¿La amistad puede ser negativa?
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Días pasados se celebró el día del amigo, los “bolsillos flacos” no evitaron que un vínculo tan significativo sea festejado. A su vez, cada uno/a seguramente establece categorías: “los de la escuela”, “los del club”, “los de la infancia”, “los de la universidad”, “los del trabajo” y seguramente hay grupos de amigos de diversa procedencia.
Hoy quiero detenerme en esas amistades que en un principio no presentan problemas, pero con el paso del tiempo, “hacen ruido”, generan un conflicto interno porque hay que poner distancia entendiendo que no hay amistades para siempre, porque lisa y llanamente estamos compartiendo con lo que se puede catalogar como amistades tóxicas.
Este tipo de amistades suelen ser minimizadas y negadas, pues generalmente cuesta creer que haya gente con intención de dañar, el tema es que cuando la relación es un suplicio, incomoda y genera sufrimiento hay que “desromantizar” esa idea de que “los amigos no pelean”.
¿Cómo advertir que hay amistades negativas?
Generalmente el vínculo se caracteriza por un estilo que, en lugar de proporcionar apoyo y bienestar, genera estrés, ansiedad y malestar emocional. Al cabo de compartir el saldo es el agotamiento mental, mientras que en una amistad positiva el intercambio, salvo algún momento de dramático, siempre es enriquecedor.
Mucho se ha escrito sobre “amistades tóxicas”, diversos autores coinciden en que prevalecen comportamientos negativos y destructivos que pueden incluir manipulación, control, crítica constante, falta de apoyo y competencia desleal. Son personas con problemas de autoestima y con altos niveles de estrés y ansiedad.
Si bien identificar la presencia de una amistad nociva es el primer paso para abordar el problema, trae consigo cierta decepción. Luego, es crucial establecer límites claros y, en algunos casos, considerar la posibilidad de terminar la relación. Habrá que empezar a limitar el tiempo que se comparte, expresar con claridad las expectativas y necesidades personales, y buscar apoyo en otras relaciones saludables.
En ocasiones, cuando hay que poner un punto final se puede solicitar ayuda, ya que contar con estrategias para manejar el impacto emocional, mitiga el dolor. Contar con habilidades de afrontamiento y poder resignificar pensamientos negativos asociados con esa amistad, ayuda a dar vuelta la página.
Como en todo vínculo la construcción es de a dos, por lo tanto, revisar patrones de pensamiento, modelos de conducta, entender el por qué y el para qué de las elecciones habilitan un proceso de cambio respecto de relaciones disfuncionales.
La amistad también es una construcción artesanal. Se constituye a partir de la reciprocidad, en la que ambas partes dan y reciben apoyo de manera equilibrada, las relaciones unilaterales no son constructivas.
Es importante la sinceridad sostenida en el respeto mutuo y la aceptación, pues las críticas constantes y el menosprecio dañan la autoestima y la confianza. En las amistades positivas prevalece el apoyo, no hay lugar para cambiar, controlar o manipular al otro. Además, la confianza es clave, ya que poder compartir intimidades y secretos con la certeza de que serán guardados y respetados, es vital para una relación de amistad sólida.
Nadie está exento de dar con una amistad negativa, será cuestión de ver y apartar y cobijarse en ese pequeño círculo confiable y amoroso que hace nuestra existencia tan feliz.