Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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El ABC de las estafas piramidales: cuando la codicia todo lo vence

Con promesas de rendimientos exorbitantes, muchos argentinos caen año a año en este mecanismo perverso.

Fotos: archivo La Nueva.

Francisco Rinaldi / frinaldi@lanueva.com

   La receta es muy fácil. Los ingredientes básicos son frases motivantes como “Sé tu propio jefe”, “Estas a nada de serlo todo” o “Alcanzá tu independencia financiera”, la publicidad a través de medios masivos y redes sociales, testimonios de famosos avalando lo que se ofrece, y una cara visible, un carismático “gurú” de las finanzas, que representa a la encarnación del éxito exhibiendo lujosas casas y suntuosos autos.

   No puede faltar, para dar más confianza, algún que otro negocio real, como una franquicia y hasta un club de fútbol, a lo que se suma una variada de oferta de inversiones en activos financieros (muchos de ellos se ofrecen realmente en el mercado bursátil argentino) con rendimientos inexistentes.

   El resultado es una estafa piramidal, esa red en la que miles de argentinos caen año tras año.

   Aunque las formas cambian, su esquema básico no. Nació allá por los años veinte, inventado por un inmigrante italiano en EE.UU., Carlo Ponzi, quien engañó a varios incautos al prometer jugosos beneficios con la compra de cupones del correo, los que, finalmente, no se cumplieron y dejaron a varios pagando. De hecho, se bautizó al esquema de la estafa piramidal como “esquema Ponzi”.

   En sus primeros pasos, cuando los participantes que dan inicio al esquema aportan su dinero para invertir, entusiasmados por el supuesto éxito del “gurú”, se suelen pagar los rendimientos prometidos, lo que genera credibilidad a un bajo costo. Es que son los propios participantes quienes se pagan a si mismos: al ser el rendimiento apenas una fracción del capital total acumulado, cumplir no es tan difícil .

   Sin embargo, puede pasar que los primeros “aportantes” conozcan las intenciones aviesas del gurú, con lo cual, resulta imposible saber si alguna vez se honró la promesa dada.

   Como sea, los primeros participantes-aportantes conforman el vértice de la pirámide -de ahí lo de estafa piramidal- y son vitales en este esquema, toda vez que su misión es sumar a nuevos aportantes.

   A medida que esto se consigue, se suma gente que contribuye con fondos frescos. Y con ello el dinero fluye en forma continua desde la base hacia la cúspide de una pirámide que día a día se hace más ancha con la invitación familiares o amigos. A estas alturas, los recién llegados, no saben en lo que se metieron.

    Y aquí es cuando la cosa se complica: el paso del tiempo hace que los rendimientos prometidos sean imposibles de cumplir, porque el producido por las inversiones financieras que debían pagarlos es insuficiente.

    “Son los típicos casos en los que la codicia de la gente vence al miedo. Pero cuando se analiza un poco las inversiones que se ofrecen, se trata de cosas inverosímiles por donde se las mire. De hecho, una de las más recientes, que fue intimada por la CNV, presentaba a través de Internet una criptomoneda cuya garantía era el rendimiento de una mina de oro en San Juan”, explicó a La Nueva. el doctor Gastón Milanesi (foto), decano del Departamento de Ciencias de la Administración de la UNS y docente de posgrado en Finanzas.

En la mira de la CNV

    Actualmente, el Gobierno argentino y su par del Paraguay investigan a Generación Zoe, una firma fundada por el coach Leonardo Cositorto, quién está  en la mira por ofrecer, a través de su billetera digital, rendimientos exorbitantes en dólares a inversores sin experiencia previa en los mercados de capitales. 

   Así, en octubre pasado, en base a una serie de denuncias anónimas, la Comisión Nacional de Valores (CNV), el regulador bursátil argentino, intimó a  Cositorto, a Generación Zoe S.A. y a Universidad del Trading S.A. a cesar en forma inmediata “toda invitación u ofrecimiento público de negociación o de cualquier otro acto jurídico con valores negociables dirigido a personas en general o a sectores o grupos determinados y de todo asesoramiento en materia de mercado de capitales y cualquier otra actividad de intermediación en la oferta pública”.

   La intimación se basó en que ni las empresas en cuestión ni Cositorto están habilitados para hacer oferta pública de valores negociables ni para ejercer funciones de asesoramiento financiero a terceros.

   En una reciente nota con la cadena TN, Cositorto se defendió de las acusaciones que recibe su compañía y apuntó contra los operadores del mercado.

   “Algunos están todo el tiempo en las redes instigando a nuestra comunidad, buscando deprimirla, frustrarla y hacer que la gente desconfíe. No hay ninguna persona que no haya cobrado en los últimos cinco años en que nosotros empezamos, en enero de 2017, desde Bogotá, Colombia, y hoy estamos en 21 países", aseguró Cositorto.

   Sin embargo, ayer se conocieron más malas nuevas para el referente de Generación Zoe. Según informó la periodista del diario La Nación Maria Julieta Rumi, la ONG Bitcoin Argentina denunció ante la Procuración General de la Nación (Procelac) a Cositorto y otros responsables del holding empresario que encabeza por la posible comisión de los delitos de estafa, captación de ahorro público no autorizado y manipulación del mercado.

Cosas imposibles

    Pero si hay algo que distingue a estos esquemas es la promesa de rendimientos absolutamente inalcanzables en ningún mercado financiero del planeta tierra. A través de su billetera, Generación Zoe garantizaba rendimientos mensuales y en dólares del 7,5% y hasta el 10%.

   Si se anualizan esos porcentajes, tomando en cuenta los subperíodos en los cuales el dinero se sigue capitalizando, lo que se denomina Tasa Efectiva Anual (TEA), los mismos pasan a ser del 138 y del 213% ¡en dólares!

   “Esos números no existen. Un bono de la deuda argentina hoy rinde un 20% anual en dólares, y conste que estamos hablando de un activo que paga mucho, porque tiene incorporado una altísima probabilidad de default. Conclusión: es muchísimo más seguro invertir en deuda local, cuando ni siquiera se sabe si se va a pagar, que en estos instrumentos”, ejemplificó Milanesi.

   Aconsejó al público que “no se deje engañar y que analice su inversión. Hay que saber que si yo invierto en un activo financiero, como puede ser una acción de una empresa, un bono, una obligación negociable y hasta un plazo fijo, con la intervención de un agente autorizado por la CNV o un banco, existe todo un andamiaje regulatorio detrás, que busca protegerlo. Nada de eso pasa cuando se pone dinero en quienes operan por afuera de estas reglamentaciones”.

   Conclusión: a cuidar los ahorros de los estafadores de turno. Y dejemos las pirámides para los arqueológos.