River igualó una racha negativa que no sufría desde 1982 y crece la presión sobre Gallardo
Con la derrota ante Sarmiento, el “Millonario” acumula seis caídas en los últimos siete partidos y revive una crisis futbolística que no vivía hace 43 años.
River atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia reciente. La derrota 1-0 frente a Sarmiento de Junín en el Monumental extendió su mal momento y encendió las alarmas en Núñez: el equipo dirigido por Marcelo Gallardo sumó su sexta caída en los últimos siete encuentros oficiales, un registro que no se repetía desde 1982.
La única victoria en esa serie fue ante Racing, por la Copa Argentina, un respiro mínimo en medio de una tormenta que no parece tener fin.
El contraste con la primera era Gallardo es inevitable. El técnico más ganador de la historia de River aún no consiguió títulos en su regreso al club, y los números son contundentes: 33 triunfos, 25 empates y 13 derrotas en 71 partidos desde su retorno.
Muy lejos del rendimiento de su ciclo inicial, donde había conquistado América y consolidado un estilo de juego que hoy parece perdido. El equipo luce sin ideas, sin respuestas anímicas y con una alarmante falta de contundencia en las áreas.
El paralelismo con 1982 se vuelve inevitable. En aquel año, bajo la conducción de José Manuel Vázquez, River perdió siete de ocho encuentros disputados entre el torneo local y la Copa Libertadores.
La actual crisis replica ese patrón: caídas frente a Palmeiras (por duplicado), Atlético Tucumán, Riestra, Rosario Central y Sarmiento. Apenas el triunfo ante Racing impidió que la marca fuese idéntica.
La derrota ante Sarmiento no solo profundizó la herida emocional, sino también complicó el panorama deportivo. River cayó al quinto puesto del Grupo B del Torneo Clausura, y peligra estar fuera de la zona de clasificación a la próxima Copa Libertadores por Tabla Anual.
El clima en el Monumental fue de descontento total: silbidos, cánticos de reprobación y una sensación de desilusión generalizada marcaron la salida del plantel.
La presión sobre Gallardo aumenta y el margen de error se reduce. Con una inversión superior a los 78 millones de dólares desde su regreso, los resultados no acompañan y la expectativa se transforma en frustración.