Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Palabras al viento... habitante perpetuo de Bahía Blanca

Los últimos días han sido pródigos en viento, para los bahienses, y, en rigor, durante algunas noches, se han registrado ráfagas que llegaron a los 90 kilómetros por hora. La persistencia de este componente climático, que forma parte de nuestras mejores tradiciones y que nos convierte en la ciudad más ventosa de la provincia de Buenos Aires, coincide con el mes en curso, considerado como uno de aquellos en que son más frecuentes los días con viento intenso.


 Los últimos días han sido pródigos en viento, para los bahienses, y, en rigor, durante algunas noches, se han registrado ráfagas que llegaron a los 90 kilómetros por hora.


 La persistencia de este componente climático, que forma parte de nuestras mejores tradiciones y que nos convierte en la ciudad más ventosa de la provincia de Buenos Aires, coincide con el mes en curso, considerado como uno de aquellos en que son más frecuentes los días con viento intenso.


 El 11 de agosto de 1968, por ejemplo, hubo ráfagas de 138 km/h y el 27 de agosto de 1960 llegaron a los 100 km/h, aunque la ráfaga más impactante de que se tenga memoria data del 18 de enero de 1960 y midió, en los anemómetros, 190 kilómetros por hora.


 Los especialistas explican que "siempre" hay viento, en Bahía Blanca, y que, a lo sumo, este se encuentra "en calma".


 Las direcciones más frecuentes son del noroeste (25 por ciento) y norte (21,4%), seguidas por los provenientes del sector sur (17,4%).


 El viento tiene un protagonismo clave en la sensación térmica o temperatura de estrés, pues, de acuerdo con su dirección e intensidad, modifica las sensaciones corporales.


 Así como existen días "peronistas" y de "mates y tortas fritas", los antiguos habitantes de la ciudad saben qué significa un día "de Bahía", el cual, básicamente, incluye calor, viento y tierra en suspensión.


 También se asegura que el viento es un componente importante de la personalidad del bahiense: cierto fastidio, mal carácter o apatía podrían ser consecuencia del accionar repetido y constante de Eolo.


 Como sea, el viento es parte de nuestro ser urbano.


 Por supuesto que su presencia también es útil para ventilar la ciudad, depurando su atmósfera, y, en muchos casos, mejorar las condiciones climáticas imperantes.


 Por eso, a los bahienses, en estos días, nos corresponde el "deber" de sentirlo, enfrentarlo y respetarlo, por estar aquí desde el principio de los tiempos.


 Y recordar, por ejemplo, que el músico Charly García lo ha pensado como un consejero ("viento del sur o lluvia de abril,/ quiero saber dónde debo ir...") y signo de esperanza ("y el viento traerá/ alguna mujer,/ una casa pobre,/ años de aprender..."); Litto Nebbia lo creyó mensajero ("viento, dile a la lluvia/ que quiero volar y volar...") y el mítico Bob Dylan sugirió que, en los momentos de planteos, dudas y miedos, las respuestas ("amigo") "están soplando en el viento...".

Mario R. Minervino