Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Alejandra Beligoy: “Si no es complicado no es mi vida”

Alejandra Beligoy es, más allá de todo, una mujer multifacética. Y muy comprometida, desde una mirada siempre equilibrada, con su género.

   Empresaria y líder entre sus pares femeninas –ejerce la presidencia del departamento de Mujeres Empresarias de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires-, ha sabido incursionar en ámbitos claramente dominados por hombres con la simple fórmula de su perfil emprendedor, no exento de carácter. Lo que se dice, una mujer sin complejos. Ni medias tintas.

En doce conceptos

   1. “En general las mujeres manejamos mejor las emociones, somos más conciliadoras, creamos más empatía. A mí, particularmente, eso de manejar mejor las emociones me significó avanzar en determinados lugares donde había que romper con ciertos estereotipos o paradigmas, porque claramente estaban ocupados por hombres”.

   2. “A veces es muy necesario nivelar esas mesas en general masculinas. Nosotras podemos brindar un aporte significativo, ni peor ni mejor del que puedan llevar a cabo los hombres, pero sí complementarios y que redunden en beneficios. Comparto eso de que, en general, las mujeres son más creíbles que los hombres. Existe bibliografía donde se testimonia, y con estadísticas, que existe menos corrupción en los ámbitos femeninos que en los masculinos”.

   3. “Admito que a veces las mujeres deberíamos ser más solidarias con nosotras mismas. Tener una mayor autocrítica. Estamos en un momento bisagra. El objetivo final pasa por la igualdad y la equidad. Eso de ser despectivo con las mujeres, incluso por las propias mujeres, que se avalen ciertos términos como ´yegua´ o ´hiena´, creo que por suerte se está desterrando”.

   4. “Vine a Bahía en 1984 desde Santos Lugares, Buenos Aires, por un traslado de mi papá en Cincotta. Ahí conocí al padre de mis hijos más grandes, con quien me casé muy enamorada. ¿Mi madre? Es lo mejor que me pasó en la vida, pero no me puedo olvidar de mi abuela Lita, que nació en 1913 y ya desde muy joven era una transgresora. Fijate. Tengo dos hermanos, Federico, el árbitro de fútbol, y Mariano. En el momento de poner la mesa, mi papá me la hacía poner a mí. Y mi abuela se enojaba, me decía que lo increpara, que no correspondía que la ponga siempre yo. Hoy, mis hijos comparten con mis nietos y con sus mujeres los quehaceres de la casa con naturalidad”.

   5. “Cuando me quedé sola con mis tres hijos más grandes, por entonces muy chiquitos, la pasé difícil. Lo único que pude hacer fue salir a limpiar casas. Y lo digo con mucho orgullo. Siempre lo cuento. Por mi situación de madre de tres hijos nadie me daba un trabajo estable. ´Esta me va a faltar, el nene se le va a enfermar…’ . Una situación que sigue generando debate. La tuve que luchar”.

   6. “Ser buenos o ser malos es lo más fácil, lo más difícil es ser justo. Ahí es donde hay que trabajar. Antes, en general, el hombre era el proveedor y la mujer elegía quedarse en su casa. Hoy nosotras no decimos lo que hay que hacer pero sí queremos tener la posibilidad de elegir qué, cómo y cuándo querer hacerlo. De hecho hoy hay mujeres que eligen no ser mamá. Eso antes era impensado. El hombre sí podía elegir no ser papá. Y en la actualidad tenemos a hombres que optan por esta ley paternal y eligen quedarse en su casa criando a sus hijos. Me parece maravilloso”.

   7. “Me encanta estar en mi casa, cocinar, limpiar, pero mi vida pasa por otro lado. Me encantan los hombres, enamorarme, pero está claro que hoy en día no es sencillo que el hombre congenie y acepte la independencia total de la mujer”.

   8. “Las mujeres que más me inspiraron en esta vida fueron mi abuela, mi mamá y, en lo empresarial, Nora Carricaburu. La quiero tremendamente, a veces pienso que no se lo puedo demostrar”.

   9. “El estado de ´cómodo´ no me ha tocado. Si no es complicado no es mi vida. Creo que lo mío pasa por ayudar desde a una mujer que lo necesite o al comedor donde participo. Y lo hago, quizás, egoístamente, porque me hace demasiado bien”.

   10. “Tengo ganas de salir a dar pelea en el buen sentido, de buscar consenso. A Bahía la siento adormecida. Necesitamos una mirada más conjunta, dejar los individualismos de lado. Es cierto. Cada uno cuida su quintita. Hay una mirada egoísta, que en realidad tiene que ver con la Argentina”.

   11. “Obviamente tengo mi ideología, pero en los espacios institucionales no la manifiesto. Creo profundamente que el camino va más allá de un Boca-River. La grieta es un estado propio que genera uno. En mi grupo de trabajo tengo a mujeres con diferentes ideologías y visiones, algunas funcionarias inclusive, pero supimos no instalar la grieta. ¿Quién puede estar en desacuerdo con que todos los chicos tienen que tener para comer? Me duele cuando mis hijos hablan de querer irse. Sueño con un país donde todos pensemos en quedarnos para dar pelea”.

   12. “Ir a El Cairo, Egipto, como fuimos este año en representación de la Argentina, tuvo que ver con llevar un mensaje, mediante la Rosa de la Paz hecha con material bélico, de Malvinas, por Juan Carlos Pallarols, que es mi padrino. Y profundizamos sobre un tema que ellos quieren cambiar, aunque es mucho más difícil. Todavía persiste el burka en Egipto, con mujeres tapadas hasta la cabeza y que, por otra parte, son mutiladas cuando se convierten en señoritas. Bueno, están intentando cambiar esa realidad. Está claro que todo pasa por la educación para acortar los caminos de estos fenómenos tradicionales y culturales”.

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