Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Emiliano Ortiz, DT de Sporting campeón: “Es el mejor grupo humano que me tocó dirigir”

El rojinegro volvió a festejar un título en la Liga del Sur después de 16 años y “Pocho” tuvo mucho que ver.

"Ya sos parte de la historia de nuestro club". ¿Le habrá dicho eso Federico Nieto a Emiliano Ortiz tras la consagración del rojinegro?. Foto: Emmanuel Briane-La Nueva.

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

   Los hinchas se le colgaban, lo abrazaban, le pedían fotos y le decían "gracias". Él no paraba de llorar, de mirar al cielo y de buscar a sus familiares, quienes habían venido en "patota" desde su General Daniel Cerri natal.

   A Emiliano Ortiz, el DT campeón, le costaba creer que, sin ser de Punta Alta, entraba en la historia grande del club, esa que tiene nombres bien rojinegros: Libre González, Félix Alvarez, Alfredo Sánchez, Rubén Felipe Nieto, Salvador Pedro Cicchini, el "Sombra" González, Federico Nieto, Guillermo Alvarez y el "Mono" Márquez, por citar algunos.

   "El desahogo y el llanto tiene que ver con el esfuerzo que hicimos --en el semestre-- y que ya veníamos haciendo. No soy de esta ciudad, y todos los días tengo que viajar una hora de ida y otra de vuelta. Dejar sola a la familia, pasar más tiempo en el club que en mi casa y pensar más en Sporting que en mi mismo valió la pena", sostuvo "Pocho" Ortiz, quien en su corta carrera como entrenador jefe en Primera, de 2016 en adelante, consiguió dos títulos (con Sansinena en el Federal B 2016 y con Sporting en el Apertura 2018) y un subcampeonato (Clausura 2017 con el rojinegro).

   "Este es el mejor grupo humano que me tocó dirigir. Lo dijo `Nacho' Burgos en la arenga inicial: merecíamos que la historia de estos seis meses se corone de la mejor manera. Porque este plantel se `mato' en el día a día, laburó sin poner peros, entrenó en lugares que jamás creyó que podía llegar a pisar, hubo predisposición de todas las partes, pasamos por momentos críticos y difíciles y la carga psicológica con la que llegamos a la final pesaba una tonelada. Sin embargo se mostró entereza, garra, corazón y hambre de gloria", relató el DT.

   —Y del partido, ¿qué?

   —Fue durísimo, el más difícil del año, No pudimos plasmar nuestra idea, se jugó con los nervios lógicos de una final y el piso de la cancha estaba bastante resbaladizo. Tratamos de jugar directo, por momentos salió, por momentos no, pero en los últimos 20 minutos lastimamos bastante a Tiro.

   —En el grupo se habla de carácter, humildad y sacrificio. ¿Podés contar alguna anécdota que te haya llamado la atención?

   —Mirá, me acuerdo que en un momento del campeonato, Marco Rosas se fue de vacaciones por 10 días, pero se llevó un plan de trabajo para que no pierda forma ni sume kilos. Salía a correr muy temprano a la mañana por la playa, volvía, se duchaba y esperaba, con el desayuno preparado, a que se levanten su señora (Antonella) y su hijo (Simón). Eso es sacrificio, eso es este grupo, así somos en Sporting.

   —Tu familia entró a la cancha a felicitarte. ¿Faltó alguien?

   —No sé, vi un montón de gente de Cerri que jamás hubiese pensado que iban a venir. Estaba mi papá (Ramón), los que me siguen desde siempre, los que quieren lo mejor para mi, por eso esto es para ellos y toda la gente de mi pueblo.

   —¿Te das cuenta que ya sos parte de la historia grande de Sporting?

   —Me los están haciendo saber los hinchas, pero no lo puedo creer; no caigo. Es mucho. Sabía lo que era Sporting, el amor de su gente por el club y por los colores, pero que me comparen con jugadores históricos del club es algo que no sé si merezco. Cumplí un sueño, un sueño que me marcó para siempre y que llevaré de por vida en mi corazón.