Bahía Blanca | Lunes, 15 de diciembre

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Playas "Libres de Humo" y un llamado al cambio cultural

Desde este mes, Mar del Plata impone fuertes multas para proteger la costa de la contaminación por colillas, el residuo más abundante del litoral bonaerense.

Una sola colilla —compuesta por acetato de celulosa y más de 90 sustancias químicas— puede contaminar hasta 1.000 litros de agua y tarda alrededor de 18 meses en degradarse en la arena.

El último Censo Provincial de Basura Costera Marina confirmó que las colillas son el residuo plástico más abundante de las playas bonaerenses, representando casi el 20% del total de los desechos hallados.

Esos dos argumentos son más que válidos para entender porque, a partir de este mes, Mar del Plata, uno de los destinos turísticos más importantes del país, ha dado un paso decisivo hacia la creación de playas libres de humo.

La normativa, que se implementó gradualmente durante tres años, comenzará a sancionar económicamente a quienes fumen fuera de las áreas habilitadas dentro de balnearios privados, playas públicas concesionadas y complejos como Punta Mogotes.

Esta medida se basa en las ordenanzas 20.104 y 25.845, y tiene como argumento central el impacto ambiental devastador del tabaco en la costa. La temporada 2025/2026 se perfila como el primer gran "test" para medir si la ciudad puede avanzar hacia costas más limpias y si hay otras que la imiten.

El enemigo invisible

La necesidad de esta regulación se vuelve evidente al observar el estado de las playas.

Las colillas de cigarrillo son identificadas como el residuo más abundante de las playas bonaerenses, llegando a representar casi el 20% del total de los desechos hallados.

El impacto ambiental es alarmante: una sola colilla, compuesta por acetato de celulosa y más de 90 sustancias químicas, puede contaminar hasta 1.000 litros de agua.

Además, este tipo de plástico se degrada muy lentamente, tardando alrededor de 18 meses en descomponerse en la arena, liberando nicotina, metales pesados y otras 7.000 sustancias tóxicas al contacto con el agua.

El municipio sostiene que el objetivo primordial es avanzar hacia un uso responsable del espacio público, reducir la contaminación costera y proteger la salud de turistas y residentes.

Esta ya es una tendencia mundial. Singapur permite fumar únicamente en sectores con ceniceros gigantes instalados en la vía pública; Chile prohíbe fumar en playas, ríos y lagos; Maldivas directamente impide la venta y consumo de tabaco a quienes nacieron a partir de 2007; en Francia ya rige la prohibición de fumar en áreas públicas utilizadas por niños; y Milán sumó este año una prohibición completa del tabaquismo en espacios públicos al aire libre, como parte de una política ambiental y sanitaria de largo plazo.

Multas y cultura

Con la entrada en vigencia del período sancionatorio, los infractores se enfrentarán a multas que oscilarán entre $50.899 y $508.992 (tomando como referencia salarios de septiembre), o entre $52.502 y $525.025 (basado en el salario de octubre). 

Estas sanciones serán aplicables a quienes fumen o tiren colillas en contravención a las disposiciones vigentes en los balnearios y unidades turísticas fiscales.

Aunque la aplicación efectiva de los controles y las sanciones puede ser limitada en la práctica, buscando principalmente generar conciencia, la mera existencia de la normativa es un motor para el cambio.

Hay un precedente histórico positivo: hace 15 años, fumar en casi todos los locales gastronómicos de Mar del Plata, y de gran parte de las ciudades del país, era "normal", algo que hoy resulta impensado.

El modelo a seguir

El esfuerzo por playas más limpias no se limita a las ordenanzas; de hecho, el mayor potencial de replicación reside en las iniciativas ciudadanas y locales que buscan reducir el impacto de las colillas en el ecosistema marítimo.

Estas acciones demuestran que el cambio cultural es posible y se puede implementar en cualquier playa del país.

Si bien el control estricto enfrenta interrogantes operativos, estas normativas e iniciativas ciudadanas dibujan la hoja de ruta para que otras playas argentinas adopten políticas similares, transformando la costa en un espacio más saludable y sostenible para todos.

El otro problema

Durante los últimos meses de 2024 tuvo lugar la séptima edición del Censo Provincial de Basura Costera Marina, organizado por la Red Costera Bonaerense (RECOBO). En él, más de 400 voluntarios cubrieron 297.636 metros cuadrados de playa recopilando 49.913 residuos.

De ellos el 74,05% estuvo constituido por plásticos, lo que indica una vez más que son los residuos más abundantes de las costas. Un dato más que relevante considerando que la contaminación por plástico es uno de los problemas ambientales globales que más empeoró en los últimos años, generando graves consecuencias.