Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Desde 2005, el ruido de fondo le puso condiciones a la ganadería

Los desincentivos a la inversión y la inestabilidad en las reglas de juego provocaron un cóctel peligroso. Lo bueno: la necesidad de divisas durante los próximos años posiciona a la exportación como un elemento clave. Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

“Todas las intervenciones implementadas hacia el sector ganadero desde 2005 hasta la fecha no han provocado otra cosa más que distorsiones internas”, dijo Mariano D'Amore, del equipo de investigación del Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca (CREEBBA).

“Los desincentivos a la inversión que se han generado y la inestabilidad en las reglas de juego determinaron un contexto incierto que, sumado al marco macroeconómico general, terminaron impactando en el sector a nivel regional”, agregó.

D'Amore también aseguró que el proceso inflacionario excede cualquier sector en particular y pretender culpar a uno solo ha representado para la región un costo elevado.

“Destrucción de empleo, menor stock, pérdida de valor, reducción de las exportaciones y encarecimiento en términos reales de la carne al consumidor representan los principales efectos para una región que posee condiciones naturales muy favorables para la producción pecuaria”, aseguró.

“Una cadena completa desde los recursos primarios, insumos, servicios y recursos humanos aptos para el proceso productivos caracterizan a una región que mantiene el potencial, aunque a partir de los últimos años algo deteriorado”, dijo.

De acuerdo con el informe de D'Amore, producto de las intervenciones infructuosas que ha experimentado la cadena de ganado y de carnes durante la última década se distinguen consecuencias a nivel regional que determinarán efectos negativos a mediano plazo.

“La caída en el stock ganadero, la abrupta reducción en los niveles de faena y la pérdida de ingresos para la región son algunos de los efectos más destacados después de una década de medidas distorsivas sobre el sector”, dijo.

La reducción del stock ganadero acumula una variación cercana al 25% desde 2005 hasta la actualidad, habiendo alcanzado una cifra superior al 40% hasta 2010. A partir de ese año se observa una recuperación entre 2011 y 2013, que acumula un incremento del 17%. Esto parece haberse detenido este año, ya que los resultados de la última campaña de vacunación contra la fiebre aftosa no muestran variación respecto del período anterior.

“La reducción del stock vacuno a nivel regional durante el período considerado no tiene antecedentes históricos y representa la principal limitante para un hipotético proceso de recuperación en el futuro”, explicó. También dijo que los requerimientos de capital para recuperar el stock inicial representan una cifra importante que, a partir de las cotizaciones actuales, oscila en $ 5.000 millones.

D'Amore dijo que las intervenciones no solo afectaron al sector primario de la cadena.

“Mientras que, a principios del período analizado, el nivel de faena alcanzó un volumen cercano a las 200 mil cabezas, durante los últimos 3 años esa cifra se redujo a menos de 50 mil cabezas anuales en 4 de los principales frigoríficos regionales”, aseguró.