El circo que quedó varado en Bahía devolvió un gesto que jamás olvidó

Anahí González Pau

agonzalez@lanueva.com

Licenciada en Comunicación Social egresada de la Universidad de La Plata. Docente en nivel superior. Redactora de La Nueva desde 2010. En LU2 Radio Bahía Blanca tiene la columna "Buenas buenas" y se desempeña como redactora creativa. Es especialista en cubrir historias humanas de superación. Además, es profesora de yoga.

Cirque XXI 360º, el circo que quedó varado en plena pandemia en Bahía en el Parque de Mayo y cuyos empleados y hasta el propio dueño debieron vender frutas y verduras -entre otras cosas, porque también había otros productos- para sobrevivir devolvió un gesto que jamás olvidó.

En aquellos duros e inciertos días, desde el merendero Corazones Solidarios de Villa Nocito, coordinado por Paola Vergara, les empezaron a comprar mercadería para darles una mano. Esos bolsones se los entregaban a las familias más vulnerables del barrio, también afectadas por la situación de encierro.

Eso generó tal gratitud al circo que, en su regreso a nuestra ciudad -ahora Cirque XXI esta instalado en Castelli y 17 de Mayo- decidió regalar la función del próximo 1 de diciembre a los 200 niños y niñas del comedor, de los cuales un gran porcentaje jamás vio un espectáculo de estas características.

Gabriel Credidio, representante del circo y encargado del área de giras, prensa y trámites, recordó con emoción aquellos momentos en que Bahía se convirtió en una ciudad muy especial por la solidaridad y apoyo de tanta gente y cómo fue conocer a Paola y al merendero.

"Cuando nos agarró la pandemia quedamos varados y con un grupo de compañeros hicimos Verdu-Circo. Fuimos muy conocidos porque todo el mundo nos compraba verdura y nos ayudaba", relató.

"Un día una posible cliente nos hizo un llamado y nos encargó tres de los bolsones más caros que teníamos en promoción y nos pasó la dirección. Fuimos y cuando llegamos había una cuadra de cola de gente que esperaba alimento con su bolsita. Dijimos: ¿será acá? Nos bajamos, preguntamos y era ahí", recordó.

Era en Villa Nocito, un barrio con muchas necesidades y familias en situación de vulnerabilidad. Entonces los recibió Paola Vergara, voluntaria y cabeza del comedor Corazones Solidarios.

"Mirá, nunca me voy a olvidar, lo hablo y se me cierra la garganta. Se me caían las lágrimas. Estaba Paola sentada en una silla y nos dijo: 'Sí, nosotros desde acá lo pedimos. Ustedes necesitan ayuda y es nuestra forma de ayudarlos'. Y nos compró tres bolsones de comida y nos dio mercadería", señaló.

"Y eso que nos compró se lo dio a la gente que esperaba en la puerta. Jamás en la vida nos olvidamos de eso", remarcó.

Tres años después el circo volvió y vio la oportunidad para devolver el gesto.

"Hay muchos merenderos que en su momento nos acompañaron y apoyaron y estamos tratando de hacer esto con mucha gente. Con el paso de los años perdimos algunos contactos pero la idea es devolverles el cariño y el afecto que nos dieron y que sepan que los llevamos en el corazón", destacó Credidio.

Bahía Blanca fue un antes y un después en sus vidas laborales y personales. Gabriel, por ejemplo, quien está en el circo desde los 15 años, fue abuelo en pandemia en nuestra ciudad. De hecho, su hija se quedó a vivir acá.

"Sebastián López, el dueño del circo, vendía pozos de pileta y chulengos y otros elementos para asado porque es soldador. Bahía se solidarizó muchísimo y nosotros estamos agradecidos de corazón", dijo.

Ya son varios los merenderos, agrupaciones y hasta escuelitas de fútbol que fueron recibidas por Cirque XXI.

Las funciones son jueves y viernes a las 21 y sábados y domingos a las 18 y 21. La última función será el proximo domingo 3. 

Paola Vergara, por su parte, también recordó aquellos dfíciles momentos del circo en el que había gente adulta y familias con chicos y se les había cortado el trabajo porque no estaban habilitados los shows.

"Ellos vendían alimento para perros, pan lactal y verduras y nos convertimos en clientes. Todo lo que podíamos y necesitábamos se los pedíamos a ellos", rememoró.

"Todo vuelve cuando tiene que volver, a su tiempo, al tiempo de Dios. Me escribió Gabriel diciéndome que ellos siempre nos recordaban con mucho cariño, nos llevaban presentes en su corazón y por devolver un poco del amor que le habíamos transmitido y la ayuda ellos ponían a disposición el circo para llevar a la cantidad de chicos que quisiéramos", comentó.

Romina Pires facilitó los colectivos para que los chicos se trasladen la noche del 1 de diciembre hata la carpa; Karina Vergara, otra colaboradora, les hará 200 pochoclos y Alejandra y Daniel donaron 200 juguitos. También compartirán unas galletitas.

Sin dudas será una función que hará honor al nombre del comedor: ¡Corazones Solidarios!