Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Comedores y merenderos: La demanda supera al período más intenso de la pandemia

Más necesidades y menos donaciones. Es la conclusión del relevamiento realizado, en coincidencia con el inicio del período invernal, con referentes sociales de ONG’s bahienses.

La espera para recibir la vianda y alimentos, en Natán III, Villa Caracol, en una imagen del mediodía de este viernes 20. / Fotos: Pablo Presti y Rodrigo García-La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “En esta época la gente utiliza más la garrafa y la tiene que pagar en efectivo. Los chicos suman otras necesidades por el retorno de las clases y el costo actual de los alimentos termina de hacer todo más complejo”.

   Dora Sensini, directora de los Centros Natán 1, 2 y 3 de nuestra ciudad, describió la situación que atraviesan las ONG’s que asisten a familias con necesidades básicas en los barrios más vulnerables de la ciudad.

   “Un ejemplo lo tuvimos este lunes (por el 16), cuando hubo que agregar unas 100 viandas de almuerzo a las habituales 200 que entregábamos en uno de los centros. Ya no creo que bajemos de las 300”, añadió.

Dora Sensini, directora de los Centros Natán 1, 2 y 3.

   “Fue un sacudón importante. Y estamos preocupados porque deberemos seguir sumando viandas y ya estamos al límite con las ollas y demás”, sostuvo Sensini, en diálogo con La Nueva.

   El Centro Social Natán I, sede principal de fomento, está en Fabián González 2171. Todos los viernes se entregan bolsones de mercadería, frutas, verduras, menudencias y alimentos secos.

   En Nicolás Pérez 1935 está el Centro de Abuelos de Día Natán II. Se inauguró al inicio de la pandemia y allí se entregan viandas con comida elaborada.

   Por último, La Casa de Encuentro Comunitario Natán III está en Holdich al 2400, en Villa Caracol.

“Actualmente estamos atendiendo a más de 500 familias en forma permanente. En algún momento de la semana, algunas de ellas acuden en busca de alimentos, u otros tipos de necesidades”, comentó.

   Los lunes se entregan viandas y, los viernes, mercadería.

   “Durante el resto de los días no lo hacemos, porque es cuando juntamos productos para los viernes. Si hay casos de urgencia se entrega lo que podamos estar recaudando, como fiambres o menudencias”, aclaró Sensini.

   La vianda de este lunes 16 fue arroz con pollo. Un representante de la familia registrada acude al mediodía, indica la cantidad de personas que almorzará y se le sirven, generalmente en un tupper grande, que la propia persona lleva, las viandas correspondientes.

   También se les entrega el pan y, ocasionalmente, una fruta. Y también eventuales ropa y calzado que hayan pedido previamente.

   “La pandemia casi terminó, pero no por eso la gente deja de venir a los merenderos”, dijo —por su parte— Pamela Abarca, referente de Los Principitos, ubicado en Necochea 2109, en pleno barrio Enrique Cabré Moré de nuestra ciudad.

Pamela Abarca, referente del merendero Los Principitos..

   “Varias familias dejaron de venir, porque encontraron trabajo y están en mejor posición, pero lo cierto es que se fueron 10 y llegaron unas 20/25. Es decir, crece la demanda”, añadió.

   “¿Por qué sucede? Básicamente porque no les alcanza el dinero. No llegan a fin de mes; los alimentos aumentaron en forma significativa, si uno considera que en esta época del año se come más”, comentó.

   “Y el invierno es muy distinto al verano; se gasta más y se suman gastos como la leña, el gas, la luz y los chicos que van a la escuela”, explicó Abarca.

   “En el verano los chicos están casi todo el tiempo jugando, en la pileta o en las plazas, pero ahora se hace todo más complejo”, dijo.

Otra novedad que sumó Abarca es que mucha gente acude al merendero en las primeras dos semanas del mes, cuando eso siempre sucedía a partir de la segunda quincena, o hacia fin de mes.

   En el merendero Los Principitos se atiende a alrededor de 90 familias. La particularidad es que ahora son parejas que tienen 3 o 4 hijos, a diferencia de los 5, 6 o 7 de las anteriores.

   “Hace 4 años pasó algo similar respecto de la demanda. Fue en los años 2018 y 2019”, sostuvo.

   “Hay una mamá que llega desde la calle Brasil, al fondo, sólo para la leche. Por WhatsApp me pide que, por favor, se la guarde. O aunque sea un paquete de pañales, que es uno de los pedidos más recurrentes”, ejemplificó Abarca.

   “La pandemia nos puso en una situación muy difícil y ya se ven las consecuencias”, dijo —en tanto— Paola Cejas, referente del merendero Ser Solidario, ubicado en Nicolás Levalle 1106, del barrio Ser Comunidad.

Paola Cejas, referente del merendero Ser Solidario.

   “Hubo mucha gente que entonces nos ayudó y vemos que, ahora, es quien necesita ayuda”, agregó.

   “Ellos me traían algunos alimentos una vez por semana, cuando hacían las compras, pero ahora nos dicen que no pueden: ‘Esta vez necesitamos nosotros”, sostuvo.

   “Lo cierto es que, hoy, no damos abasto”, aseguró.

   “De hecho, no siempre decimos si tenemos determinadas mercaderías, porque no podemos exceder el marco de las 65 familias que asistimos. Es una situación compleja de manejar”, admitió Cejas.

   En el merendero Ser Solidario se atienden a alrededor de 65 familias.

Donaciones varias y variadas

   “De las donaciones no podemos decir nada”, se anticipó Sensini.

   “Tanto el municipio de Bahía Blanca como la Cooperativa Obrera están atentos siempre, porque saben de nuestros movimientos y de la rigurosidad con la que trabajamos a partir del listado de personas beneficiadas y demás”, agregó.

   “Otro tanto sucede con el Banco de Alimentos, que siempre tiene algo para donar y el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria), que nos trae frutas que, a su vez, nosotros compartimos con el propio Banco para que se distribuyan en otros comedores”, explicó.

   Para colaborar, las tres entidades del Centro Social Natán poseen una cuenta en el banco Credicoop. El CBU es el siguiente: 191015855015700953114. 

   También destacó Sensini la ventaja de contar con grandes heladeras para el cuidado adecuado de los alimentos.

   “Las donaciones han caído a medida que disminuían los contagios por la pandemia, más allá que alguna gente, en forma anónima, nos acerca recursos”, indicó Pamela Abarca.

   “Antes, en camionetas nos traían cajas de cacao en polvo, de azúcar y de galletitas, pero ahora casi nada. De la municipalidad llega algo, pero no nos alcanza”, sostuvo.

   La fomentista admitió que la demora en la obtención de la personaría jurídica —cuya aprobación es inminente— les dificulta las donaciones, tanto con pañales como con mercadería.

   “Sobre todo nos afecta para el apoyo de la gente grande, que es la que no puede salir a generar recursos porque no les dan trabajo. Eso ya se nota a partir de los 55/60 años. Ellos también nos piden leche, ya que no es algo privativo de los chicos”, aseveró.

   En el merendero Los Principitos se empezó a diagramar un programa de clases particulares.

   “Hemos charlado con chicas del Instituto Avanza y de la Universidad Nacional del Sur (UNS) para que nos ayuden”, comentó Abarca.

   “Los chicos están muy atrasados. Fueron dos años y el segmento de 6 a 10 años, en particular, por lo consultado con mamás y las propias maestras, es el que más padeció la ausencia de clases”, argumentó.

   Los contactos con el merendero se pueden hacer a través de Facebook e Instagram: merenderoslosprincipitos. También al WhatsApp 291 5 037813, donde se puede coordinar, incluso, el retiro de donaciones a domicilio. 

   Por otro lado, Abarca destacó el trabajo de asistencia que están realizando algunos organismos, como el Anses, en función de ayudar a los que más necesitan en sus propios hogares.

   “Están haciendo un relevamiento adecuado. Van directo a los barrios y están junto a la gente. Eso también nos ayuda a nosotros, a fin de precisar que la ayuda llegue a quien tiene que llegar”, aseguró.

   “También se está ayudando a los vecinos para la realización de trámites de documentación, así como de vacunación con postas itinerantes. Hay gente que no sale y tiene miedo, Y por eso está bueno revertir esa cuestión cultural”, escribió Abarca.

   “En realidad, la venimos remando”, dijo Paola Cejas.

   “En este momento para cocinar hay poco, porque tenemos alimentos secos, como fideos, arroz y puré de tomate, pero no contamos con carnes ni verduras. Esto nos llevó a decidir entregar los secos a las familias y que se cocinen en sus casas”, explicó.

“En condiciones normales cocinábamos tres veces por semana, pero ahora no podemos. No llegan donaciones y plata no tenemos, al margen de algunos aportes personales que, a veces, hacemos”, agregó Cejas.

   También comentó Cejas que la merienda se sigue entregando. Y que, además, hacen tortas fritas y bizcochuelos.

   El roperito comunitario es otra de las alternativas.

   “Siempre dependemos de las donaciones para el roperito. En este momento lo que más nos piden es ropa de abrigo, calzados, frazadas y hasta estufas”, dijo.

   “La mayoría de las familias que asistimos tenía gas natural, pero ahora se lo cortaron porque no pudieron pagar. Las casas son muy frías y por eso tenemos tantos pedidos de estufas eléctricas”, indicó.

   El contacto con el merendero Ser Solidario se puede hacer en +54 9 2914 74-3365.

   Respecto de las donaciones, Cejas recalcó que sólo cuenta con la ayuda de la comuna bahiense y de colectas que hacen por contactos con amigos y demás.

   “No hay apoyo de empresas, ni de mayoristas ni de supermercados. Definitivamente, lo que escasean son las donaciones”, concluyó.