede pasar pero después te ponés en el lugar de la persona que lo necesita y no lo dudás.

-¿Cómo te comunicaron que había alguien compatible y cuál fue tu reacción?

-Me llamaron por teléfono, me contaron y me explicaron bien todo. Después seguimos por Whatsapp para ver los detalles y dudas. A la vez tengo un amigo cirujano, Nicolás Crego, que trabaja para Incucai y él me sacó un par de dudas y me confirmó que realmente me llamaban desde Buenos Aires. 

-¿Cómo te sentiste una vez que donaste?

-"Y nada...al principio me sentí normal . Me encanta ayudar y sentir esa sensación de alegría de que uno está haciendo el bien. Es algo muy lindo ayudar al que necesita y más en estos casos.Yo doné para una persona grande pero en el primer viaje a Buenos Aires estuve charlando con una donante que donó para un nene de 4 años. Ella lloraba y nos emocionamos porque es muy fuerte. 
Espero que todos tomemos conciencia, Mucha gente necesita de uno, grandes y chicos. Todos lo necesitan pero un nene más. Lo siento así como padre. Es difícil de explicar...Esa parte fue muy linda. Ahí fue cuando más me di cuenta de que donar salva vidas".

Maximiliano trabaja desde hace 11 años en transporte de cereales y hace 7, gracias a la ayuda recibida, pudo comprar su propio camión.

Para concretar la donación tuvo que viajar dos veces a Buenos Aires: la primera para un control y chequeo y para verificar la compatibilidad y la segunda para donar.

Para donar asistió al Hospital Alemán donde lo atendió personal especializado del Incucai. Realizó la donación por eféresis, de forma sanguínea.

"No es doloroso. Estuve muy bien. Llegué alrededor de las 7.30 de la mañana y para las 12.30 salí caminando por mis propios medios y cero problema post donación", remarcó.

A partir de vivir esta experiencia y de convertirse en el primer donante de médula de Coronel Dorrego dejó un mensaje a la población.

"Quiero decirle a la gente que se anime, que no tenga miedo, que se acerque a Hemoterapia y que se anote como donante de médula, que van a estar bien cuidados. Hay muchas personas que lo están necesitando y sería un mimo para la persona que lo necesita y para uno mismo también, se siente muy bien. Al principio fue todo muy raro pero después fue muy lindo porque me sentí muy bien de poder ayudar a alguien que lo necesita, que es lo principal", sostuvo.

¿Qué necesitás para donar médula ósea?

Tener entre 18 y 40 años. 

Documento Nacional de Identidad, Cédula de Identidad, Libreta de Enrolamiento o Pasaporte.

Gozar de buena salud, pesar más de 50 kilos y no tener antecedentes de enfermedades cardíacas, hepáticas o infectocontagiosas.

El primer paso es donar sangre y expresar la intención de donar médula. Los datos genéticos ingresan a la base de datos y quedan a disposición para ser comparados con los de los pacientes que necesitan un trasplante.

3 de cada 4 pacientes no tienen donante compatible en su familia y necesitan un donante.

Donar médula ósea salva vidas: si querés más información o inscribirte para ser donante podés informarte llamando al 0800-555-4628 o escribiendo a donantes@incucai.gov.ar