Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Caen las ventas de maquinarias, pero se aguarda un fuerte repunte

 Hubo una retracción preocupante respecto de 2017. Sin embargo, desde el sector aseguran que habrá una reactivación para fines de abril y mayo de 2019.

Fotos: Archivo La Nueva.

   Según el INDEC, en la última parte de este año las ventas de maquinaria agrícola cayeron en promedio un 43,5% respecto del mismo período de 2017, un período que había sido declarado récord por el nivel de operaciones.

   Los porcentajes, correspondientes al tercer trimestre de 2018 establecen que hubo una disminución del 65% en el comercio de cosechadoras, 54% en tractores, 19,2% en sembradoras y 35,4% de implementos agrícolas.

   Según el ingeniero agrónomo Mario Bragachini, coordinador del programa nacional Valor Agregado, Agroindustria y Bioenergía, en el mercado interno las ventas cayeron entre un 20 y un 60% de acuerdo al rubro.

 


Mario Bragachini

 

   “En promedio -señala- el primer trimestre 2018 fue normal con créditos de tasas subsidiadas de la banca oficial y bancos privados, y luego ocurrieron problemas de corridas cambiarias donde el crédito normal desapareció y los pocos disponibles con altas tasas de interés, la mayoría de ellas en dólares”.

   En ese sentido, explica que las máquinas aumentaron sus precios siguiendo al dólar y los productores pecuarios (de leche, carne, cerdo o pollo), atados al peso en un mercado interno deprimido, no pudieron trasladar el precio de sus productos y perdieron capacidad de inversión. A esto se sumó la falta de créditos accesibles para la compra de máquinas.

   “El otro gran comprador de maquinarias es el contratista rural, que sufrió un año con menos toneladas cosechadas por sequía: pasó de 127 millones de toneladas en en 2016/2017 a 100 millones de toneladas en la campaña 2017/2018. Sumado a eso, los créditos tomados para la compra de maquinaria son dolarizados y los servicios se cobran con un peso devaluado. Por ello, desaparecieron como compradores de máquinas”, aclara.

   Bragachini asegura que “al productor genuino y al arrendatario, ambos importantes compradores también, la sequía les quitó el 30% de la producción en promedio”, lo cual representa entre el 60 y el 70% del margen de ganancia, quedando así con muy baja capacidad de compra.

 

Respecto de 2017, hubo una caída del 65% en el comercio de cosechadoras, 54% en tractores, 19,2% en sembradoras y 35,4% de implementos agrícolas.

 

   “Los productores de zonas privilegiadas de alto rendimiento por efecto de napa freática alta, presentan margen de inversión pero no alcanzan a compensar la caída del mercado general que, con suerte, puede llegar al 62% del año 2017”, considera.

   Estos factores negativos -continúa- se fueron acumulando mes tras mes “hasta llegar a una situación límite de dificultad para mantener los puestos de trabajo”, con corte en algunas cadenas de pago.

   “La realidad del sector requiere de una intervención del Estado, con un tratamiento en situación de emergencia para evitar un cierre en cadena de las pymes del sector, con despidos masivos”, advierte.

 

Pronósticos


   La parte positiva, sin embargo, está apoyada en el pronóstico agroclimático favorable para una cosecha récord 2018/2019 estimada en 130 millones de toneladas en general.

   “En trigo no se cumplirá el pronóstico de las 21 millones de toneladas, pero será muy buena teniendo en cuenta el buen precio internacional del cereal”, asegura.

   Para Bragachini, el comienzo de la recuperación del mercado interno de maquinaria agrícola se espera para los meses de abril y mayo de 2019, una vez recolectada gran parte de la cosecha de grano grueso y un cambio con un dólar favorable para exportación, con el que productores y contratistas podrán reactivar un 50% del mercado perdido.

   “Esto podría repercutir positivamente siempre y cuando esté acompañado por políticas crediticias favorables hacia el 'Compre argentino'. Es decir, para incentivar la compra de máquinas construidas con más del 60% de componentes nacionales”, explica.


   De esta manera se reactivaría la fuente laboral argentina (sin prohibir ningún ingreso de máquinas y componentes importados), enfocando los créditos con tazas promocionales, dado que las empresas multinacionales poseen alternativas propias de financiación y un colchón del mercado global.

   “En resumen, para recuperar el mercado se necesitan políticas activas positivas coyunturales para el sector de fabricación nacional de máquinas y componentes argentinos, como medida de emergencia para mantener los puestos de trabajo y evitar despidos masivos”, señala el dirigente.

   También considera necesaria la implementación de créditos con tasas subsidiadas para reactivar el mercado de la maquinaria agrícola nacional, con una banca oficial recuperando el protagonismo y marcando el rumbo de la banca privada. Estos préstamos, explica, deben aparecer ya porque “para marzo sería tarde para muchas pymes”.

 

La parte positiva está apoyada en el pronóstico agroclimático favorable para una cosecha récord 2018/2019 estimada en 130 millones de toneladas en general.

 

   “Los fabricantes se encuentran agradecidos por la creación de las mesas de gestión de competitividad, pero hay mucho diálogo entre sectores con intereses no comunes y poca comunicación sobre los reales problemas. Aunque la mayoría de las entidades gremiales nacionales y provinciales señalan que las mesas van por buen camino, la realidad y la urgencia de medidas llevan a dudar del verdadero resultado de las mesas tal cual están constituidas.

   “Se valora el diálogo, pero se pretende a futuro mesas con gente y empresas de intereses y necesidades comunes”, sostiene.

Según explica, “el sector ve todo con óptica de vaso medio lleno y sigue apostando al diálogo, pero los tiempos para mantener los puestos de trabajo se acaban”.

 

En la actualidad

 

   El sector de la maquinaria agrícola en Argentina alcanzó, en 2017, un récord de venta de 2.100 millones dólares, distribuidos en un 50% máquinas nacionales -así se consideran las que alcanzan un 60% de componente local-, mientras que el resto se dividió entre maquinarias importadas y otras ensambladas en el país con menos del 30% de componentes nacionales.

   Además, en el mismo año, nuestro país exportó maquinarias agrícolas a más de 30 países por un valor de 149 millones de dólares.

   En la actualidad, el sector de la maquinaria agrícola argentina y agropartes ocupa en forma directa más de 40.000 personas que, sumadas a las empleadas semidirectas o part-time, implica otros 40.000 trabajadores. Luego existen, entre mecánicos y prestadores de servicio de mantenimiento en concesionarios otros 20.000 puestos laborales.

   De esta manera el sector suma 100.000 puestos de trabajo relacionados directamente con la agrometalmecánica de origen nacional, que de a poco se van adaptando a las nuevas tendencias globales de máquinas conectadas a bases digitalizadas, máquinas de serie cada día más automatizadas que, en un futuro cercano, "trabajarán de manera autónoma o casi autónoma, es decir, la antesala del robot".

 

Medio ambiente

 

   Otro tema en crecimiento será el cumplimiento de normativas sobre cambio climático y el control estricto de las emisiones de motores gasoleros (diesel) o Euro 5, con catalizadores y filtro de partículas donde el aire del escape será más limpio que el que ingresa al motor.

   “Esto resulta muy costoso, por lo que aparecen como alternativa motores con otros combustibles y principalmente biocombustibles, como bioetanol, biometano”, señala Bragachini.

   Por otro lado, habrá más exigencias globales en aspectos productivos sobre temas ambientales de trazabilidad de operaciones de aplicación de insumos; es decir, procesos productivos trazados tranqueras adentro para continuar hasta las góndolas con mayor trazabilidad y registro para el consumidor, que segregará su compra por ese tipo de requisitos.

   Las tecnologías de la mecanización con normativas ISO BUS 3 y 4, CAMBUS, Big Data o AgTech, -con procesos revolucionarios de la industria 4.0- ya están entre nosotros.

   “En los próximos dos años las máquinas revolucionarán el concepto de fabricación y producción incorporando tecnologías y electrónica hoy desconocidas, pertenecientes a la industria de las comunicaciones, electrónica sofisticada de la aeronáutica y automotriz, inteligencia artificial e híperconectividad para la robótica aplicada a los procesos agroalimentarios”, asegura.

 

Nuevas tecnologías para el campo
 

Manejo. Bragachini asegura que pronto se incorporarán máquinas con sensores revolucionarios para mejorar la prestación agronómica de manejo y aplicación variable de semilla, fertilizante y también será muy protagonista la inteligencia artificial por ejemplo con cámaras delante de picos aplicadores de fitosanitarios, lo que reducirá la dosis de herbicida en un 90%.

Eléctrico. También se vienen las cosechadoras, sembradoras, pulverizadoras, tractores y otras máquinas con accionamiento eléctrico puro, híbridos o bien con baterías de nueva generación o celdas de combustible; las máquinas accionadas eléctricamente son más fáciles de hacerlas inteligentes.