Monotributo: la nueva cara de la precarización laboral
A la par de que se pierden empleos formales, más de dos millones de trabajadores están registrados como monotributistas.
Recibido en 1993, acumula 28 años de trayectoria en el periodismo local. Ex jefe de la sección Deportes y La Ciudad y actual secretario de Redacción de La Nueva. Ex profesor de los dos institutos de Periodismo de la ciudad. Especialista en temas deportivos, sociales y gremiales.
Aunque el monotributo ofrece acceso a obra social y jubilación, no garantiza derechos fundamentales ganados como vacaciones pagas, aguinaldo, licencias por enfermedad o estudio ni acceso a la negociación colectiva de condiciones laborales o salario.
La nueva reforma laboral profundiza el cambio y desata un debate sobre la precarización del empleo institucionalizada.
El mercado laboral argentino atraviesa una transformación estructural y silenciosa que gana cada vez más protagonismo: el crecimiento sostenido del trabajo independiente a través del monotributo.
Un reciente informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) reveló que entre enero de 2012 y febrero de 2025, la cantidad de monotributistas creció un 58,8%, superando los 2 millones de personas registradas bajo este régimen.
Esta modalidad, que se pensó como una vía para facilitar la formalización de pequeños trabajadores independientes, se está consolidando como sustituto del empleo en relación de dependencia, y adquiere una dimensión crítica tras la aprobación de la reforma laboral incluida en la Ley Bases.
La nueva normativa aprobada por el Congreso permite a los empleadores contratar hasta tres “colaboradores” bajo el régimen de monotributo, lo que, según el CEPA, representa “la negación misma de la relación laboral formal” al permitir evitar el pago de aportes y derechos asociados.
Mientras tanto, el empleo asalariado sigue en caída: desde noviembre de 2023 se perdieron 108.053 puestos privados formales, frente a un ingreso de 49.960 nuevos monotributistas en el mismo período.
En paralelo, los monotributistas sociales, orientados a los sectores más vulnerables, sufrieron una reducción masiva. Desde noviembre de 2024, 424.229 personas fueron dadas de baja por el aumento de la cuota mensual y el reempadronamiento obligatorio.
Esto agrava la situación de miles de trabajadores informales que intentaban acceder a la seguridad social mínima a través de este esquema.
El informe también detalla una fuerte caída del empleo registrado desde la asunción de Javier Milei: se perdieron 166.930 empleos asalariados en el sector público y privado en poco más de un año.
Aunque en febrero hubo repuntes en provincias como Buenos Aires, Córdoba y CABA, siete distritos registraron retrocesos notables, entre ellos Catamarca y Santa Cruz.
A nivel sectorial, se observaron crecimientos en construcción, comercio y servicios inmobiliarios, mientras que cayeron minería, agro e intermediación financiera.
Para el CEPA, la nueva legislación “institucionaliza la precariedad”, y expone a millones de trabajadores a condiciones sin protección. La gran incógnita es si el país podrá generar empleo digno en un escenario donde cada vez más argentinos dependen del trabajo por cuenta propia para sobrevivir.
"En un contexto como el actual en donde durante el último año hemos tenido una destrucción de más de 120 mil puestos de trabajo registrados, incorporamos la variable del monotributo, porque algo que sabemos que sucede en estos contextos de ajustes económicos, recesión económica, es que termina generando un efecto cascada, es decir del sector privado registrado muchas veces termina o en la informalidad o un monotributo, ya sea porque el mismo empleador lo dejo de tener en blanco y lo pasó a facturar con prestación de servicios, o porque la persona se volvió independiente", analizó Juan Manuel Gispert, politólogo especialista en economía.
Y añadió: "Vamos camino a la destrucción de muchos sectores económicos, principalmente de valor agregado, en beneficio de los sectores primarios de la economía -que no porque sean primarios son malos, no tengo una idea peyorativa que porque sean sectores extractivistas, en sí mismo sea malo".
"El problema es cuando todo el modelo económico gira en torno a ese sector, que sabemos que destruye al resto de los sectores y el principal problema, volviendo al informe, es que los sectores que se están destruyendo son los sectores que mayor nivel de empleo generan, que mayor nivel de sueldo pagan, la industria principalmente", remarcó Gispert.