Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Lo mío, lo tuyo y lo nuestro: Diomedi, Emanuel Sánchez, Ugolini y Ginóbili, cuatro miradas de un mismo torneo

El próximo jueves comenzará el certamen de Primera. Cómo lo viven dirigentes, árbitros, jugadores y entrenadores. 

Gastón Diomedi, Emanuel Sánchez, Ariel Ugolini y Leandro Ginóbili. Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva y archivo..

 

Por Fernando Rodríguez

Twitter: @rodriguezefe

Instagram: ferodriguez_

(Ampliación de la nota publicada en la edición impresa)

 

   Sin dirigentes sería casi imposible organizar torneos; sin jugadores faltarían los protagonistas principales; sin entrenadores los equipos estarían a la deriva y sin árbitros se complicaría llevar la competencia adelante.

   El próximo torneo de Primera del básquetbol local comenzará el jueves 8 y, entre todos estos actores aparecen Gastón Diomedi (jugador de Liniers), Ariel Ugolini (DT de Estudiantes), Leandro Ginóbili (dirigente de Bahiense del Norte y la Asociación) y Emanuel Sánchez (árbitro).

Gastón Diomedi

   —¿Hay temas en común que se hablan entre jugadores o cada equipo es un mundo y tiene su propio idioma?

   —Todos hablamos de cómo se conformaron los equipos, quién puede pelear el torneo, la permanencia o quien estará en mitad de tabla. Pero, generalmente, uno se preocupa por su propio equipo.

   —¿Eso sucede más cuando integrás un equipo competitivo o es indistinto?

   —Creo que todos hablan de lo mismo. Al principio uno se fija lo que tiene uno. En mi caso me interesa el propio equipo y después sí empezás a evaluar las expectativas.

   —¿Qué expectativas tienen como últimos campeones?

   —Las mismas que el torneo anterior. Sabemos que será más difícil. Recién ahora nos estamos amoldando a la llegada de Nico (Sánchez), el único puesto que se cambió. La idea es ir de a poco. Vamos a ir mejorando.

   —¿El tema económico, en general, se fue priorizando entre los jugadores a la hora de elegir equipo?

   —El tema económico creo que influye bastante en la elección. La mayoría también considera el equipo. Se ponen las dos cosas en la balanza.

   —Conociendo el rival y quién lo dirige, ¿el jugador ya sabe lo que va a proponer el rival?

   —Con los años el jugador va conociendo a los entrenadores y a qué juega cada uno. Todos sabemos lo que propone cada entrenador y sabés con qué podés enfrentarte.

   —¿Hay alguno que tácticamente marca la diferencia desde el banco?

   —Para mí, el que puede darte vuelta un partido es Ariel Ugolini. Lo tuve cuatro años y sabe a qué jugar, cómo atacar y defender en un partido. Es uno de los que más respeto.

   —¿Qué ves de positivo y negativo de los árbitros y qué nivel considerás que tienen respecto de los jugadores?

   —Que dirijan de a tres está bien, porque incorporan a los más nuevos y puedan aprender. Pero a veces pasan muy desapercibidos. El nivel en general está bien, es bueno. Me ha tocado jugar en otras categorías y podés comparar.

   —¿A nivel dirigencial notás un crecimiento, renovación o estancamiento?

   —Tuve la suerte de encontrar muy buena dirigencia en todos los clubes por los que pasé. Se preocupan por el jugador.

   —¿Si fueras dirigente implementarías algún cambio?

   —Le consultaría más a los jugadores. Porque cuando se tomaron decisiones de días de partidos o cantidad por semana no preguntaron. Particularmente banco jugar una vez por semana, pero la mayoría prefería dos. Y esas cosas se tratan en la Asociación y no se consulta. Estaría bueno que permitan tener más participación.

Ariel Ugolini

   —¿Notás algún cambio en los jugadores que participan últimamente en el torneo de Primera?

   —Más que sobre el jugador, te diría lo que provoca el sistema de disputa del torneo.

   —A ver...

   —Con los entrenadores que hablo, a ninguno le gusta jugar un partido por semana. Para el torneo de Bahía lo considero una involución. Hoy por hoy, en menores sí elijo jugar menos y entrenar más, pero en Primera prefiero jugar más y entrenar menos. Como está diagramado ahora, el sábado y domingo te obliga a darle libre al jugador, porque lo volvés loco si entrenás una semana completa. Antes jugábamos más partidos y a los equipos les daba mayores posibilidades de recuperarse.

   —¿Considerás que influye en el nivel individual?

   —Cuantos más partidos jugás, mejor te ponés deportivamente. Tampoco es que se entrena tanto. Se para dos meses en el verano y después hay que volver a engancharse.

   —¿Este desacuerdo que manifestás, hace referencia a tener poco diálogo con la dirigencia en general?

    —Lo que uno escucha es que el torneo se juega como pretenden tres o cuatro y no la mayoría. Con todo el que hablo quiere jugar dos veces por semana. El dirigente de club comparte la postura, pero se termina jugando una vez por semana...

   —¿Te gustaría ser dirigente?

   —No, en absoluto. Es muy difícil. Considero que es una función ingrata, poco valorada y que demanda mucho esfuerzo.

   —Fuiste jugador. ¿Serías árbitro?

   —Y... No sé cuánto van a cobrar, pero me parece que más que los entrenadores, je, je.

   —¿Se fijan en eso los entrenadores?

   —Lamentablemente, sí. Ellos pelean bien por su trabajo, en cambio nosotros, en algunos casos, somos poco valorados por lo que muchas veces hay en juego y por lo que entrenamos. Incluso hay poca unión entre nosotros, sin lograr que nos tengan en cuenta, por ejemplo, para el armado de torneos.

   —¿Se siente mucha presión dirigiendo Primera?

   —Uno mismo se presiona, por tratar de terminar en la mejor posición o sacarle lo mejor al equipo. Y máxime si tenés un equipo para estar arriba, o bien armado con el objetivo de salvarte del descenso. En mi caso, me autopresiono.

   —¿Cuánto se involucra el dirigente en las decisiones del técnico? ¿Le abrís la puerta del vestuario al dirigente?

   —Gracias a Dios nadie se mete con mi trabajo. Considero que si me contratás para dirigir, ese es mi trabajo. La realidad es que yo tampoco voy a meterme en la tarea del dirigente, más allá que uno puede aceptar o sugerir un consejo.

Emanuel Sánchez

   —¿Es un torneo lindo y exigente a la vez para dirigir?

   —Sí. Cada vez está más parejo y competitivo. Y creo que este año será más aún, porque se mantuvo la base de los equipos y varios se reforzaron.

   —¿El árbitro se predispone de mejor manera cuando presenta un torneo de estas características?

   —Sí, porque eso te exige tener que estar mejor preparado. Hay que estar a la altura de los jugadores, de lo contrario quedás muy expuesto.

   —En tu caso, que también hacés las designaciones, ¿te preocupa la cantidad de árbitros para este torneo, considerando que dirigen de a tres?

   —No. En los últimos años terminamos bien, tanto en Primera como en Segunda. Y creo que los chicos que fueron de tercer árbitro se afianzaron bastante. Eso, sumado a Vizcaino y Mallemaci (ambos de Punta Alta) que van a alternar en Primera, vamos a estar más fuertes. Creo que estaremos bien. Además, se sigue trabajando en las charlas los días miércoles, a la vez hay una charla de liderazgo, para quienes hicieron de segundo y tercer árbitro. La idea es designarlos como primero o segundo juez en Segunda y que se vayan formando.

   —¿Qué porcentaje de jugadores de este torneo de Primera tienen capacidad para complicarle un partido a los árbitros?

   —Actualmente no hay tantos. Al poder hacer un scouting se pueden marcar ciertos puntos a tener en cuenta. Creo que, con el paso de los años, hay menos jugadores complicados, más allá que están aquellos a los que debemos prestarle más atención. También depende del partido.

   —¿Al conocer tanto a los técnicos ya saben cómo manejarlos?

   —Sí. Eso te lo dan los partidos y el conocimiento mutuo. No es lo mismo el trato que pueden tener con los mayores, como con los que vienen de abajo. De todos modos, los entrenadores pueden enojarse, pero en general es bueno el comportamiento.

   —¿Cómo es la relación con la dirigencia en general?

   —Hay de todo. Algunos con los que sabés que no vas a tener problemas, otros que adentro de la cancha se transforman y cuando termina el partido pasa todo. Nos conocemos todos y más acá en Bahía. Pero hay que tratar de controlarlos y evitar los informes.

   —¿Cómo definirías el nivel del torneo?

   —Creo que está a la altura del Federal. Es más, dirigí a Olimpo en el debut, con Los Andes y cuando se pusieron a jugar le sacó casi 30 puntos. 

Leandro Ginóbili

   —¿Qué tarea es más difícil para el dirigente en la previa a un armado de Primera?

   —En nuestro caso (Bahiense del Norte) no es tan complicado porque tenemos una base de jugadores juveniles que nutren en gran porcentaje el plantel. Tenemos sólo cuatro mayores. De todas maneras significó una tarea, porque tuvimos que armar el equipo con la mayor anticipación posible, no había tantos jugadores en el mercado y el mismo estaba complicado en cuanto a números: primero parece que pagás una fortuna y después termina siendo normal, o al revés. Lo previo para el dirigente es satisfacer los pedidos del técnico y más con uno como el nuestro (Alejandro Navallo), que hizo un listado de 32 jugadores, je.

   —En las mesas de debate interna, ¿el armado del plantel es lo que genera diversas opiniones puertas adentro?

   —Mirá, post pandemia, algo que nos quedó, a partir de la obra importante que hicimos en el club, fue que estamos sintiendo más placer con eso, que gastando un dinero importante en un equipo de Primera. No obstante, el corazón siempre tira y querés estar entre los mejores. Es bastante complicado llevar de la mano lo deportivo con la infraestructura.

   —¿Entre los dirigentes de clubes existe unión o cada uno cuida lo suyo?

   —Yo estoy hace cinco o seis años en la Asociación, con participación activa, y la verdad que los clubes son bastante solidarios unos con otros, pero no quita que en algunas oportunidades cada uno, legítimamente, intente llevar agua para su molino. Por eso hemos decidido desde hace un tiempo no tocar los torneos superiores, para mantener una coherencia y no generar suspicacias cada año.

   —¿Igual, se pone a consideración de los clubes alguna modificación consensuada?

   —Sí, claro. Además, está el espacio para que cada club presente un posible cambio para mejorar, como en su momento la llegada de Punta Alta. No podemos aislarla estando a 20 kilómetros. La idea de Marcelo (Pallotti) y de la Asociación en general, es que Bahía se convierta en un centro basquetbolístico de la zona, conformar una elite regional y el resto juegue para llegar ahí. El mundo ha cambiado y la regionalización es inevitable. No podemos encerrarnos en el radio de 20 cuadras en el que se encuentran los clubes de Bahía.

   —¿Como dirigente el mayor temor es el descenso?

   —De boca te digo que no, después, cuando estás en la vorágine te preocupa. El torneo pasado, que fue bastante particular, donde te podías ir para arriba o hacia abajo, no dejábamos de tener cierto temor. En nuestro caso hemos tomado un nombre de cierta importancia y, tal vez es una percepción propia, pero que Bahiense del Norte juegue por la permanencia, pareciera algo tremendo. Pero también, conociendo el ambiente, a cualquiera que le preguntás quién fue el campeón del torneo que terminó hace dos meses tiene que pensarlo.

   —¿En qué orden ubicarías, por nivel y desarrollo, a los entrenadores, jugadores, árbitros y dirigentes?

   —Hoy te diría que, por lo que muchos clubes hicieron durante la pandemia y lo que se mejoró en infraestructura, creo que primero ubicaría a los dirigentes; inclusive, la Asociación Bahiense está muy bien, organizada, es un centro de consulta permanente para Federaciones del resto del país.

   —¿Y entre técnicos, jugadores y árbitros?

   —Creo que tenemos un buen nivel de técnicos, tal vez no con la misma pasión de otras épocas, es más, no sé si funciona el Centro de Entrenadores, pero creo que el tema de Eneba ayudó a formarse.

   —¿Y entre jueces y jugadores?

   —Creo que los jueces están organizándose, han armado una especie de escuela para dirigir minibásquet y eso es importante.

   —Dejaste último a los jugadores. ¿Por qué?

   —Hay que tener en cuenta el país en el que vivimos y obviamente los jugadores tienen su trabajo, su familia y ya no hay tantos, como en otra época, con el objetivo mediato de llegar a la Liga Nacional.

   —¿Y eso considerás que influye a nivel local?

   —No sé si la Liga se ha hecho menos atractiva, si a los chicos les interesa menos o no la ven como un objetivo en su vida. Estoy en un club bastante competitivo y cuesta que los chicos tengan ganas de trabajar de forma diferenciada.