“No me entra más felicidad en el cuerpo, es un sueño que recordaremos toda la vida”

Redacción de La Nueva.

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Por Sergio Daniel Peyssé / peche1503@hotmail.com

   ¡Lo que jugó! Desde que subió a la Primera de Liniers, siempre se desempeñó marcando el lateral izquierdo, pero la historia dirá que en el equipo del ascenso, Manuel Cutrín fue uno de los abanderados de la tropa comandada por Nicolás Ballestero jugando de primer central, con la 2 en su espalda y con la grandeza de un futbolista consagrado al nivel de una competencia regional.

   “Es una satisfacción tremenda haber logrado el objetivo, nos sentimos plenos de felicidad, porque cumplimos con nosotros mismos, con nuestros hinchas y con el club que tanto amamos. Hicimos una gran final, aunque todos los planteos en cada uno de los partidos fueron para ganar, porque este equipo siempre se sintió ganador”, señaló “Manu”, empapado por los festejos en un vestuario bullanguero, minutos después del contundente 2-0 sobre Jorge Newbery.

   “Es un día soñado, no me entra más felicidad en el cuerpo”, admitió al borde de una emoción sumamente comprensible.

   —¿Dormiste la noche anterior a la finalísima?

   —Sí, porque estaba muy tranquilo y tenía absoluta confianza en mis compañeros. Este grupo te lleva a ser responsable, a tener compromiso y un total sentido de pertenencia. En la final dimos una gran muestra de carácter y personalidad.

   —¿Cuándo se convencieron de que podían ascender?

   —Ante Independiente de San Cayetano, después de perder en la ida, goleamos en la revancha, y ahí el equipo sacó a relucir un espíritu combativo y con ganas de trascender. Igualmente, el convencimiento individual y colectivo lo fuimos alimentando día a día, en cada entrenamiento y gracias a la buena energía que iradia el grupo y todos los que colaboran con el plantel.

   —Fueron muy superiores a Newbery, un rival que, para mi, no estuvo a la altura de un encuentro decisivo como el que sostuvieron.

   —Nico (Ballestero) nos pide agresividad y atención durante los 90 minutos, que aprovechemos los detalles y cualquier error del rival. Definimos el partido con dos pelotas paradas, algo que practicamos en la semana. Sabíamos que si nos salían, podíamos sacar ventaja, y así sucedió.

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