La invasión de loros también complica a Villalonga
Como ocurriera en Villarino, los animales se posan en los cables eléctricos y provocan roturas y cortes de energía.
Hernán Guercio / [email protected]
La noticia apareció primero en el sur de Villarino y lentamente fue ganando otros puntos de la región como Villalonga, Stroeder y ahora los especialistas ya encienden las luces de alarma en Médanos y hasta en Bahía Blanca: hay una invasión de loros barranqueros.
El problema va más allá de la presencia de estas aves en el lugar, en los árboles o descansando en los cables aéreos. En muchos casos, el verdadero inconveniente son los inconvenientes y cortes que causan justamente en el cableado de electricidad o de fibra óptica con sus picos y, en menor medida, el daño que provocan en determinados sembrados y el ruido que provocan.
“Loros hubo siempre –aseguran desde estas localidades-. El problema es que nunca tuvimos tantos como ahora. Llegan mucho desde otros lugares y el desmonte no nos está ayudando mucho”.
La rutina de estos animales es básicamente la misma en todos lados: duermen en el pueblo, en lugares altos donde consideran que se encuentran a salvo de predadores, y con el día levantan vuelo hacia donde despunta el sol, a los campos para buscar alimento; regresan sobre las 19, también buscando los últimos destellos de luz.
El problema se da cuando están en la localidad. Según el delegado de Villalonga, Fabio Betinelli, han llegado a provocar entre cinco y seis cortes de electricidad por hora. En Pedro Luro, a pocos kilómetros de allí, hasta el año pasado habían causado pérdidas por 3,5 millones de pesos.
“Son cortes de 30 segundos, es cierto, pero así no hay electrodomésticos que aguanten; hay reclamos por roturas a la prestataria y muchas quejas a través de las redes sociales, pero esto no es culpa de EDES”, advirtió el funcionario.
Los cortes se provocan por el contacto entre dos aves apoyadas sobre las líneas, comúnmente no preensambladas, y el cortocircuito que provocan; o la rotura que causan en las líneas de fibra óptica.
Estos problemas no los causan por maldad, sino que hay una razón natural. Los loros se paran sobre el cableado por el calor que genera el paso de la electricidad. Además, hasta los 10 años de edad, a estos animales les crece el pico y deben morder y picotear para calmar el dolor; en este caso, la fibra óptica y los materiales que la recubren les gustan muchos.
Buscando una solución, el municipio de Patagones contrató el uso de un sistema láser –similar a los que se emplean en el sur de Villarino- que se ubica a una determinada altura, con un cabezal móvil que gira 360º y apunta a los loros, asustándolos, provocando que levanten vuelo y se vayan a otro lugar.
El sistema está funcionando hace algunos días y algunos vecinos de Villalonga se han mostrado molestos porque los loros siguen allí. “No hay tantos cortes de electricidad”, reconocen otros.
Los resultados finales, se explica, recién se podrán evaluar después de unos tres meses de funcionamiento constante del láser; después se podrá optar por comprar –o no- el sistema.
“Aparte de romper, los loros ensucian todo el lugar; son dañinos. Y algunos vecinos no tienen paciencia y tiran al aire para ver si los asustan”, señaló Betinelli.
Un animal asustadizo
Desde el INTA Hilario Ascasubi advierten que uno solo de estos sistemas de láser por localidad no alcanza para ahuyentar a estos animales y evitar que tomen un pueblo como lugar para dormir. Es más, estiman que para conseguir un resultado eficaz serían necesarios cuatro de estos dispositivos, cada uno de ellos colocado en los extremos del ejido urbano.
“Es un animal asustadizo, pero los ejemplares jóvenes son más valientes y con mayor capacidad de aprendizaje. Entonces, en cualquier momento se pueden acostumbrar a la presencia de un láser y pueden comunicarle a los demás que no pasa nada”, reconoció el ingeniero agrónomo Paolo Sánchez.
En cuanto al daño que estos animales provocan en los sembrados, recalcó que no son tan importantes como los que causan las palomas torcazas y el estornino. Por ejemplo, en los cuadros de girasol, al tratarse de lotes tupidos de plantas, comen mayormente desde afuera hacia adentro, casi sin provocar daños importantes en sector interno, ya que no tienen posibilidad de aterrizar y maniobrar entre las plantas.
Esto no ocurre cuando se trata de lotes de girasol para semilla, porque las hileras se encuentran más distanciadas entre sí, lo que les otorga una mejor capacidad de movimiento.
“El número de individuos normalmente se incrementa en esta época, una cuestión que se ha visto magnificada porque hubo una sequía muy grande y estas aves buscan alimentos en zonas urbanas y en las rutas”, explicó Sánchez.