La historia de las casas rajadas de Ingeniero White
Breve cronología de los acontecimientos de una problemática que comenzó en la década del '80 y aún persiste.
La localidad de Ingeniero White surgió a fines del siglo XIX con el primer nodo ferro-portuario de la región. Los primeros trabajadores se asentaron en casillas, y luego se construyeron viviendas de estructura liviana de madera recubierta en chapa, elevadas sobre pilotes.
Estas construcciones no solo eran económicas y rápidas de levantar, sino que también se adaptaban a las características del suelo, cercano a la napa freática y expuesto a las crecidas de las mareas.
Hacia mediados del siglo XX, estas casas fueron progresivamente reemplazadas por edificaciones ladrillo y cemento (mampostería), mientras el puerto comenzaba a alinearse con políticas desarrollistas y estrategias de industrialización.
En 1962, el presidente Arturo Frondizi inauguró una ampliación de la usina General San Martín, el oleoducto a Puerto Rosales y el acueducto Paso de las Piedras, consolidando a la zona como un eje estratégico de desarrollo energético e industrial.
En su discurso afirmó: “Me conforta contemplar la voluntad y alegría con que estos pueblos construyen el poderío de su nación el bienestar propio y de sus hijos. Se sienten felices y fuertes cuando descubren en el horizonte una nueva torre de perforación, una nueva chimenea, el perfil de una usina. Están viendo nacer una nueva nación”.
Desde la década de 1960, Bahía Blanca, Ingeniero White y General Cerri comenzaron a transitar ese camino. En 1968, Bahía Blanca fue declarada "Polo de Crecimiento Provincial N.º 1".
En 1979 se inició la construcción de la Central Termoeléctrica Luis Piedra Buena y a partir de 1971 se desarrolló la Petroquímica Bahía Blanca (inaugurada en 1986 y privatizada en 1997).
El dragado del canal principal del puerto, realizado en sucesivas etapas (décadas del 60, 70 y entre 1989 y 1992), permitió alcanzar un calado de 50 pies en 2013 y ser un puerto de aguas profundas.
Sin embargo, en medio de esta transformación productiva, la localidad de Ingeniero White quedó al margen de los planes urbanísticos. El crecimiento industrial no vino acompañado de una planificación adecuada que contemplara la cercanía entre las viviendas y las industrias.
Así, la estructura urbana —subordinada a los intereses de los grupos económicos— comenzó a evidenciar severas problemáticas ambientales.
A partir de los años 80, los vecinos de White comenzaron a notar un fenómeno que persiste hasta hoy: fisuras en las viviendas, hundimiento de cimientos y calles, y, en algunos casos, derrumbes. Se las suele mencionar como “las casas rajadas”.
En 1982, la municipalidad de Bahía Blanca solicitó estudios a la Universidad Nacional del Sur y a la Universidad Nacional de La Plata. Las investigaciones concluyeron que un descenso anormal del nivel freático había afectado a más de 200 viviendas en Ingeniero White y concluyeron que se debía causas naturales y por lo tanto “pueden considerarse como catástrofes naturales, que se han producido en el pasado y pueden producirse en el futuro”.
Lo que estos informes no alcanzan a ver es los cambios que se produjeron en la línea costera desde la termoeléctrica hasta Galván, ya que fue elevada artificialmente con los rellenos del dragado.
Esto dejó a White en una situación topográfica más baja, reduciendo la humedad natural del suelo arcilloso, que depende de las mareas. Por lo tanto, este problema del cambio en el estado del suelo que provoca las fisuras en las casas es claramente producto de la intervención humana.
Durante la década del 90 se repararon varias casas, pero años después aparecieron nuevos casos, y algunas viviendas previamente arregladas volvieron a rajarse.
En 2006, el municipio encomendó un censo para realizar un informe técnico y un relevamiento social en 110 viviendas afectadas y así establecer un diagnóstico que determine el grado de seguridad, factores de los daños y encomendar procedimientos.
El 70% de los vecinos entrevistados vinculó el inicio de las fisuras con la construcción de la termoeléctrica, el dragado del puerto y las obras del polo petroquímico.
Entre 2009 y 2011 se lanzó un nuevo plan de reparación de viviendas, y se comenzó la construcción de casas en Villa Rosas y Villa Delfina para reubicar a las familias en situación de riesgo.
En una nota publicada por el medio EcoDías (14/9/2009), titulada “Casas rajadas en White. Historia que no termina”, el concejal Roberto Ursino apoyaba la iniciativa de la construcción de nuevas viviendas, pero advertía sobre la necesidad de hacerlo en White, para evitar el desarraigo, el abandono en los barrios afectados y la pérdida de calidad de vida.
Hasta 2024, las viviendas construidas en otras zonas fueron entregadas, mientras que las casas afectadas en Ingeniero White quedaron en distintas situaciones: algunas fueron demolidas, otras reparadas sin certezas sobre la estabilidad de sus cimientos, y otras permanecen cerradas, sin posibilidad de regularizar su titularidad.
También persisten terrenos vacíos donde antes había casas, y muchos vecinos que, a pesar de los riesgos, no quieren irse de White.
“Las casas rajadas” de Ingeniero White no pueden ser solo ladrillos derrumbados que desaparecen y dejan las marcas de la ausencia. Son una problemática de toda la ciudad, que requiere políticas públicas, que aborden de forma integral el uso del suelo, la seguridad habitacional y el desarrollo urbano con el consenso de una comunidad que quiere y lucha por su lugar.