Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Sin pausa, la política sigue de pretemporada electoral

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en la capital provincial.

   La sensación térmica parecería indicar que los dos espacios políticos más relevantes de la Provincia viven procesos más o menos similares. Tanto el Frente de Todos como Juntos por el Cambio -en breve con nuevo nombre electoral- a medida que se acercan a los cierres de listas, reviven un debate que viene desde hace tiempo y no han zanjado. 

   En el caso de la coalición gobernante, al igual que en los últimos tiempos del gobierno de Cristina, la discusión pasa por quién tiene la lapicera a la hora de armar las listas.  En los últimos años, y de manera cada vez más notoria, La Cámpora ha ido ganando espacios, siempre en tensión con el aparato institucional del PJ, en manos de los intendentes, siempre reacios a someterse a la voluntad de la agrupación kirchnerista. 

   Por ahora el único alcalde que critica en voz alta esta avanzada camporista es el de Esteban Echeverría, Fernando Grey, pero sería la voz en on de muchas otras en off. 

   Como un espejo, en Juntos por el Cambio, la derrota de 2019 puso en crisis varios liderazgos. Y si bien es cierto que el PRO, dentro de la alianza con la UCR, la Coalición Cívica y el sector del peronismo que encarnan Miguel Pichetto y Emilio Monzó, mantiene la centralidad, la relación de fuerzas luce más pareja. 

   Sumado a esto, desde el PRO le agregan complejidad a la situación, al no definir nuevos liderazgos, sobre todo dentro del sector más moderado del partido. Y al mismo tiempo que los intendentes, encabezados por Jorge Macri y Néstor Grindetti, la exgobernadora María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, y Patricia Bullrich se desangran en el juego de la silla, el resto de los socios parece aprovechar la coyuntura. 

   Hace pocos días se conoció en las diagonales una reunión entre Carrió (que ofició de anfitriona en su casa de Exaltación de la Cruz) y el radicalismo bonaerense, de la cual participaron el diputado Maxi Abad, flamante titular bonaerense de la UCR; el exvicegobernador Daniel Salvador y el senador bahiense Andrés De Leo, como jefe partidario de los “lilitos” en la Provincia. 

   Esa foto fue bien recibida hacia adentro, tanto del radicalismo como de la coalición cívica. Una suerte de armado pan radical, un scrum para hacer frente a la avanzada amarilla. “Antes le preguntábamos al PRO qué lugares nos iban a dar, ahora queremos sentarnos a la misma mesa para definir las listas”, graficó un agudo observador de la situación. 

   La incipiente relación Carrió–UCR, para el radicalismo, podría significar una oportunidad de sumar un jugador de primera línea a la hora de sentarse a negociar con los socios de la coalición. 

   Hoy el centenario partido cuenta con muchos dirigentes a lo largo de todo el territorio bonaerense, pero le falta una referencia nacional consolidada, y esa podría ser la mismísima Carrió, que se convierta en su voz en algunos sectores donde hoy no la tienen. 

   En poco más de un mes deben definirse todas las listas, en todos los partidos. Un cuello de botella que suma complejidades minuto a minuto. Y mientras tanto, la pandemia sigue acechando. 

   La politización del virus altamente contagioso enfrenta también poderosos intereses económicos. “Es notable la simpatía que siente por Pfizer”, chicanean en despachos gubernamentales a la jefa política del macrismo, Patricia Bullrich, por seguir exigiendo la presencia de esa vacuna en el plan de inmunización argentino y poner bajo un manto de sospecha la negociación con varios laboratorios para la compra de otras vacunas. 

   Creen que la oposición dura busca el punto donde hacerle pisar “el palito” al oficialismo, aun cuando estamos cerca del invierno con el peligro de empeoramiento de la situación epidemiológica. 

   Una de las estrategias discursivas que ensayan dentro de la Gobernación de calle 6 pasa por evitar caer en el juego de las provocaciones de la plana mayor de Juntos por el Cambio.  Con la llegada masiva de dosis, la Provincia pretende anotar con un logro el hecho de haber acelerado el ritmo de vacunación durante las últimas semanas.  

   Con esa realidad coyuntural, sostienen, la dirigencia opositora quedaría expuesta y le sería cada vez más complejo insistir con que “no hay vacunas”. Esquivar la confrontación, fue justamente lo que también pidió días atrás Vidal, cuando reclamó esperar para definir futuros electorales entre las principales figuras nacionales del PRO. “Este no es el tiempo de dar debate sobre candidaturas”, recomendó la exmandataria provincial. 

   Frente a un contexto en el que la población está preocupada por la economía y la pandemia, desde la sede gubernamental platense se subrayó que a la dirigencia opositora le interesan más las definiciones de cara a las elecciones legislativas de noviembre que la pesadilla del Covid que golpea a la sociedad.   

   Y en paralelo, el armado legislativo de Juntos por el Cambio le apuntó directamente a Axel Kicillof: "La principal respuesta en este contexto es tener vacunas suficientes y aplicarlas rápidamente, y no militarlas como si las vacunas fuesen de su propiedad", cuestionó el diputado radical, Diego Rovella. 

   En ese mismo contexto, desde el espacio opositor le piden al gobernador bonaerense que "deje de panfletear” con la campaña de vacunación. "Todos los días debamos escuchar la falacia de lo bien que están manejando la pandemia, la enorme cantidad de vacunas que hay y las tantas que fueron aplicadas. Evidentemente, viven en una realidad paralela", concluyen.