Bahía Blanca | Domingo, 26 de octubre

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Los puentes Bailey: ayudaron a ganar la Segunda Guerra Mundial, son claves para situaciones de catástrofes y China los vende por internet

Más allá del debate sobre el mantenimiento y sus costos, es una herramienta que se resuelve mediante una estructura normal, que no tiene secretos y es sencillo de hacer en cualquier metalúrgica local.
 

Uno de los puentes está ubicado en calle Malvinas y el Canal Maldonado. Fue montado por la Compañía de Ingenieros Mecanizada Nº 10. / Fotos: Emilia Maineri-La Nueva.

La consultada enciclopedia colaborativa Wikipedia ha incluido a la ciudad de Bahía Blanca en las referencias que hace al uso actual de los denominados puentes Bailey.

La inundación del pasado 7 de marzo puso a nuestra ciudad a la par de las catástrofes generadas por ciclones en Nueva Zelanda, inundaciones en la ciudad española de Madrid y deslizamientos de tierra en la India, en cada uno de cuyos casos se recurrió a este tipo de estructura para dar una respuesta inmediata al tema de las comunicaciones y restablecer las vías de circulación, tanto peatonal como vehicular.

A siete meses de la intensa e inédita precipitación que, entre otras consecuencias, provocó la rotura de —al menos— diez de los puentes existentes sobre el canal Maldonado, lo que significó perder la conexión entre dos mitades de la ciudad, todavía se mantienen en uso los dos puentes metálicos colocados una semana después del hecho por el Ejército Argentino.

Uno de ellos se ubicó en calle Malvinas, montado por la Compañía de Ingenieros Mecanizada 10. Y el segundo a la altura de calle Santa Cruz, en este caso colocado por miembros del Escuadrón de Ingenieros Blindado 1.

Si bien son puentes con algunas diferencias de diseño, básicamente responden a idénticas características en cuanto a sus componentes, módulos de hierro prefabricados metálicos para las barandas, vigas de unos 35 metros de largo y otras transversales, sobre la cual se colocan las chapas que sirven como carpeta de rodamiento.

A la altura de calle Santa Cruz fue instalado por miembros del Escuadrón de Ingenieros Blindado Nº 1.

La indicación es que son estructuras que soportan 30 toneladas, tienen un ancho de 4,20 metros (equivalente a un carril de circulación). Si se considera que son estructuras temporales, pensadas para un uso moderado y un tiempo acotado, el hecho de permanecer en el tiempo y registrar, como en estos dos casos, un uso intenso, exige un adecuado mantenimiento y control de sus componentes.

De qué se trata

Las Fuerzas Aliadas no hubiesen podido ganar la Segunda Guerra Mundial sin los puentes Bailey. O al menos les hubiese resultado mucho más difícil y exigido más tiempo, lo cual presume un costo en vidas humanas.

Porque el movimiento de miles y miles de soldados exigía una ingeniería que difícilmente se aprecia en las películas que reflejan el conflicto. Alguien se debía encargar de la comida, de las municiones, de montar los campamentos, de descifrar las claves de los mensajes enemigos y de permitir el avance de las tropas cuando, por ejemplo, un río se interponía.

Ese fue el desafío al que debió responder el ingeniero civil Donald Coleman Bailey, contratado por el Ministerio de Guerra británico para que diseñara un puente liviano, capaz de ser transportado en camiones, simple de armar, con capacidad para el paso de los tanques, factible de ser montado por los propios soldados, sea el lugar que fuera donde se precisara salvar un curso de agua.

Donald Bailey con su prototipo de puente

El esquema utiliza los mismos principios que el popular juego de construcción Mecano: las piezas eran uniformes, fáciles de manipular e intercambiables.

Si bien existía un modelo heredado de la Primera Guerra Mundial, los nuevos tanques duplicaban el peso de los anteriores. A esa mayor resistencia debían sumar un puente que fuera portátil y fácil de armar, que pudiera reforzarse y repararse e, incluso, armarse con piezas sencillas de ser construidas; cada una debía caber en la parte trasera del camión de 3 toneladas y el puente fácil de construir a mano (sin necesidad de recurrir a grúas).

El esquema utilizaba los mismos principios que el popular juego de construcción Mecano: las piezas eran uniformes, fáciles de manipular e intercambiables.

Los puentes fueron clave para los Aliados ganar la Guerra

La unidad básica era una cercha de acero soldada de tres metros de largo y un metro y medio de ancho, con vigas transversales en cada extremo y en el centro. Ocho vigas interiores reforzaban las esquinas. Los paneles pesaban 270 kilos y podían ser transportados por seis hombres.

En las esquinas de cada panel había agujeros que podían alinearse con los adyacentes, luego asegurados con pasadores que se martillaban en su lugar. Colocados horizontalmente, había tableros de madera o de acero como pavimento.

La idea del puente era extenderlo sobre el agua hasta su punto de destino. La parte delantera, la nariz, estaba compuesta por paneles laterales sin la plataforma y en ángulo hacia arriba. Detrás iban agregándose las demás secciones que proporcionaban el contrapeso necesario para evitar que la parte delantera derribara toda la estructura.

El diseño básico del Bailey estuvo listo a finales de 1940 y su producción comenzó en 1941.

Los ejércitos británico y estadounidense los utilizaron en el norte de África, Sicilia, Italia y el noroeste de Europa, reemplazando los puentes fijos que las fuerzas alemanas destruían en su retirada. Sin embargo, generalmente quedaban de pie los pilares que proporcionaban puntos de apoyo adecuados para los Bailey.

Los lugares

Cuatro son los puentes Bailey actualmente operativos en nuestra ciudad: dos sobre el Maldonado y otros tantos sobre la ruta 3 sur.

Los primeros dos son propiedad del Ejército, quien tiene estipulado un costo de mantenimiento y seguros y que, en las últimas semanas, originó un debate por el costo que debe abonar el municipio al EA.

Los otros dos son propiedad de Vialidad Nacional, organismo que se encarga de su control y mantenimiento.

Los existentes sobre el Maldonado tienen un uso intenso y constante, se advierten algunos deterioros en los chapones que hacen las veces de pavimento y, un dato curioso: hay designado en cada uno un soldado del Ejército que hace las veces de guardián.

La única referencia a un uso anterior de un puente Bailey data del año 1965, cuando el Ejército montó uno en el paraje Las Oscuras, para permitir el cruce del río Sauce Grande.

Al igual que en la Segunda Guerra Mundial, el puente original había sido destruido con bombas por las fuerzas golpistas que derrocaron al presidente Juan Domingo Perón, para evitar que, eventualmente, las tropas leales llegaran a nuestra ciudad.

Hernando: “Una estructura con muchos elementos repetitivos”

Resulta de una extrema simpleza construir hoy un puente Bailey. El ingeniero Gabriel Hernando, especializado en el diseño y cálculo de estructuras señaló —a La Nueva.— que un puente se resuelve mediante una estructura normal, que “no tiene secretos” y es sencillo de hacer por cualquier metalúrgica local.

“Es una estructura con muchos elementos repetitivos. Se utilizan perfiles que están en el mercado, al igual que los tornillos y otros componentes”, detalla.

Sobre la necesidad de un mantenimiento expresó que, por tratarse de un puente diseñado para un uso eventual, cuando tienen un uso intenso, como es el caso de los del Maldonado, requieren una revisión periódica, estudiar las uniones y el tablero.

“Es una tarea que hay que hacer y, eventualmente, pagar”, indica.

Por último, señala que en los últimos meses se colocaron un par de puentes peatonales sobre el arroyo Napostá, prefabricados y luego armados en el lugar.

“Ese sistema es el que se aplica a los Bailey, con piezas adecuadas para su transporte y factibles de ser montados en el sitio”, dice.

Si bien desde la comuna local no se han hecho comentarios sobre la posibilidad de contar con un puente de estas características, sin dudas que en una ciudad con dos cursos de agua que la cruzan, con un panorama de obras millonarias a futuro en el canal, quizá disponer de este tipo de estructuras no sería una alternativa descabellada.

Un cuento chino: 貝利橋 (puente Bailey)

A esta altura de las cosas debería no sorprender: hoy es posible comprar un puente Bailey a través de internet a cualquiera de las varias empresas Chinas que lo fabrican por pedido. Sitios como es-made-in-china.com, zhonghabridge.com y baileybridgesolution.com, tienen publicados sus catálogos con diferentes modelos y alternativas.

También en nuestro país existen firmas dedicadas a fabricar este tipo de puentes. Consultada por este medio, la metalúrgica Vialnet, con sede en la localidad de San Fernando, señaló que un puente chino, de similares características a los colocados sobre el canal Maldonado, tiene un costo estimado de u$s 210.000. A este valor hay que sumarle el flete, desde Buenos Aires hasta nuestra ciudad, y los trámites de nacionalización, que suman otros u$s 130.000, con lo cual el precio final es de u$s 340.000.

Esa misma empresa cuenta con un modelo de diseño propio, que cumple --según aseguran-- idénticas funciones a las de uno tipo Bailey, que para las medidas necesarias para cruzar el Maldonado, orilla los u$s 96.000.