Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Un plan para el parque de Mayo

   Un espacio que exige (y necesita) un plan integral para su puesta en valor.

   La municipalidad ha puesto su mira en mejorar el parque de Mayo, por lejos el espacio verde y público más concurrido de la ciudad, el cual jamás ha contado con un plan integral de intervención ni una conducta constante de cuidado, uso, y mejoras.

   El anuncio de la privatización de los tradicionales carritos es una apuesta que resulta interesante y que aportará al paseo un movimiento nocturno que hoy carece y que alentará un uso más diverso.

   Aparece como favorable la restricción de la circulación vehicular por el paseo, cuya interrupción no ha generado mayores consecuencias en calles aledañas ni ha complicado la comunicación entre distintos barrios.

   La otra gran intervención –discutida pero necesaria—se relaciona con la masa forestal del paseo, que ha sido olvidada, ignorada y maltratada a lo largo de décadas, con lo cual cientos de ejemplares se encuentran en pésimo estado, enfermos o secos y cuya plantación nunca ha respondido a criterios adecuados para este tipo de espacios.

   Queda sin embargo todo por hacer. No es posible pensar en un parque que el tiempo adquiera la jerarquía funcional que merece si no se dispone de un plan integral, un plan director o maestro en el cual cada intervención no aparezca como una decisión aislada sino que se emparente y relaciona con  una idea integral.

   No hay que olvidar que el parque de Mayo fue diseñado en 1906 para ser el primer barrio parque de Sudamérica, un barrio de viviendas, un anticipo de lo que años después serían los barrios Palihue o Patagonia.

   El trazado de sus calles, sus accesos, su amanzanamiento irregular. Todo responde a aquel fallido emprendimiento inmobiliario. Apenas un sector de ese barrio fue asignado a servir como parque.

   De allí la necesidad de un pensamiento integral, de plantear etapas y de lograr que las mismas se cumplan, por sobre cualquier eventual cambio de funcionarios o autoridades. Ni los carritos, ni las vallas cortando el tránsito, ni quitar árboles son intervenciones suficientes para generar el paseo que la ciudad merece si se hacen como acciones aisladas y sin un objetivo integral.