Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

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No culpes a la cámara

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El 16 de julio en el Gillette Stadium de Foxborough de Massachusetts, se llevó a cabo un recital de Coldplay. En esa ocasión los titulares y viralizaciones no solo fueron ocupados por la banda británica, sino que algo parecido a la “Kiss Cam”, fue otra de las grandes protagonistas.

La "Kiss Cam", o cámara del beso, es uno de los recursos más habituales y “en principio” inofensivos en el mundo del entretenimiento masivo. Estados Unidos es pionero y el objetivo es que en los tiempos muertos durante los partidos de básquet o beisbol la diversión continúe y el público sea parte del espectáculo. No es complejo: una cámara recorre las tribunas y enfoca a parejas al azar, proyectando su imagen en las pantallas gigantes del estadio. La consigna “social” es clara: deben besarse ante el aplauso de la multitud.

En efecto, en un recital de Coldplay, una cámara similar se posó sobre una pareja y se desató un verdadero caos digital, pues la pareja reaccionó rápidamente apartando sus cuerpos y, Chris Martin, el vocalista agregó: "O están teniendo una aventura o son muy tímidos". ¡Sí! Una infidelidad expuesta y viralizada en el mundo entero. 

Años atrás, se trataba de evitar que te vean salir del “hotel alojamiento”, hoy el ojo se multiplica en millones de pantallas y el efecto es incontrolable. Sin dudas lo que pasa en el estadio ya no queda en el estadio.

Los conocimientos sobran para definir infidelidad, lisa y llanamente es cuando una de las partes transgrede un compromiso pactado, es decir que rompe la promesa de permanecer en una relación de pareja con exclusividad.

Algunas son esporádicas otras duran por años, algunas son reales y otras quedan en el escenario virtual, y otras, aunque discutidas, quedan en el plano de la fantasía, pero lo cierto es que lo convenido se dejar de sostener o lo sostiene una sola parte de la pareja, ya que la otra anda de recitales.

Un estudio realizado por el psicólogo David W. Wahl, revela que los motivos por los que una persona engaña son diversos. 

Es frecuente que se termine el amor y se comience una nueva relación sin haber concluido la anterior porque tampoco se encuentra la forma de terminarla. También la necesidad de alimentar el ego a través de la autogratificación. La incapacidad para comprometerse desencadena un estado de ansiedad que se manifiesta a través de la infidelidad.

La venganza es otro motivo. Nunca es por descuido que un mensaje es encontrado o que rastros y evidencias queden a la vista, sino que es una forma de castigo que se emplea para llamar la atención o como represalia si hubo un engaño, pagando así con la misma moneda.

También se es infiel por la necesidad de variedad y el deseo de interactuar no solo a nivel sexual sino de compartir otras conversaciones, intereses, actividades y gustos. Problemas de autoestima ocasionan la necesidad de tener que sentir que se es deseado por otro.

A su vez, necesidades emocionales insatisfechas también motivan a la infidelidad; la falta de comprensión y de empatía erosionan hasta las relaciones más sólidas. El aburrimiento es otra causa, entonces tener nuevas relaciones reales o a través de internet le posibilitan al infiel jugar un nuevo juego.

Es fácil culpar al vecino o en este caso, en un mundo hiperconectado, ser registrado por una cámara. Si bien la línea entre el entretenimiento participativo y la violación a la intimidad es difusa, acá el foco debe estar puesto en la transgresión y en asumir responsabilidades y deseos.