Bahía Blanca | Martes, 23 de diciembre

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Emi Menéndez, de la promesa de madrugada, a la estrella que le falta al tatuaje de Villa Mitre

Debutó dirigiendo Segunda en 2023-24 y ascendió con Barracas. Pasó al tricolor y acaba de conseguir el bicampeonato de Primera. Una carrera a toda velocidad...

Emiliano Menéndez, bicampeón con Villa Mitre en el torneo de Primera, recordó cómo comenzó su historia dirigiendo equipos superiores, hace tres años, en los cuales, curiosamente, siempre fue campeón.

Lógicamente, este récord lo hace el entrenador más ganador de los últimos años en la ciudad. Todo nació a partir de cumplir una promesa junto con unos amigos, en una larga noche.

"Esa noche, entre joda y alguna copita de cerveza, con Santi Tomassini y Matute (Martínez), la promesa fue salir campeón con Napostá, donde Matute venía de jugar varios años en Primera y también un poco desgastado. Quería bajar un poco las revoluciones, la idea era salir campeón con Napostá y jugar un año en Segunda, y que lo dirija yo, por la amistad, y así armar un grupo con conocidos", rememoró

"Todo empezó ahí", puntualizó en "El Diario Deportivo", que se emite de lunes a viernes, de 14 a 15, por La Nueva Play.

La carta de puño y letra fue el documento que después sirvió para cumplir con lo escrito.

"Está guardada todavía. De hecho hay pedido de réplica por parte de la mamá de Matute Martínez. Con el tiempo, a la historia voy a ir sumándole cosas que no pasaron, se va agigantando el mito, je", bromeó.

Lo cierto que en 2023-24 ascendió con Barracas y después, en un desafío mayor, pasó a Villa Mitre, donde acaba de ganar el bicampeonato.

"Son oportunidades que no podés dejar pasar. Cuando me llamaron, más allá del miedo que me pudo generar tomar la decisión dije 'sí, después vemos'", confesó.

"En la primera reunión que tuve con los dirigentes de Villa Mitre -recordó- les dije 'para mí esto es Boca', salvando las distancias. Otro mundo".

Los resultados llegaron rápidamente.

"Trato de tener los pies en la tierra y disfrutarlo como el primero o el último, porque no sabés cuándo volvés a repetir. Se lo digo a los jugadores cada vez que afrontamos una instancia así, que no se normalice porque estamos en un club que viene haciendo las cosas bien desde hace varios años y donde parece que ganar es la obligación. Y está bien que así sea como candidato, pero hay que disfrutar todas las instancias", opinó.

En esta oportunidad, con la decisión de incluir a los jugadores -habilitados- de la Liga Argentina, para el tricolor conseguir el título se tornó casi una obligación.

"Después de agosto, cuando empezamos a sumar jugadores, si bien teníamos un plantel largo, fue mayor la presión. El primer objetivo era foguear a los chicos. Y dio resultados. Juli Lorca, Alejo Blanco y alguno más, en las finales del año pasado jugaron cuatro, cinco o siete minutos, y ayer (por el lunes) fueron protagonistas. Sí estábamos presionados, porque de entrada teníamos el mejor equipo y más largo. No es fácil llevarlo", admitió.

Si bien los resultados a la larga mandan, Menéndez entiende que no son absolutos.

"Uno trata de ir afianzándose y no hay que depender tampoco únicamente de los resultados, porque si vamos a la vereda de enfrente, (Juan Cruz) Santini hace un trabajo excelente con Olimpo y perdieron las últimas dos finales, pero la entrega de sus equipos y lo que hicieron los jugadores fue de un digno rival", resaltó.

Contar con un plantel largo y jugadores de jerarquía, obliga al entrenador a tener capacidad de resolución y reparto de minutos.

"A los jugadores no les gusta salir, y a mí me gusta que el jugador no quiera salir y me ponga carita porque quiere jugar. Las decisiones las toma uno y a veces me equivoco, pero siempre en pos de que le vaya bien al equipo. Pero los jugadores me dan mucha tranquilidad desde el juego y las decisiones también", reconoció.

Menéndez entiende que Olimpo, como dijo Santini en su momento, también tiene jugadores de otro nivel.

"Fausto Ruesga está claro que es de otro nivel. (Segundo) Alimenti y (Marcos) Diel están haciendo un gran trabajo hace varios años. Lo que tienen es entrega y capacidad de jugar con facilidad. Son jugadores que te complican permanentemente. Quizás por la categoría que juegan o porque estudian o trabajan no se pueden dedicar todo el día a la pelotita. Nosotros lo que tenemos son muchas más horas de trabajo que los demás. Nada más", comparó.

Así y todo, el desgaste en este último mes fue demasiado afrontando la doble competencia.

"Ya necesitábamos decir 'basta de todo esto', porque físicamente y psicológicamente, por la edad de algunos jugadores, era un desgaste contraproducente", señaló.

Acaso esta experiencia sirvió para ratificar la postura que tenía el cuerpo técnico.

"Todos tenemos en claro que este no es el camino. Sobre todo por relegar algo que es una apuesta muy importante. Hay mucho en juego en la Liga Argentina. Sí la realidad es que no hay un presupuesto para 14 jugadores en cada torneo. Creo que hay que buscar un intermedio: la segunda unidad de Liga Argentina tendría que ser la primera del torneo local y después ir sumando chicos de abajo y buscar jugadores del torneo local o de menores que quieran sumarse al proyecto de largo plazo del profesionalismo", explicó.

Y agregó: "Nuestra idea para la Primera del próximo año es apuntar un poco como fue a principios de este año, pero más direccionado como una Liga de Desarrollo y que los más chicos puedan sentirse importantes".

Emiliano, entre sus más de 20 tatuajes, ya tiene grabado a Napostá, su club, Barracas, por el primer título y Villa Mitre, este último, incompleto: "Tengo que sumarle una estrellita", aclaró.

Se la ganó...

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