Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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De Córdoba capital: el Potro Rodrigo cumpliría hoy 50 años

El músico que popularizó el cuarteto y lo hizo sonar en todo el país nació el 24 de mayo de 1973.

Rodrigo en uno de sus últimos shows en el Luna Park (Télam)

Rodrigo Bueno, el músico que popularizó el cuarteto en todo el país, cumpliría hoy 50 años. El Potro nació el 24 de mayo de 1973 en la ciudad de Córdoba. O sea, en Córdoba capital, como dejaría en claro en una de sus canciones más populares, "Soy cordobés".

Hijo de un productor musical y una compositora, tuvo un precoz debut discográfico a los 5 años, con un álbum infantil llamado "Disco Baby" y distintas colaboraciones con el grupo Chébere.

También temprana fue su llegada a Buenos Aires, a los 14 años, en busca de un éxito que le resultaba esquivo en su tierra natal.

A partir de 1987, Rodrigo grabó una gran cantidad de discos y actuó en las más reconocidas bailantas porteñas y del conurbano, en tiempos en que la música tropical comenzaba a ganar espacio entre los jóvenes de clase media.

Sin embargo, su tendencia a la música romántica y su imagen con pelo largo y camisas coloridas, tan característica de los artistas del género de la época, no colaboraban a aportar algún rasgo distintivo que le permitiera sobresalir del resto.

Pero en la segunda mitad de la década del 90 su carrera dio un vuelco definitivo cuando decidió apelar a su música de raíz y a ir cambiando de a poco su imagen, hasta llegar al pelo corto y colorido, más común en el mundo estético del rock que del cuarteto.

Como si eso fuera poco, uno de los primeros grandes éxitos de Rodrigo, "Himno del cucumelo", era precisamente una composición perteneciente a Las Manos de Filippi, un grupo que se mueve dentro del universo del rock.

A partir de allí se sucedió un éxito tras otro, con los títulos mencionados antes, y una cada vez mayor presencia mediática, que de manera paulatina fue trascendiendo lo estrictamente artístico.

De esta manera, Rodrigo comenzó a ser una figura capaz de visitar a Diego Maradona en Cuba mientras realizaba un tratamiento de rehabilitación de las drogas, de salir con Charly García o ser protagonista de fogosos y mediáticos romances.

Así también comenzaron a circular por los programas de chimentos un sinfín de personajes satélites que, sin estar exentos de escándalos, alimentaban la fama del cuartetero que había provocado en la clase media porteña una especie de fascinación por la cultura cordobesa.

Poco antes de su muerte, en abril de 2000, Rodrigo vivió el momento culminante de su carrera cuando llenó varios estadios Luna Park, en una ambiciosa puesta que contó con un imponente despliegue mediático.

Como un guiño a la "porteñidad", ante una multitud, el artista se presentó caracterizado como un boxeador, justo en ese reducto que guarda los ecos de tradicionales veladas que hacen a la historia cultural de la ciudad. En ese gesto y la respuesta obtenida, quedó sellado el romance definitivo entre el músico y Buenos Aires.

Como estigma, sin embargo, le quedaría la forma escéptica con que era visto en los ámbitos rockeros. A modo de ejemplo, cuenta la leyenda que en una ajetreada noche al lado de Charly García, como forma de sellar la amistad, le dijo que alguna vez deberían grabar algo juntos, a lo que el hombre del bigote bicolor respondió con un tajante: "Todo tiene su límite".

Acaso marcado por el destino, la noche del 23 de junio de 2000, Rodrigo coincidió en un lugar con Fernando Olmedo, hijo del recordado Alberto Olmedo, y lo invitó a que lo acompañara por los distintos locales en donde debía actuar.

Tras varios reductos y kilómetros recorridos, en una extraña maniobra en la que participó otro auto, se produjo un fatal accidente y puso fin a una vertiginosa carrera que había puesto al Potro en los primeros planos. El músico tenía 27 años.

Como lógico corolario, hubo en los medios un desfile de exparejas, madre, mánagers y supuestos amigos, todos peleando entre sí y enredados en conflictos y denuncias varias. A su vez (tal vez lo único y más importante) también abrió paso al mito del hombre que vivió rápido, murió joven, pero se llevó puesta la medalla de rey cordobés en casa ajena.

Con información de Télam