Bahía Blanca | Domingo, 21 de septiembre

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Bahía y el verano: expectativas para una mejora del servicio del agua

Desde ABSA se aguarda una mayor capacidad de producción y una optimización en el tratamiento en condiciones adversas.

Tareas clave se realizan en la cisterna de planta Patagonia. / Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

La proximidad del verano vuelve a abrir un interrogante en cuanto a cuál será la situación de nuestra ciudad en cuanto a la distribución, calidad y provisión de agua.

La realidad indica que la Provincia viene realizando —en los últimos años— un conjunto de obras importantes para disponer una mejora en la infraestructura sanitaria, renovando cañerías de distribución, mejorando la capacidad de las plantas potabilizadoras, reparando acueductos que estaban fuera de servicio, tendiendo nuevas redes y construyendo cisternas adicionales.

Sin embargo, la mayor parte de estos trabajos tiene plazos de ejecución que exceden la posibilidad de estar terminados y operativos este verano. Hay, sin embargo, varios elementos que permiten ser optimistas en cuanto a percibir una mejora a corto plazo y que se consolide a medida de que se complete el resto de las tareas.

Desde el área de Asuntos Institucionales de Aguas Bonaerenses SA (ABSA) se dio respuesta a algunas inquietudes manifestadas desde este diario en relación a los trabajos terminados y sobre qué aspectos se ha logrado una mejora en relación al tratamiento del agua.

Estas son las respuestas a las cuestiones más inmediatas:

—¿Está terminada la ampliación de la planta potabilizadora Patagonia?

—Se hicieron pruebas de capacidad de producción para establecer el nivel óptimo y determinar el rebalse de la planta, por lo que ya está ecualizada respecto de la producción. Además, se hicieron otras pruebas de potabilizantes y está dentro de los parámetros establecidos. Sólo restan verificaciones marginales para ir ajustando y optimizando detalles de procesos. Es decir, la planta está en la fase final del período para la puesta en marcha.

—¿Permitirá aumentar en un 20 % la capacidad de tratamiento del agua?

—Es difícil precisar porcentajes porque depende de muchos factores. El más relevante es la calidad del agua cruda que se recibe. Lo que sí podemos establecer como regla general es que cuanto más nivel de turbidez haya, mayor será la incidencia del nuevo módulo porque, precisamente, está equipado con tecnología que permite un mejor tratamiento para aguas turbias o con presencia de algas. En esa circunstancia se va a incrementar la participación del nuevo módulo. Por eso preferimos no hablar en términos de porcentaje, sino que decimos que hay una mejora en la capacidad de producción y una optimización en el tratamiento en condiciones adversas.

—Suponiendo que se trate de un 20 % más de agua, ¿de dónde se obtiene ese mayor volumen?

—Hablamos de una mejora en la capacidad de producción en términos de caudal y de tratamiento del agua cruda. Eso está garantizado. Con respecto de dónde se obtiene ese mayor volumen, hay varias cuestiones a considerar. Por un lado, el acueducto de 600 mm de Grünbein ya está en funcionamiento, con lo cual una parte del agua que va a esa planta se conduce por esa vía. Eso libera capacidad del acueducto principal a la de Patagonia, por lo que habrá un stock disponible en la capacidad del acueducto principal que podría resultar un amortiguador de disponibilidad de agua cruda para ser tratada en el módulo.

Desde ABSA se asegura que son todas intervenciones que tendrán efecto en tiempos diferentes, pero coadyuvan a una mejora general del sistema.

“Además, y este no es un dato menor, el módulo nuevo puede tratar agua del arroyo Napostá con altos niveles de turbidez, algo que los módulos viejos no podían hacer y lo cual obligaba a detener el ingreso de esa procedencia. Hay, incluso, una tercera vía, que es el agua que se utiliza en la limpieza de los filtros y que, ahora, va a las lagunas de reúso. Antes, ese líquido no era reutilizable y ahora sí. A través de esas vías se podrá recibir mayor cantidad de agua cruda con un uso más racional”.

—¿Qué sectores de la ciudad o de qué manera se reflejará la situación de disponer de más agua?

—No se puede establecer, dado que la que sale de Patagonia va a la cisterna de parque Independencia o al rebombeo de la zona alta —allí se espera habilitar pronto la cisterna de Chañares-Bosque Alto— y desde ahí se distribuye. Por eso se realizarán maniobras operativas para determinar a qué sectores se les dará un poco más, o un poco menos, en función de sus necesidades. Además, todos los recambios que se han realizado de piezas, fundamentalmente de válvulas, van a permitir una mayor versatilidad del sistema operativo para derivar agua adonde haga falta. En suma, habrá más líquido y por lo tanto una mejoría general.

—¿Ya está operativo el acueducto de 600 mm desde Paso de las Piedras hasta Grünbein? ¿Qué impacto tendrá en el servicio?

—Sí, ya está operativo. El impacto es muy grande porque libera parte de lo que el acueducto principal llevaba al polo industrial y a la planta Patagonia. Provee a Grünbein de aproximadamente el 40 % del caudal de agua cruda y aumenta la capacidad de transportación a Patagonia.

—¿Pueden entonces esperarse mejores condiciones en el servicio en los próximos meses?

—El conjunto de las intervenciones que se realizaron y se están llevando a cabo, que son muchas, tanto para la producción como para el transporte y la distribución en redes como la capacidad de acopio de agua, se va a terminar de ver en el término de un año y medio, que es el plazo estimado de su finalización.

“Pero, al mismo tiempo, habrá una mejora gradual y un impacto conforme se vaya terminando cada una. La cisterna de Chañares-Bosque Alto, la cisterna de planta Patagonia, que es fundamental y absolutamente clave, el acueducto de calle Brandsen, las mejoras en infraestructura operativa y los cambios de válvulas, filtros, toberas, mantos de arena, también en Patagonia; todo esto estará dando beneficios extras, incluso los ajustes en las perforaciones y la puesta en valor de los pozos del Bajo San José y de Cabildo, hoy plenamente operativos y equipados con telemetría. Son todas intervenciones que tendrán efecto en tiempos diferentes, pero coadyuvan a una mejora general del sistema”.

—¿En el embalse de Paso Piedras también se están implementando mejoras?

—Se trabaja en el mismo sentido. Se están haciendo tareas para una retaliación ecosistémica del agua, de la cual aspiramos a tener los resultados esperados, porque va a resultar clave para recibir el agua en mejores condiciones. Pensemos que la planta Patagonia original se diseñó para que opere en niveles de turbidez mucho menores a los que hoy recibe. Estos trabajos exigen una estrecha coordinación con áreas de gobierno y organismos del sistema científico y tecnológico y son muy relevantes porque implican una apuesta fuerte por la sustentabilidad. En definitiva, es la sumatoria de todos estos esfuerzos lo que va a permitir corregir la tendencia de deterioro que viene teniendo el sistema hídrico desde hace décadas y empezar a tener, gradualmente, efectos positivos.