Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Claros intentos por remontar el interés

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en la capital provincial.

   Cuando falta poco más de tres semanas para las PASO, la campaña electoral no logra motivar el interés de los votantes bonaerenses. Los focos de atención de la opinión pública y el mensaje de los partidos políticos continúan divorciados.

   Las fotos y videos del festejo de cumpleaños de la primera dama en la quinta presidencial de Olivos ayudaron a alimentar esta apatía general, donde la agenda de prioridades pasa, como casi siempre, por las preocupaciones del bolsillo frente al embate inflacionario.

   Ante la ausencia de ideas o propuestas de relevancia, la agenda proselitista calienta el debate con spots, posteos en redes sociales y visitas a diferentes localidades, en donde se apunta a conseguir imágenes que apelan a lo emotivo. Claramente las fotos, como instrumento de comunicación política, son la estrella en términos del marketing de este proceso electoral.

   En ese contexto, la plana mayor del Frente de Todos, con los Fernández a la cabeza, salió a mostrar otra “foto de unidad”, esta vez sobre un escenario montado en el estadio Diego Maradona de La Plata, tras el revuelo causado por la viralización de la poco feliz foto de cumpleaños de la primera dama, tomada en medio de una de las fases más estrictas del aislamiento 2020, seguida por el ensayo de disculpa presidencial.

   Intentando esquivar la crisis que generó la difusión de las imágenes, el gobernador Axel Kicillof redoblo la defensa de su gestión sanitaria, remarcando el impacto positivo logrado con el proceso de vacunación en la Provincia, a la vez que volvió a remarcar el concepto de la "pesada herencia" que le dejó la administración de María Eugenia Vidal.

   Pareciera que el oficialismo necesita un nuevo adversario que no sea el Covid-19, y qué mejor que las caras visibles del gobierno anterior, el expresidente Mauricio Macri y Vidal. Revivir la grieta ideológica, un recurso al que casi todos acuden cuando se sienten amenazados por alguna dificultad política puntual.

   Pero el riesgo de jugar ese juego es muy alto. Porque en la misma medida que se coloca al adversario en el campo de los malos, lo cierto es que se lo ubica también como la única alternativa. Y puede ocurrir que esa estrategia no sea la más adecuada. Finalmente fue lo que le ocurrió a Macri y Vidal, quienes terminaron por alimentar una grieta que los devoró electoralmente.

   En la actualidad los mensajes discursivos del gobierno hacia el macrismo van atados a la promesa de volver a “la vida que queremos”, retomando aquel compromiso de 2019 de reactivación económica y generación de empleo, interrumpido por la pandemia.

   En ese contexto, la gobernación reabrió una nueva paritaria estatal para discutir la pauta salarial para lo que resta de 2021, aunque en las primeras reuniones no hizo ningún ofrecimiento salarial. Eso generó preocupación entre los gremialistas que se sentaron a la mesa con la expectativa de sobrepasar el 50 % en el acumulado anual, pero se fueron con las manos vacías.

   Está claro que para Kicillof la prioridad, además de contener la pandemia, pasa por aliviar un poco los bolsillos en estos tiempos electorales. En todos los casos, el arco sindical reclama una suba por encima de la inflación que permita lograr una recomposición real.

  Entre tanto, los comandos de campaña se enfocan en proyecciones y los primeros números que indicarían una ventaja del Frente de Todos en la Provincia, y dentro de la interna de Juntos, una leve ventaja de Diego Santilli sobre el radical Facundo Manes.

   Para el Gobierno ganar, aunque sea por poco, sería muy significativo, ya que no gana una legislativa desde el 2005. Para la oposición perder por poco significaría mejorar la performance de Vidal, lo que los colocaría en carrera para ganar la gobernación en 2023.

   En el campamento de Juntos, estos números le muestran a Manes una posibilidad real de ganar la compulsa. El neurocientífico es nuevo en las lides de la política, y más allá de tener el acompañamiento de la estructura partidaria del radicalismo, está claro que el peso del aparato electoral lo tiene el PRO, que gobierna las principales ciudades de las distintas secciones electorales.

   “Es una pelea de David contra Golliat”, deslizan los más cercanos al médico. Del otro lado, los intendentes amarillos tomaron las riendas de la campaña, bajo la batuta del alcalde de Lanús, Néstor Grindetti, y el acompañamiento constante del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que pone en juego, ni más ni menos, que su propio proyecto presidencial.

   Días atrás, el precandidato a diputado nacional Emilio Monzó fustigó al PRO, al pedir "basta de tener candidatos que vienen de otra ciudad", en un claro mensaje a Rodríguez Larreta. El extitular de la Cámara de Diputados es uno de los primeros que se anotó como aspirante al cargo de gobernador. En este sentido, si bien no lo expresó públicamente, el proyecto de Manes es más nacional que bonaerense.