Bahía Blanca | Lunes, 13 de octubre

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Bahía Blanca | Lunes, 13 de octubre

Una puerta mal cerrada permitió un paseo por un sitio histórico de la ciudad

Ubicado en la esquina de Vicente López y la avenida Colón, el edificio está desocupado desde hace diez años, sin destino ni interesados.

Fotos: La Nueva.

Por Mario Minervino / [email protected]

   El incendio de fines de julio del edificio que ocupa en nuestra ciudad el banco de la Nación Argentina tuvo un valioso efecto adicional: despertó conciencia en muchos sobre el valor arquitectónico del edificio, percibió su escala monumental, generó atención a sus cúpulas y ornamentos, para maravillarse con una arquitectura presente hace casi un siglo pero que pasaba poco menos que desapercibida, acostumbradas los ojos a no verla.

   Sirvió además para prestar atención a otros edificios, no menos valiosos y como es propio de toda obra de arquitectura, un arte público que muestra su cara a todos, sin pudores ni tapujos.

   Otra parte esencial de estas obras aparece más desdibujada a pesar de ser un componente destacado de toda obra de arquitectura: su interior, su espacialidad.

   El propio banco Nación es desconocido a veces hasta por los propios clientes, que, acostumbrados a sus operaciones bancarias y su mirada a 1,50 metros del suelo no perciben el gran hall central de triple altura, sus lucarnas y vitrales, los decorados.

   Otro edificio de alto valor arquitectónico es el que fuera sede del Banco Hipotecario Nacional, en la esquina de Vicente López y la avenida Colón, desocupado desde hace diez años, sin destino ni interesados.

Renacentista

   El ex banco Hipotecario Nacional inauguró su sede en 1926. Para la ocasión llegó a la ciudad el gobernador bonaerense, el convecino Valentín Vergara, el mismo que en 1919, siendo diputado nacional, colocó la piedra fundamental de la obra y señaló anticipó que perduraría "por todas las generaciones".

   El estilo del edificio es ecléctico, cerca de ser neoclásico, con su acceso por la ochava enmarcado por columnas griegas y un pequeño frontis superior, interrumpido por el escudo nacional.

   La planta alta presenta columnas apareadas ubicadas entre las ventanas y un remate de esquina, también con frontis, con un águila en su interior.

   El revoque simil piedra del frente ha soportado de manera excelente el paso del tiempo.

   La planta baja presenta un zócalo de granito de Tandil y un maravilloso tratamiento tipo almohadillado.

   En su momento hubo críticas a esa estética, por tener "un exceso de ornamentos y decoración", la cual, se dijo, era "más adecuada para un teatro" que para un banco. La explicación de la entidad era que se trataba de un banco distinto, con un objetivo social, relacionado con la financiación de viviendas.

El interior

   Pero si algo maravilla del ex banco, eso es su interior, el cual podemos admirar en las fotografías.

   Ordenado alrededor de un gran hall central, una suerte de salón de los pasos perdidos, su esquema es similar al del banco de la Nación (Estomba y Moreno) o el palacio de Tribunales (Estomba 32).

   Pero en el caso del BHN, se impone el destacado tratamiento y la presencia de elementos clásicos, aquellos que reinventaron los hombres del Renacimiento italiano siguiendo lógica matemáticas.

   Todo el esquema de galerías que rodea al hall en distintos niveles destacan conjuntos de arcos de medio punto con gráciles columnas, arquitrabes con triglifos y metopas, la decoración propia de los templos griegos.

   Se advierten barandas con balaustres, decorados florales, alegorías al trabajo y las iniciales de la entidad.

   En el último piso aparecen coloridos vitrales con los escudos de todas las provincias existentes en aquella época (muchas de las actuales provincias eran entonces territorios nacionales).

   El piso de la planta es de madera, descuidado por falta de mantenimiento pero que con un tratamiento adecuado se puede recuperar.

El futuro

   Se sabe que el edificio del ex BHN es difícil de ocupar. Su recuperación exige una importante inversión y así como no acepta determinados usos, es por demás adecuado para otros. Es cuestión de buscar la manera, el modo, el camino.

   Pero no hay dudas de que se trata de un inmueble único y fundacional. Dejarlo languidecer es una falta de responsabilidad y respeto. Tanto de los propietarios como de todos quienes pueden hacer algo por su recuperación.