Bahía Blanca | Martes, 24 de junio

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Antoni Gaudí: de la mano del papa Francisco, el primer paso camino a su santificación

Consecuencia de su gran religiosidad y del diseño del templo de la Sagrada Familia en Barcelona, España, la causa que postula a Antoni Gaudí como santo ha dado un paso clave.

Antoni Gaudí (1852-1926) es el modelo por excelencia del modernismo catalán. Sus obras en Barcelona congregan hoy a miles de turistas de todo el mundo. En particular el templo de la Sagrada Familia, iniciado en 1882 y todavía en construcción, es la realización que puede llevarlo a ser venerado como santo por la iglesia católica.

Antonio Gaudí

En una de sus últimas acciones, el papa Francisco firmó el decreto de “virtudes heroicas” que permite avanzar en ese proceso de beatificación, que ahora requerirá la certificación de un primer milagro, para poder ser beato, y de un segundo para llegar a santo.

Mencionado por algunos como el “arquitecto de Dios”, Gaudí ha merecido ese reconocimiento por su gran devoción religiosa.

La decisión del papa fue parte de un listado de reconocimiento de milagros, martirios y virtudes heroicas. El decreto considera demostradas las “virtudes heroicas” de Gaudí y lo declara “venerable siervo de Dios”.

Gloria en las alturas

La idea de pedir al Vaticano que Gaudí fuera declarado santo fue impulsada por la Asociación Pro Beatificación de Gaudí, que en 1998 puso en marcha la causa y envió al Vaticano en un informe de 1.024 páginas para demostrar que Gaudí había llevado una vida ejemplar.

La fama de santidad de Gaudí era conocida, siempre llevó una vida de gran austeridad y proyectó toda su fe en Jesucristo y la palabra de la Iglesia en la Sagrada Familia.

Templo Sagrada Familia, Barcelona, edtalle

Tan humilde era que tras el accidente que le costó la vida, atropellado por un tranvía cuando se dirigía a una iglesia a rezar, fue tomado por un mendigo y conducido a un hospital para pobres.

La Santa Sede hizo una semblanza de Gaudí donde indica que en la cuaresma de 1894 sufrió una grave enfermedad como consecuencia de un estricto ayuno que le proporcionó una profunda experiencia en su búsqueda de Dios.

A partir de entonces se embarcó en un ascetismo espiritual y en 1925 adaptó como residencia una pequeña habitación contigua al templo en obra. “Cristiano convencido, asiduo a los sacramentos, hizo del arte un himno de alabanza al Señor, a quien ofrecía los frutos de su trabajo, que consideraba una misión para acercar a los hombres a Dios”, concluye.

Templo Sagrada Familia, vista interior