La desglobalización del petróleo favorece a Argentina

Redacción de La Nueva.

contenidos@lanueva.com

   El mercado del petróleo y el gas sufrió un proceso de desregulación global cómo consecuencia directa del desequilibrio geopolítico provocado por la guerra entre Rusia y Ucrania.

   Los grandes consumidores de energía que no son autosuficientes, como Europa o China entre los principales, se encuentran hoy inmersos en una frenética y costosa carrera por garantizar el suministro, que ya había sido afectado por las sanciones petroleras contra Irán. Aparece rápidamente una nueva realidad geopolítica: la desglobalización del mercado internacional del petróleo.

   Las consecuencias serán de largo plazo, pero en última instancia la permanencia de este proceso de desglobalización en los mercados energéticos dependerá exclusivamente de factores políticos, no económicos.

   Por esta razón, considerar cuidadosamente las implicaciones a corto, medio y largo plazo derivadas de un mercado energético internacional más fragmentado y enfrentado debería encabezar las agendas de los responsables de la toma de decisiones en todo el mundo, empezando por los grandes consumidores no autosuficientes, que ha vuelto a convertirse en el ojo del huracán en términos de retos políticos, socioeconómicos y de seguridad superpuestos que no van a resolverse a corto plazo.

   Entre las respuestas que se proponen a esta nueva situación están los esfuerzos por relocalizar o externalizar solo en países amigos. No es tan simple cuando se habla de gas o petróleo, que son recursos naturales ubicados en territorios concretos, aunque sean una materia prima.

   Esto avala la teoría de que la crisis no será pasajera. La percepción es que se convierta en una novedad duradera y estructural en la economía mundial.

   La elevada demanda, especialmente por el resurgimiento de la demanda post pandemia, unido al aumento del costo de la energía, arrastra también el resto de los precios, tanto en commodities como en productos industriales, que hoy estamos padeciendo globalmente.

   Esto está trayendo otro efecto colateral, como son la aparición de inestabilidades sociales y políticas, tanto en los países europeos como en algunos asiáticos y en casi toda Latinoamérica.

   Ahora, analizando en particular nuestro país, y  teniendo en cuenta que los hidrocarburos siguen siendo insustituibles para impulsar el crecimiento económico mundial a corto y medio plazo y que transición energética verde aún tiene un largo camino por recorrer, podemos decir que Argentina, con recursos sin explotar que superan ampliamente el consumo interno y le dan un saldo realmente importante para exportar, tiene la oportunidad del siglo para insertarse en el mercado demandante de combustibles fósiles.

   Esto requiere de programar políticas de estado confiables, de largo plazo, y reglas claras que permitan al capital privado participar de la extracción, transporte y transformación de los recursos naturales en divisas para el país.