Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Acabar con el aburrimiento sexual

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   La frase “en el peronismo siempre se garchó” será recordada por mucho tiempo y lejos de establecer de modo científico una correlación entre peronismo y aumento de los contactos sexuales, las preguntas son otras.

   ¿Qué pasa cuando el sexo aburre? ¿Monótono? ¿Repetitivo? ¿Ausente? ¿Más excusas que contactos?

   El contacto sexual está atravesado por emociones. En un encuentro o aun en la actividad solitaria, se despliegan una variedad de conductas y reacciones que comprenden excitación, deseos, curiosidad, motivación, querer explorar, “ir por más”, en definitiva una multiplicidad de sensaciones.

   A su vez, en la contracara hay decepción, una baja o escasa intensidad, monotonía, un repertorio que se va acotando, aburrimiento y también desgano, que más allá de las respuestas logradas en base al uso de fármacos, la ausencia de deseos y la falta de “química” no se remonta con ninguna píldora; no todo orgasmo es sinónimo de placer.

   Mediocre, poco intenso, decepcionante, sin excitación, son palabras y frases que emplean personas para describir contactos aburridos, las mismas salen de un estudio que incluyó hombres, mujeres, binarios, “otros” y transgénero. De 700 personas solo menos de veinte expresaron no sentir aburrimiento.

   Si bien el tedio puede ser parte de una relación, estudios demuestran que muchos atraviesan situaciones similares; la idea no es que sirva de consuelo sino encontrar la forma de acabar con esa situación, o al menos disminuirla. 

   Múltiples factores atraviesan este problema. Algunos de ellos son: escaso repertorio y falta de creatividad que interfiere en la práctica, cansancio, tristeza, falta de concentración, falta de reciprocidad, egoísmo en el que solo disfruta uno de los integrantes de la pareja y ni hablar si el otro queda a mitad de camino, sensación de cumplir como si fuera una obligación.

   Mención especial merecen las mariposas y la falta de atracción pues si bien muchas cuestiones se pueden hablar, reaprender, resignificar y hasta innovar y, en todo contacto sexual el consenso no puede estar excluido, lo cierto es que cuando la chispa no se enciende, el fuego se extingue y las mariposas no vuelan es complejo remontar. 

   Como en otros problemas es habitual entrar en un círculo: ante la falta de deseo se inhibe el repertorio y la creatividad, por lo tanto el encuentro termina resultando desagradable, entonces la persona se repliega y deja de mantener contacto o se convierte en monotonía; es urgente romper con esa circularidad nociva.

   ¿Cómo salir del “embole” sexual?

   Lo primero es reconocerlo, luego habrá que determinar si el aburrimiento está atravesado por factores individuales, interpersonales o de la practica en sí; y en este tema siempre es bienvenida la exploración.

   Dedicar tiempo al tema y hablarlo con la pareja es fundamental, me atrevo a asegurar que ese diálogo, en el que con valentía se asume que algo no funciona es clave, siempre digo que la solución está en el problema. Será cuestión de explorar.