Agustín Trotta cerró el círculo: 23 años de carrera futbolística y un homenaje que le “explotó el corazón”

Redacción de La Nueva.

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“Fue una noche inolvidable, emocionante, me explotó el corazón de sentimientos cuando vi reunida a toda la gente que me quiere, a mi familia y a los amigos que me dejó el fútbol”.

Los homenajes se hacen en vida y Agustín Trotta, el goleador histórico de Rosario Puerto Belgrano, le puso el broche de oro a una carrera deportiva de 23 años, que incluyó 344 cotejos oficiales en el club de sus amores y un paso por Bella Vista, Tiro y Huracán, sus otros tres equipos en la Liga del Sur.

El 20 de abril de este 2025 jugó su último encuentro oficial con la tricolor en el Coloso de Humberto Primo y Villanueva, pero a su retiro le faltaba algo más: el súper homenaje que le organizó la Agrupación rosarina Marco Ruperez.

Fue una fiesta con 160 personas en el club Altense.

“Fue increíble el reconocimiento, vinieron ex compañeros de otros clubes, técnicos que marcaron mi personalidad dentro de la cancha, amigos de la vida e hinchas con la sangre de Rosario que, a la pasada, me recordaban los festejos de algunos de los goles que convertí”, resaltó el 9, máximo artillero en la vida del Rosa con 155 conquistas (9 de ellas a Sporting).

Hubo videos, saludos de distintos colegas que compartieron planteles con él y la visita de Lucas Gamietea, quien llegó desde Buenos Aires y rememoró su paso por el “francés” en el Argentino A 2004-2005.

La torta, con el N° 156 (confeccionada por Marina, esposa de Alejandro “Puma” Montecchia) y la foto (que abre esta nota) que hizo emocionar a Agus: con mamá (Mabel Fernández), papá Aldo, su hermana Flor y sus sobrinos Rosario (¡y cómo se iba a llamar!) y Salvador.

También posó con su pareja (Flor Fa) y le agradeció a su amigo y fana de Rosario, el DJ “Manteca” Martínez, por amenizar la fiesta.

“Ahora puedo decir adiós tranquilo, mi carrera terminó, pero hay imágenes, como estas, que voy a recordar hasta el día que me muera”, señaló el “pibe” de 41 pirulos, quien en una nota anterior y en este medio deslizó: “Rosario me enseñó a ser alguien en la vida”.

Y se despidió con la muletilla (tres palabras) que caracteriza el cierre de cada texto que escribe en las redes sociales: “De Rosario siempre”. Pero esta vez, con lágrimas en los ojos y el corazón más que agradecido.