Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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La revolución artística de Alberto Greco, en un libro de dos hermanos bahienses

Paula y Eduardo Pellejero recuperaron gran parte de los textos del artista para editar “La aventura de lo real”, que fue reconocida entre las 40 mejores publicaciones de no ficción del 2020.

Por Pablo Andrés Alvarez / palvarez@lanueva.com

   Para los hermanos, y autores bahienses, Paula Pellejero y Eduardo Pellejero el arduo trabajo de recuperar gran parte de los textos del artista Alberto Greco tuvo su reconocimiento: su libro, "La aventura de lo real", fue reconocido entre las 40 mejores publicaciones de no ficción del 2020.

   La tarea no fue nada sencilla. Consistió en seleccionar y transcribir los manuscritos del mítico artista, sus obras, cuadernos y cartas que dieron origen a un grueso volumen de más de 300 páginas, que incluye ilustraciones y que fue publicado por Ediciones Julián Mizrahi e impreso por Akian Gráfica.

   Este libro es consecuencia directa del documental "Alberto Greco obra fuera de catálogo", en el Paula se decidió a seguir los pasos del itinerario trazado en vida por Greco, de Argentina a Brasil y de allí a diferentes países de Europa.

   Hijos de Oscar y Marta Pascual, hicieron sus carreras lejos de nuestra ciudad. 

   Paula vive en Buenos Aires desde los 18 años y trabaja en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, donde continúa su trabajo como artista, que se articula entre el dibujo, la pintura y la realización audiovisual. 

   “Me fui de Bahía al terminar el secundario, quería estudiar medicina, pero terminé estudiando Bellas Artes y fue mi gran acierto. Después armé familia en Buenos Aires y me quedé”, cuenta.

   Eduardo salió de Bahía hace casi treinta años y hace 20 que vive en el exterior. Primero vivió en Portugal y actualmente reside en el nordeste de Brasil.

   “He vivido siempre buscando, no una vida mejor, sino apenas una vida que me permita seguir pensando y escribiendo. Doy clases de Estética y filosofía del arte en la Universidad Federal de Rio Grande do Norte, llevo un tiempo estudiando música y tocando con una banda de filósofos (“O poço de Thales”), y sigo escribiendo, todos los días un poco, tratando de recuperar a través de esos ejercicios el sentido de la realidad”, dice.

   Destacado artista del Movimiento Informalista argentino y del Arte Conceptual, Greco (1931-1965) realizó su gran aporte a este último movimiento cuando realizó en Piedralaves (España), una serie de acciones efímeras denominadas "Vivo Dito", que consistía en rodear a personas con un círculo dibujado con tiza sobre la calle y luego firmarlo como obra de arte.

   Con humor, parodia y sarcasmo, Greco buscó enseñar la existencia del arte en su lugar, sin transformarlo ni mejorarlo, dejándolo fuera del circuito artístico reconocible hasta entonces, lo que supuso un cambio de paradigma.

   --¿Cómo nació la idea de trabajar en la recuperación de los textos de Alberto Greco?

   --Paula: La idea inició intuitivamente mientras trabajábamos junto a mi hermano en el largometraje documental “Alberto Greco, obra fuera de catálogo”. Ahí veíamos que la palabra en Greco estaba a lo largo de toda su vida. En 2018 surgió por parte de un coleccionista y Julián Mizrahi, director de la Galería Del Infinito, quienes hace más de 15 años trabajan con la obra del artista, la propuesta de hacer una publicación y fue inmediatamente que pensamos en abrir la obra de Alberto Greco también a su palabra y su escritura”.

   --Eduardo: La idea fue en parte nuestra, porque por detrás de la película que dirigió Paula hubo un gran trabajo de investigación, en parte de algunos coleccionistas y galeristas que estaban interesados en restituir el archivo de Alberto Greco por detrás de su obra.

   --¿Qué significado tiene haber trabajado entre hermanos y cómo se complementaron para desarrollar este trabajo?

   --Paula: Tanto mi hermano como yo somos dos personas con mucha constancia y persistentes en el trabajo. El siempre dice que no tiene grandes dones pero que trabaja como una mula y me identifico también en esas palabras. Trabajar con Eduardo, a quien admiro y respeto, también es una manera de seguir creciendo juntos, en el afecto, en la aventura y en las ideas.

   --Eduardo: El significado profundo de trabajar con Paula pasa por la alegría de encontrarnos al nivel de la sensibilidad y de la inteligencia, y así, de alguna forma, dar lugar a afectos que se suman al afecto que nos une como hermanos. Al mismo tiempo, siempre es un desafío y una aventura; un desafío, porque pensamos y hacemos de formas diferentes; una aventura, porque el resultado del encuentro es siempre imponderable. Supongo que, como dice Paula, en el proceso aprendemos muchas cosas, incluso, o sobre todo, cosas que nada tienen que ver con escribir una película o editar un libro.

   --Paula: Ya habíamos trabajado juntos en el guion de la película y encarar el proyecto del libro significaba volver al ruedo, a las largas charlas, al aprender uno del otro, pensar nuevos procesos de trabajo, sobre todo porque vivimos en diferentes países. Fue muy interesante y enriquecedor el trabajo que hicimos juntos. Yo empecé recopilando los manuscritos y transcribiéndolos, le envié las transcripciones con los escaneos y fotos de los archivos y luego a inicios de 2019 y pensamos en cómo editar la diversidad de textos. Ahí le dimos forma a la estructura, surgieron las cuatro secciones (Cuadernos, Escritos publicados, Escritos–objetos y Correspondencia). Después de unos meses de ordenar el material y escribir notas sobre cada escrito, cada uno en su ciudad, nos volvimos a reunir y unimos las notas que habíamos trabajado cada uno. 

   --Eduardo: Como tenemos diferente formación fue interesante ver las diferentes miradas y análisis que hacíamos de cada escrito. Esas reuniones de sentarnos a escribir en conjunto fueron maravillosa. Fue importante decidir qué tipo de libro queríamos, sobre todo el de poner luz a sus escritos, que la transcripción tenga coherencia pero que también se logre una lectura fluida y ese trabajo fue muy importante. También decidimos que nuestras notas fueran sencillas sin profundizar en nuestra mirada porque lo importante en este primer libro es dar lugar a la diversidad literaria de Greco.

   --¿Qué descubrieron en ese trabajo que los haya sorprendido de Greco?

   --Paula: Sumergirnos profundamente en su palabra, en obras que desconocíamos y en su correspondencia, nos permitió descubrir un artista inmensamente reflexivo, perseverante, con una mirada política y social que quizás no ha sido pensada en su obra. Su escritura es una vasta máquina literaria, donde se articulan, según relaciones en permanente variación, lo visto y lo vivido, lo hecho y lo pensado. Los elementos de su obra y los acontecimientos de su vida son recapitulados o mistificados en sus cartas, proyectados o problematizados en sus cuadernos, puestos a prueba en sus extraordinarios relatos. Todo encuentra un lugar en su escritura.

   --Eduardo: La primera sorpresa, para mí, es que Greco nos siga sorprendiendo después de tanto tiempo. Cuando lo conocimos, hace más de veinte años, nos sorprendió su leyenda, enseguida fue su forma de hacer política a través de la estética, más tarde su obra gráfica y ahora, sin dudas, la profundidad con que era capaz de ver el mundo a su alrededor.

   --¿Esperaban la repercusión que tuvo el libro?

   --Paula: Por un lado sabía que el trabajo que estábamos haciendo era importante, porque tuvo la intención de tomar el guante de Greco y hacer público un trabajo que se encuentra disperso en archivos, colecciones privadas y museo de todo el mundo. Greco insistía en abrir constantemente las puertas, romper la barrera entre lo público y lo privado, entonces poder reunir en un libro su palabra nos pareció un gesto coherente con sus acciones. Por otro lado, me sorprendí que al publicarse tuviera tan buena repercusión en diferentes ámbitos, porque no solo es una libro que puede interesarles a quienes siguen la obra del artista, sino también a quienes quieren sumergirse en una literatura profunda, sensible, reflexiva y experimental.

   --Eduardo: Paula está más acostumbrada a estas cosas. Su obra visual siempre encontró ecos interesantes y la película llegó a mucha gente, a muchos lugares. Pero para mí, ciertamente, que un libro encuentre sus lectores es algo que me asombra con su carga de misterio y utopía.

   --¿Qué tienen previsto para 2021?

   --Paula: Desde hace un par de años estoy investigando para una nueva película, “White”, que narra a través del archivo familiar el encuentro con historias que desborda la memoria y nos muestran caminar sobre ruinas. Espero que pronto pueda volver a viajar a Ingeniero White, ya que es donde se centra la película, en especial la casa de mi abuela derrumbada a causa de las rajaduras que sufren las viviendas de la comunidad. El proyecto me ha llevado a acercarme de otra manera a la ciudad, conocer su historia, sus temas; y acercarme también a los artistas que viven y trabajan allí.

   “Además estoy trabajando en un proyecto de cine experimental junto a los realizadores Ignacio Tamarit y Paulo Pécora, que esperamos poder presentarlo a fines de este año”.

   --Eduardo: Personalmente, sigo buscando sumar experiencias que me permitan escribir otro libro en la línea de “Lo que vi: diario de un espectador común”, adonde puse todo lo que tenía. Mientras tanto, acompaño a Paula, a la distancia que nos impone la vida y exige su proceso de creación, en la gestación de una nueva película.

¿Quién era Alberto Greco?

   Alberto Greco (1931-1965) realizó en poco más de una década un trayecto profundamente revolucionario para el arte contemporáneo argentino y español. En los años 50, con una beca del gobierno francés, viajó a París junto a María Elena Walsh, Leda Valladares y José María Fernández. 

   Luego, viajó por Italia, Austria, Londres y Arlés. Más tarde se instaló en Río de Janeiro, en San Pablo y regresó a Buenos Aires, donde participó en 1959 de la muestra colectiva "Informalismo".

   En 1961 realizó una intervención en el espacio público con afiches gráficos de estilo publicitario en los que se lee: "Alberto Greco ¡Que grande sos!" y "Alberto Greco - El pintor informalista más importante de América". Luego de ello, viajó a París y realizó en las calles de esa ciudad la Primera Exposición de Arte Vivo (1962). 

   Los siguientes años se instaló en Roma y luego en Madrid, donde realizó numerosos Vivo-Ditos, especialmente cuando se fue a pasar el verano a Piedralaves.

   En 1965, se instaló en Barcelona y el 12 de octubre ingirió un frasco de barbitúricos en la casa de unos amigos, quienes lo encuentran agonizando.  

   Greco había estado escribiendo con tinta hasta perder el conocimiento y en su mano izquierda alcanzó a escribir la palabra "FIN". Dos días después murió en un hospital catalán, a los 34 años.