Bahía Blanca | Sabado, 01 de noviembre

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Se adelantaron los tiempos en la política bonaerense

La columna semanal del corresponsal de La Nueva. en la capital de la provincia.

Andrea Castaño - La Nueva.

Casi en un abrir y cerrar de ojos, arrancó la campaña electoral para 2027 tanto en Nación, como en Provincia y en cada uno de los 135 municipios bonaerenses. Apenas comenzó a bajar la espuma del escrutinio quedó en claro que el presidente Javier Milei recuperó la centralidad política que había extraviado hace varios meses, en medio de escándalos y denuncias que salpicaron a parte de su entorno de confianza. 

El jefe libertario -que se involucró de lleno en la campaña, concentrando casi todos los temas en torno a su figura nacional, y apuntalando en persona a sus candidatos en cada distrito- quedó nuevamente empoderado en la noche del domingo y ya avisó que irá por su reelección dentro de dos años. 

Para no ser menos, y también envalentonados por el aluvión de votos que permitió dar vuelta el tablero político en el principal distrito electoral del país, los libertarios bonaerenses también anticiparon que buscarán imponer “las ideas del cambio” en la Gobernación de calle 6. Saben que, al margen del escrutinio definitivo que se realiza en el Pasaje Dardo Rocha de La Plata, el mensaje de las urnas representa una clara derrota para el peronismo-kirchnerismo, alentada por el temor de buena parte de la sociedad a que se produzca un regreso a las políticas de 2003-2015 y 2019-2023.

Como se sabe, uno de sus capítulos a resolver será la sucesión del gobernador Axel Kicillof, sin posibilidad de reelección en tierras bonaerenses. Claro que, antes de realizar cualquier proyección electoralista, en la capital bonaerense saben que habrá que sortear dos años de un sendero repleto de dificultades sociales y financieras como consecuencia de la ratificación del rumbo económico mileísta. 

Además del sorpresivo traspié, que reabrió las heridas de la interna que corroe a Fuerza Patria, Kicillof tuvo que escuchar el desplante público que le hizo Milei por televisión, al considerarlo como “parte del problema y no de la solución” por abrazar “ideas comunistas”, descartando así cualquier posible canal de diálogo.

En medio de ese complejo escenario, que incluye desconcierto, reproches cruzados y reuniones de catarsis grupal, la unidad forzada del oficialismo bonaerense es lo más parecido a un campo minado.  Por eso el mandatario provincial busca “fortalecer un espacio propio, con algunas alianzas externas” de cara a su ciclo político futuro, un razonamiento que comparte en la mesa chica con sus ministros Carlos Bianco (Gobierno), Andrés Larroque (Desarrollo Social) y Agustina Vila (Secretaría General). 

Parten de la base de que la elección legislativa consolidó un "escenario bien definido", con fuerte paridad entre el PJ-Fuerza Patria y La Libertad Avanza -un promedio cercano al 35% de los votos para cada uno- y otro 30% restante, en el que conviven indecisos y desencantados, que llegado el momento bien pueden inclinar la balanza para cualquiera de los extremos.

En paralelo, la crisis de liderazgo en el peronismo también entró en zona de discusión. El dato objetivo es que no pocos intendentes aliados al Gobernador no sólo cuestionan el rol de La Cámpora sino que además pretenden dar la pelea por la conducción del PJ provincial, en manos de Máximo Kirchner. En líneas generales, los referentes partidarios subrayan que los aparatos municipales fueron determinantes en el triunfo de septiembre y que la falta de campaña y desmovilización también fue decisiva para el pobre desempeño de Fuerza Patria en las legislativas nacionales. 

“Para sostener sus aspiraciones presidenciales y transformarse en jefe partidario, primero tiene que plantarse, de una vez por todas, frente al cristinismo”, se escucha en las diagonales.

No pocos referentes políticos coinciden en apuntar que, tal vez, a Kicillof  la gobernabilidad se la van a dar los intendentes aunque pueda perder el respaldo legislativo del kirchnerismo puro. En recíproco, desde el entorno de la expresidenta remarcan que el desdoblamiento electoral fue un error estratégico y que la derrota en la PBA es consecuencia de esa decisión. Un claro intento por hacerle pisar el freno a cualquier intento de autonomía del gobernador. 

En definitiva y más allá de la incomodidad gestual del hijo de la expresidenta mientras Kicillof ofrecía un discurso para arengar a los suyos pese a la derrota, queda la sensación de que la agrupación camporista quedó atrapada en una suerte de corralito interno por una autoinfligida crisis doméstica. Ya de cara hacia el futuro, el Ejecutivo provincial debe saldar algunas cuentas pendientes dentro de la Legislatura. 

Con válidos motivos internos bajo el brazo, el Gobernador sigue demorando la presentación del Presupuesto 2026, así como un nuevo pedido de endeudamiento y la Ley Fiscal Impositiva. Tampoco hay certezas de que vaya a esperar o no la futura composición legislativa a partir del 10 de diciembre para que el oficialismo pueda recuperar quórum propio en el Senado y amplíe su representación en el recinto de Diputados. 

Así las cosas, algunos voceros parlamentarios se animan a pronosticar que hacia fin de año aumentarán las rencillas entre el kirchnerismo -en rigor, La Cámpora- y la gobernación por la “rosca de negociación anual” por el paquete de leyes, conjuntamente con la cobertura de vacantes en la Corte bonaerense y en el BAPRO y la transferencia de recursos a los municipios. Las desavenencias domésticas ya son indisimulables y la voluntad de diálogo es cada vez menor.