Bahía Blanca | Lunes, 18 de agosto

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La nueva frontera del transporte inteligente: movilidad aérea urbana

El auge global de la Urban Air Mobility.

Foto: meep.app

Por Hugo Stortoni (*)

La movilidad aérea urbana ha dejado de ser un concepto futurista, y se abre hoy una cuarta dimensión: en los últimos cien años vimos crecer los transportes bajo tierra, sobre tierra y en lo alto de los cielos, pero nos faltaba cubrir ese espacio tan subutilizado como insospechado, llamado: espacio aéreo de baja altitud. Estos espacios de operación pueden llegar, en algunos países y según el artefacto aéreo que se utilice, hasta los 5.000 (1500mts) pies de altura aunque entre los 400/500 pies (120/150mts) es donde actualmente se desarrolla la mayor movilidad.

Los avances tecnológicos y su combinación, ya sea, en baterías de alta densidad, inteligencia artificial, navegación autónoma y conectividad 5G ha dado lugar a una generación de drones y eVTOLs 1capaces de operar en entornos urbanos, transportar personas o cargas, y cubrir distancias cortas con una huella ambiental mínima.

El futuro es hoy, pensar lo imposible en términos de transporte inteligente es no solo posible, sino obligatorio, las ciudades necesitan estas soluciones. La importancia radica en varios factores: brindan una solución alternativa a los problemas de tráfico terrestre en corta distancia -dentro de las ciudades y entre ellas-, dan una respuesta rápida y eficiente en casos de emergencia (ya sea traslado de personas o medicamentos en casos de urgencia), en todo lo que es vigilancia y control urbano su prestación es totalmente compatible con métodos tradicionales (mejorando su eficacia), en lo que a medio ambiente se refiere, no solo son muy amigables, con mínimo impacto ambiental, sino que también pueden cumplir funciones de medición y monitoreo de, por ejemplo, los niveles de smog en la ciudad; la clave está en socializarlos, o dicho de otra manera, en integrarlos a la vida diaria en las ciudades.

No se trata solo de volar: se trata de repensar la ciudad, de sumar una nueva capa de movilidad que complemente, y en algunos casos, reemplace a las opciones tradicionales. Se trata de democratizar el acceso al transporte aéreo, adaptarlo al ritmo urbano y garantizar que esta tecnología no solo sea eficiente, sino también segura, equitativa y aceptada por la sociedad.

Europa: integración y aceptación social

Según la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), las operaciones regulares de taxis aéreos en sus ciudades comenzarán antes de 2030, con las primeras experiencias comerciales planificadas para los próximos dos años.

En el viejo continente, proyectos como Medifly en Hamburgo o TINDAiR en Toulouse y Burdeos no solo están realizando pruebas sobre la viabilidad técnica de los drones, sino que también está a prueba su integración con servicios médicos, sistemas de emergencia y aviación general. Europa avanza con una mirada holística, que incluye evaluaciones de aceptación social, seguridad, interoperabilidad y sostenibilidad.

Volocopter, pionera en este campo, realizó vuelos tripulados con su eVTOL VoloCity, se hizo en París durante los Juegos Olímpicos de 2024, marcando un hito en la implementación de esta tecnología en eventos masivos. El objetivo final de estas incursiones es poder establecer rutas regulares para pasajeros entre aeropuertos y centros urbanos.

China: liderazgo y gran escala

El gigante chino avanza con paso firme hacia la masificación de la movilidad aérea. En enero de 2025, la compañía Sichuan Tengden completó con éxito las pruebas de rodaje del CH-YH1000, un dron que carga poco más de una tonelada y con autonomía de más de 10 horas. Con velocidades cercanas a los 200 km/h, este tipo de plataforma ya está revolucionando los estándares de la logística pesada en zonas urbanas e interurbanas.

Por otra parte, la empresa EHang, con su modelo EHang 216-S, que ya esta certificado por la Autoridad de Aviación Civil de China, realiza vuelos tripulados autónomos en diversas provincias, transportando pasajeros a distancias de hasta 35 kilómetros. La visión china incluye tener 100.000 eVTOLs operando hacia 2030, posicionando al país como referente indiscutido en esta nueva industria.

EE.UU.: testeando el negocio

En Estados Unidos, la movilidad aérea urbana comienza a integrarse en el ecosistema de transporte. La empresa Joby Aviation recibió en 2024 el certificado FAA Part 135, que le permite operar vuelos comerciales con pilotos y pasajeros. Su adquisición de Blade Air Mobility refuerza su presencia en Nueva York, apuntando a conectar Manhattan con los aeropuertos JFK y Newark. En suma, esta empresa que no solo fabrica taxis aéreos eléctricos sino que también los opera, ha logrado hitos importantes como haber completando exitosamente vuelos con una transición completa de vuelo vertical a vuelo de crucero, y viceversa, con un piloto a bordo.

Por su parte, Archer Aviation, con su modelo Midnight (cuatro pasajeros más piloto), prevé iniciar operaciones en Miami y Los Ángeles en 2026, gracias a alianzas estratégicas con aerolíneas y operadores aeroportuarios. Sus eVTOLs prometen trayectos silenciosos, eléctricos y sin emisiones, con tiempos de vuelo menores a 20 minutos entre puntos clave de las ciudades.

Oriente Medio e Israel: visión estratégica

En los Emiratos Árabes Unidos, la vanguardista ciudad de Dubái comenzó ya por el 2017 con pruebas de taxis aéreos1, y en 2025 definió corredores aéreos específicos para drones de carga y eVTOLs de pasajeros. Las operaciones comerciales se esperan para 2026, con fuerte inversión en infraestructura y regulación adaptada.

En Israel, la Autoridad de Innovación impulsa el programa nacional de drones, que ya permitió vuelos mensuales de carga en zonas urbanas controladas y prepara la incorporación de eVTOLs para transporte de personas en 2026. Este enfoque multisectorial combina empresas, gobiernos y centros de investigación que dan mayor dinamismo en la adopción tecnológica.

Argentina: con mucho por delante

A diferencia de los países mencionados, Argentina no cuenta aún con grandes proyectos activos de movilidad aérea urbana, empero sí posee un marco normativo2 a cargo de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC)3: ya ha aprobado el “Reglamento de Aviación Civil No Tripulada”, se están regulando licencias de piloto remoto, zonas prohibidas, licencias médicas, y sistemas de gestión del tráfico aéreo de drones. Esto sienta bases legales para el desarrollo de movilidad urbana aérea.

Esta regulación, por ahora se implementa en vuelos recreativos y operaciones rurales o audiovisuales, pero requiere ampliaciones significativas para incorporar operaciones autónomas, fuera del alcance visual (BVLOS) y en entornos urbanos densos. Es importante destacar, que, pocas horas antes de publicar este artículo, se emitió por parte de la ANAC una Resolución1 que, en línea con las recomendaciones de la organización de Aviación Civil Internacional (OACI), elimina exigencias para operar drones livianos (hasta 250gs) los cuales pueden ser usados sin requerir licencias ni capacitación previa en casi cualquier lugar (no en aeropuertos por ejemplo), los drones hasta los 25 kg que hoy son muy utilizados en el agro, también están libres de ser utilizados en zonas donde el propietario autorice y la responsabilidad total recaería sobre el operador y su compañía de seguros.

No obstante, la Argentina tiene un gran potencial para experimentar y desarrollar proyectos piloto. La mayoría de las grandes ciudades de este país disponen de una combinación favorable de infraestructura, instituciones académicas y necesidades logísticas donde probar esta nueva forma de transporte.

Todos miran a Buenos Aires, ya que con una alta densidad poblacional, múltiples hospitales y laboratorios, y distancias moderadas entre puntos estratégicos, Buenos Aires es ideal para ensayar (y como mercado) drones de carga ligera para transporte médico. Por ejemplo, una red de drones autónomos podría enlazar hospitales públicos y privados con bancos de sangre o laboratorios en zonas como Recoleta, Palermo, Avellaneda o La Plata.

Lo cierto es que estos desarrollos de movilidad urbana inteligente se ven muy favorecidos con la combinación mencionada más arriba (alta población-buena infraestructura-necesidad logística), sin embargo, en zonas aisladas como la petrolera de Añelo en Neuquén o en las mineras de litio en Salta o Catamarca, hay muy buenos prospectos para cubrir demandas insatisfechas y realizar las pruebas piloto minimizando impactos.

Perspectivas y hoja de ruta para Argentina

Para que la movilidad aérea urbana tenga lugar en Argentina, es necesario articular cuatro dimensiones:

1. Regulatoria: adaptar la normativa de ANAC para permitir vuelos BVLOS1, operaciones autónomas y certificación de vertipuertos. Así como generar las ordenanzas municipales y provinciales que acompañen los nuevos desarrollos sobre la nueva movilidad urbana..

2. Tecnológica: importar y/o desarrollar plataformas confiables, seguras y certificables, tanto para carga como para pasajeros.

3. Infraestructura: establecer zonas de despegue y aterrizaje seguras, centros de control y redes de mantenimiento.

4. Aceptación social: educar a la ciudadanía sobre beneficios, riesgos y derechos en este nuevo ecosistema. Aquí el acompañamiento de las instituciones educativas y las organizaciones civiles vinculadas al sector serán de una invaluable utilidad.

Bahía Blanca: integración, crecimiento y prevención

En una ciudad que tiene un complejo trinomio entre urbe, puerto y zonas industriales, con accesos limitados y puentes vulnerables al colapso hídrico, los drones o eVTOLs podrían establecer corredores aéreos estratégicos para integrar toda la zona del Gran Bahía y ciudades aledañas. Esto permitiría mantener la conectividad logística esencial y agilizar los auxilios en estado de emergencia, serían útiles en el monitoreo ambiental y de infraestructura, así como para verificar el estado del canal Maldonado, el arroyo Napostá, obras hidráulicas, compuertas o diques propuestos, en tiempo real. También, realizar monitorización rápida del avance del agua, identificar zonas críticas y evacuaciones prioritarias. Hasta transportar insumos médicos, víveres y medicamentos en corredores aéreos seguros, cuando el transporte terrestre falle, conectar el aeropuerto Cte. Espora, el puerto y las zonas industriales con la ciudad, evitando rutas inundadas. En suma, prevención, monitoreo y alertas tempranas, y en momentos de normalidad fluirían a la par del crecimiento comercial e industrial de la región.

Por otro lado, el uso de tecnologías avanzadas contenidas en un marco regulatorio robusto pueden convertir a la ciudad en una smart city, que mejora la calidad de vida de sus ciudadanos y atrae nuevas inversiones tecnológicas (y de todo tipo). Sin embargo, la ciudad necesita fortalecer su movilidad urbana general, el transporte público aun debe llegar a su frontera de eficiencia, hay que acabar con el congestionamiento vial y maximizar la integración de modos que aún es muy limitada. Y desde el ámbito estricto de los taxis aéreos y drones también hay tareas que realizar, se deberán establecer corredores aéreos, estaciones de carga de baterías, zonas de despegue y aterrizaje.

Finalmente, la movilidad urbana con drones ya no es una fantasía tecnológica: es una realidad que avanza a pasos firmes en Asia, América del Norte y Europa. La integración de drones y eVTOLs en las ciudades representa una nueva capa de transporte, sostenible y eficiente, con potencial transformador. Argentina tiene desafíos regulatorios y tecnológicos por delante, pero también una oportunidad histórica para anticiparse a esta tendencia. Si se articulan los actores clave y se impulsan proyectos piloto estratégicos, el cielo urbano podría convertirse en un nuevo espacio de movilidad, inclusión y desarrollo productivo. Con apoyo de universidades, empresas tecnológicas y agencias estatales, este ecosistema podría posicionar a Argentina como referente regional en movilidad aérea y a Bahía Blanca como la pionera nacional.

(*) El autor es analista político bahiense con especialización en relaciones internacionales, con más de 20 años de trayectoria en el ámbito de transporte en general y en aviación en particular. Profesor universitario en diversos claustros académicos. Becario de la Comision Fulbright, y corresponsal internacional en temas de infraestructura, transporte y políticas públicas.