José González y el adiós del último jefe de la estación de trenes bahiense
Se retiró el último jefe de la Estación Bahía Blanca del ex Ferrocarril Sud. Tras 141 años, el cargo no será cubierto. "Me voy con cierta tristeza de ver que ya no hay más trenes", señaló.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Luego de 141 años, la estación de trenes de avenida Cerri al 700 se quedará sin un responsable a cargo, luego de la decisión de Trenes Argentinos SA de no cubrir el puesto de Jefe de Estación tras el retiro, el pasado lunes, de José González, quien venía desempeñando ese cargo desde 2015.
A González le correspondió cerrar esta historia que comenzó en 1884 con la llegada del ferrocarril y que supo tener a Arturo Coleman como uno de sus más destacados referentes.
“Es una etapa de mi vida que termina, luego de 36 años de trabajar en el ferrocarril. Me voy con cierta tristeza de ver que ya no hay más trenes. Haber pasado de diez formaciones diarias a nada no deja de ser doloroso”, señaló González a La Nueva.
El 22 de marzo último se cumplieron dos años de la suspensión del último servicio prestado por la empresa, luego del descarrilamiento del tren que desde Plaza Constitución se dirigía a nuestra ciudad con 247 pasajeros a bordo. Hacía apenas 12 días que había reanudado su funcionamiento luego de un año de inactividad por un hecho similar ocurrido en marzo de 2021.
El descarrilamiento obligó a la intervención de la justicia, que estableció a través de sus peritos las severas deficiencias que presentaban los rieles, con durmientes en mal estado, falta de fijaciones y perfiles sueltos, como así también las formaciones de trenes que tenían varias cuestiones técnicas por resolver, relacionadas con sus sistemas de frenos, amortiguadores y otros.
La situación exigía adecuaciones que involucran a Trenes Argentinos, Ferro Expreso Pampeano y la Sociedad Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado, en un cuadro de incumbencias que nunca termina de definirse.
Hoy la justicia liberó esa suspensión pero a condición de corregir todas la deficiencias y de garantizar la seguridad de los pasajeros. Cómo nada de eso se ha verificado ni existe plan alguno de recomposición, no hubo más circulación de formación alguna.
La estación, ese lugar
Desolación, quietud, tristeza. Son algunos de las sensaciones que genera visitar el magnífico edificio de la Estación Sud.
Es difícil imaginar que esos andenes hoy vacíos supieron estar, hasta pasada la mitad del siglo XX, desbordados de gente y con un cartel indicando los horarios y vías de partida y llegada de trenes con destinos tan variados como Patagones, Neuquén, Buenos Aires, Tres Arroyos, Jacinto Arauz, Mar del Plata, Bariloche, Mendoza, entre otros, a los que se sumaban los servicios locales a Ingeniero White, Punta Alta y Villa Bordeu.
El edificio se ve en buenas condiciones, considerando que a fines de 2022 la Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF) invirtió 1,3 millones de dólares en la reparación de las cubiertas, la readecuación de la planta baja y la fachada.
Se advierten sí varios daños consecuencia de los fenómenos climáticos –temporal, granizada, inundación—que sufrió la ciudad en los últimos dos años.
El último jefe
“Cuando llegan trenes repletos de obreros/Se pone contento, brilla su mirar/Gorrión de la tarde, quiere hablar con todos/Y después se queda solo en el andén”. (Víctor Heredia)
El último que apague la luz. Eso hizo José González el pasado lunes, su último día de trabajo como jefe de la estación, que además deja un cargo que ya no será ocupado.
“La verdad es que me voy de mi segunda casa, fueron casi 40 años cargados de vivencias e historias. Pero además me toca esta situación de ser un poco el eslabón perdido, de saber que cierro una historia de más de un siglo de alguien cumpliendo esta función”, indicó.
Acompañando al fotógrafo de este diario, José recorrió los distintos rincones del edificio, caminó sus andenes, llegó al histórico cartel de la estación. Tras su salida, una serie de vallas frente al edificio impedirán cualquier acceso al lugar.
“Aquí seguirá habiendo personal de las áreas de infraestructura, reparaciones y mecánica, además de agentes de la policía Federal custodiando el lugar. Pero con mi salida ya no queda gente de operaciones. Me genera una sensación muy rara saber que cierro un línea que empezó a fines del siglo XIX nada menos que con Arturo Coleman”, manifestó.
Mientras en el mundo el ferrocarril ha evolucionado --los trenes de alta velocidad como el TGV francés y el AVE español alcanzan velocidades de hasta 320 km/h, mientras que el Frecciarossa 1000 italiano llega a los 400 km/h--, en nuestro país desde la década del 50 comenzó un penoso camino de abandono, desguace y vandalización.
La salida de José González, y con él la figura del Jefe de Estación, es un signo más de fuerte simbolismo: una puerta que se cierra acaso de manera definitiva.